Thursday, April 29, 2010

EL TIEMPO PONE A CADA UNO EN SU SITIO



Esta frase hecha obedece a una idea optimista: la gente es buena y acaba por reconocer lo bueno. Por tanto, el que triunfa se lo merece. El éxito conlleva su propia justificación. Si triunfo queda justificada mi trayectoria: es justo y encontraré corifeos y hagiógrafos de sobra. Sin embargo, siguiendo el argumento, todos los que fracasan han merecido su fracaso. Lo mismo que el que está enfermo -en la teología de la Nueva Era- es culpable de su enfermedad. Qué sólos se quedan los pobres. El tiempo los ha puesto en su sitio de parias y equivocados de la vida, perdedores sin remedio, románticos trasnochados que no conocen el mundo. Y el tiempo al repartir sus dones tiene razón. Hay una justicia en este mundo, que se traduce en la lista Forbes de los hombres más ricos. El mercado siempre acierta. Y los out-siders siguen escribiendo poemas.

Foto de Gilbert Garcin

Monday, April 26, 2010

¿QUÉ QUEDA?

(Marta Navarro, amiga del alma zaragozana, me envía micropoemas, suyos y de Luisa Miñana, amiga también y tan cercana a mí en cuanto escribe. Quiero dedicarles este micropoema: ellas -como musas- me inspiraron el deseo de imitarlas, haciendo poesía de lo que me sucede. Un beso a cada una de vosotras)

Esto ví. Me impacta. La muerte de Mickey. La muerte de Pinocho. Dos artistas y un mismo sentimiento, en estos días que vivimos: ha muerto nuestra infancia, ha muerto el espíritu, el alma, en este mundo. Me resisto a ver estas calaveras ridículas ¿Es risible nuestra ingenuidad de entonces? ¿O quizás debemos recuperar el espíritu de risa, la ligereza, para hacer frente a la vida desde ahí, desde lo que fue nuestro, desde la alegría de sentirnos vivos?



El arte presiente
la muerte de la inocencia
duele la infancia




Norteamericano moderno (Bene Bergado); Pinocho muerto (Miquel Barceló).

Sunday, April 25, 2010

EL AMOR DE RENÉE



Acabo de terminar "La elegancia del erizo". La he terminado estos días de Feria, estos días que -como cada año- han dejado momentos mágicos, momentos inolvidables (aunque se olviden). He terminado el libro a la vez que terminaba la Feria, y los dos terminan casi igual, con ese silencio que sigue al final del castillo de fuegos artificiales (el año pasado por lo visto, incluso antes de las doce ya empezaban a desmontar casetas...la ciudad que cobijó nuestras risas, nuestro baile, la alegría, se convierte repentinamente en algo muerto, en un montón de basura, imitando la tragedia de la muerte). Y al terminar el libro, sí, es cierto que hay un corolario bello, una enseñanza moral, pero a costa de la muerte de la protagonista, la entrañable Renée, la portera del número 7 de la calle Grenelle. Una auténtica putada para el lector. Y un fraude. No hay derecho a que nos priven -y sobre todo priven a los protagonistas- de una historia de amor, en el momento en que está naciendo. Cuando por fin la vida ha unido a dos seres como la señora Michel y el señor Ozu. No tiene justificación posible ¿Tan absurdo o inadecuado es el amor entre personas que traspasen cierta edad? ¿Por qué condena la autora -erigiendose en Dios justiciero- un amor real, sensual, un amor al que tenemos derecho sin que importe la edad, sin que importen las circunstancias ni el status social? La vida no es tan cruel, no es tan reaccionaria. Me molesta esa moraleja que al final mata a la que tenía que morir.



En "El séptimo cielo" (Andreas Dresen, 2008) se aborda este tabú con escenas de sexo esplícito entre mayores. Es un sexo quizás poco fotogénico. Pero tan real y mucho más real que otros más estéticos. Renée y Kakuro, aunque pareja improbable, no tuvieron tiempo literario para llegar allí. Hubiera sido sexo del bueno. Del mejor. Porque el sexo no es gimnasia. Y probablemente hubieran sabido reconducir a ese terreno su pasión por las camelias, la una, y por la cocina y la decoración, el otro. Sensibilidad es sensibilidad. Y desarrollarla es aprender a hacer el amor con la vida.
Por tanto, protesto enérgicamente y quiero imaginar esa relación, en estas fotografías de la película del director alemán, dedicadas a Renée, inolvidable.

