Monday, January 29, 2007

BABEL: UNA PELÍCULA DE FRONTERAS


¿De qué trata “Babel”? De la frontera, me dice M.

La frontera es una frontera física (México y USA). Pero es también el abismo que separa la forma de vida de las personas, según el lugar donde nacen, según la educación que esa circunstancia les proporciona, según los requerimientos de su cultura, de su situación económica. Niños condenados a realizar tareas que no les corresponderían. Niños que tienen que ser adultos prematuramente.

Pero la peor frontera no es física, es mental. Es la frontera que crea nuestro miedo, cuando nos internamos en un país subdesarrollado. Vamos parapetados tras nuestros prejuicios, llenos de prepotencia y desprecio. Ese autobús que se interna lleno de turistas por un territorio extraño es nuestro territorio. Nos sentimos a salvo allí dentro, con ese guía que entiende nuestro idioma, que nos protege frente al exterior hostil.

En algunos puntos, la película es discutible. La idea de los niños como esperanza de un mundo sin fronteras, la retórica de que los niños de distintas culturas son capaces de convivir y compartir los mismos juegos…todo esto parece algo tópico. Por otra parte “Babel” insiste de forma en exceso evidente en otra frontera: la de la propaganda política norteamericana: El mensaje que se nos transmite denuncia esa propaganda como algo que nos separa de la realidad, y no sirve a los intereses reales de los propios ciudadanos americanos. Aquí, de nuevo, el cine americano expone su faceta autocrítica, pero con cierta tendenciosidad: aquí –más allá de la ignorancia- los buenos son los pobres; son los