Thursday, April 22, 2010

EN LA CASETA



Rodeado de gente, en medio del ajetreo de la caseta de Feria, mientras van marchando platos de jamón y bacalao frito y la jarra de rebujito que pidió para los amigos, se detiene a mirar las flores que adornan el lugar- unas flores de color rosa suave puestas en sus macetas- que ayer tocó por ver si eran de verdad y eran suaves, tenues y elegantes. Y en su sencilla belleza desconecta y se relaja, reposando el tiempo, mientras mira su copa de manzanilla empañada y las gotas que van resbalando por su superficie transparente, y ahí se centra y fortifica, recuperando su silencio y su espacio, para estar de verdad él, con su alma, en medio de esta fiesta, en pleno ajetreo de la caseta, en Feria, mientras viene el chico con las cosas y él espera en la barra, disfrutando de ese momento inaugural de la tarde.

Monday, April 19, 2010

ÉL MISMO ABANDONÁNDOSE



Nada más allá conocía de sí mismo
y ni siquiera él mismo
abandonándose.

Luisa Miñana

Foto: Jan Saudek

Saturday, April 17, 2010

POESÍA EN LOS BALCONES DE CÓRDOBA



Me lo contó Nacho. En Córdoba, han colocado en los balcones de muchas de sus calles, desde las Tendillas a la Corredera, carteles con versos de Miguel Hernández, para celebrar su Centenario, versos que ha elegido Jose María García Parody. Nacho e Isa quisieron participar ofreciendo su balcón. Llegaron los de Cosmopoética y pusieron uno de los 500 carteles repartidos por la ciudad. El texto que les correspondió era el siguiente: "Y asciende una palmera, columna hacia la aurora". No entendían el sentido y se internaron por la red para averiguarlo.
Allí, me cuenta Nacho, conocieron la historia de este poema, escrito por Miguel Hernandez en la cárcel. Un día se negó a cantar un himno fascista y fue castigado a barrer el patio. Su imaginación, libre incluso entre rejas, concibió este poema a la escoba con la que cumplió el castigo. Esa columna de polvo que sube hacia el cielo, al barrer, se lleva con ella hacia la aurora, hacia la libertad, al poeta preso. Ansia de libertad. Poesía de lo más humilde.



Imagino al poeta sonriendo, con toda su alma abierta a nosotros, los de su futuro, los herederos de su maravillosa poesía. Ese pastor poeta llegado a la capital de España en el momento milagroso de la generación de los poetas de la República, a quien Neruda recordaba "muy aldeano en Madrid, muy forastero, con su cara de patata y sus brillantes ojos".
Hasta el día veinte de abril, los balcones de Córdoba se engalanarán con tus poemas. Poesía en los balcones.

ASCENSIÓN DE LA ESCOBA

Coronad a la escoba de laurel, mirto, rosa.
Es el héroe entre aquellos que afrontan la basura.
Para librar el polvo sin vuelo cada cosa
bajó, porque era palma y azul, desde la altura.

Su ardor de espada joven y alegre no reposa.
Delgada de ansiedad, pureza, sol, bravura,
azucena que barre sobre la misma fosa,
es cada vez más alta, más cálida, más pura.

Nunca: la escoba nunca será crucificada,
porque la juventud propaga su esqueleto
que es una sola flauta muda, pero sonora.

Es una sola lengua sublime y acordada.
Y ante su aliento raudo se ausenta el polvo quieto.
Y asciende una palmera, columna hacia la aurora.

Tuesday, April 13, 2010

UN MUNDO PARA CUIDAR



Es muy bueno tener amigos que se acuerdan de tí. Cristina me envía un libro, desde Pamplona. A un exiliado de Navarra. Un libro cuyo título ya es maravilloso: "Cuidadores de mundos". "Cuidar" algo. Hay innumerables cosas en este mundo que reclaman cuidado. Innumerables personas (cada una de ellas es un mundo). Pero somos incapaces de abarcar tanto. Quien mucho abarca, poco aprieta. Y este libro nos habla de individuos, con nombre y apellidos, que han cogido una pequeña área herida del mundo, olvidada del mundo, y se han formado el propósito (la misión personal) de cuidar esa pequeñita parcela. Sólo esa parte mínima del mundo. No han sido tan orgullosos -tan vanos- como para creerse capaces de solucionar toooodos los problemas y males del mundo. Ese sentimiento (loable) suele acabar en la pura nada. Pero, con humilidad, con constancia, con cariño...han acogido una pequeñita parcela de toda esta maravilla (naturaleza, historia, tradición, belleza) y se han consagrado a hacer lo que puedan por conservar, por transmitir a los que vendrán, esa parte del Universo que han recibido. Vascos y navarros. En realidad el sentimiento que se respira en estas páginas, ese idealismo animoso y jovial, sencillo y poderoso, nos une. Y sí, gracias Cristina, soy de los que aman las piedras y los bosques. Y desde esta Sevilla que enamora como una amante, me reconozco en ese espíritu tradicionalista de Ander Izaguirre, que recupera a esos héroes anónimos que han decidido dedicar parte de su vida a cuidar un mundo que les es querido. Esos seres que humildemente se ocupan de preservar la vida en todas sus formas, son maestros, qué duda cabe. Y cada uno de nosotros -en nuestra humildad- podemos decidir convertirnos en cuidadores de algo o de alguien. Cuidar lo que queremos, lo que da sentido a nuestras vidas, alegría y profundidad a nuestras vidas. Un mundo, pequeño, mínimo aunque sea, aunque sea una sola persona, para cuidar.

Sunday, April 11, 2010

BUS STOP



Espero al próximo autobús. Los que dejé pasar ya no cuentan. Voy a tomar el que viene ahora. Es tarde y estoy cansado. Pero no me desanimo. Sé que un autobús pasará por aquí. Esta es la parada. Y yo espero confiado, en el silencio de la noche.

Friday, April 09, 2010

LA ESENCIA DE LA FELICIDAD



¿En qué consiste la felicidad? ¿Pueden sentirse felices estos niños? En esta foto de Helen Levitt, hay la ternura del gatito sujeto por la madre (o la hermana mayor), como uno más, seguramente el compañero de juegos de la niña pequeña. Hay amor ahí, en medio de la pobreza. Hay calor, en medio del frío. Hay un hogar, en lo más inhóspito.

Sunday, April 04, 2010

EL AROMA DE LA INOCENCIA



"La elegancia del erizo" ha dado a conocer internacionalmente a esta escritora, Muriel Barbery, nacida en Casablanca en 1969, esta mujer de origen y elegancia africanos, cuyo rostro encantador, gracioso y juvenil, limpio de maquillaje, iluminan unos ojos pequeños y sonrientes. Su primer libro, publicado en España en 2002 con el título "Una golosina", se ha reeditado ahora bajo el renovado reclamo comercial de "Rapsodia Gourmet". Sin embargo, su título original era más adecuado, porque es una pura golosina que al leer vamos gustando, paladeando los sabores que saben transmitirnos sus palabras. He llegado a comer una bola de helado de mandarina leyendo este libro -quizás más ejercicio literario que novela- primero de la autora que en su día no tuvo los honores del éxito y ahora recibe una nueva vida editorial. Los libros renacen, resucitan a veces, y hoy es Domingo de Resurrección. No hay que desechar que lo muerto cobre vida nuevamente, ni que la ilusión que murió renazca. La vida tiene suficiente fuerza y elige caminos insospechados para realizarse.

Pero vuelvo al libro. Y leyendo -o comiendo- esta golosina, he encontrado, aparte de manjares literarios bien aliñados, observaciones humanas importantes. Alguien dice en algún momento: en la vida pasamos de la ilusión a la ambición, luego la desilusión y finalmente, el cinismo. Al leer esto he recordado algo que me dijo una amiga: a partir de cierta edad o nos hacemos mejores personas o nos convertimos en cínicos. El crítico gastrónico, protagonista o excusa de este texto, en la antesala de la muerte, se ve acuciado por el deseo de recordar un sabor que le devuelva al tiempo de la ilusión. Antes de que llegara la ambición, antes de las desilusiones, antes del cinismo. ¿Dónde pierde uno la gracia juvenil? ¿Por qué recodo del camino se pierde la sinceridad, la verdad, la alegría? Y, sin embargo, y el libro nos lo hace recordar -aplastado por ese ser engrandecido y absurdo, ese triunfador, poderoso y egoísta- el niño sigue ahí, dentro, sigue ahí deseando ser rescatado en la verdad de lo vivido. Desechando tantos sabores complicados, elaboraciones sofisticadas del genio culinario, el gourmet rememora ese aroma sencillo y eterno. El aroma del amor, el aroma de la inocencia.

Friday, April 02, 2010

UN AÑO MÁS



Semana Santa. Viernes. La Pasión. Cada año, al llegar la primavera, los pueblos de España reviven una tradición que pasa de padres a hijos. Los mismos tambores, el mismo nazareno cargando con su cruz y luego, el mismo entierro en el silencio de la noche. Los mismos lugares, el recuerdo de los que faltan, el recuerdo de los que fuimos hace años, la ilusión de los niños que estrenan su túnica, desfilando por primera vez de la mano de sus padres, con esa seriedad de niños. Las edades de los hombres desfilando por las calles, entre el olor del incienso y el color de las flores. El paso del tiempo condensado en este día en que nos sentimos convocados todos los que vivimos fuera del pueblo, en una cita secreta a la que cada año no podemos faltar. Nos encontramos, nos reconocemos, compartimos algo que nos une, que nos identifica, que nos integra. Semana Santa.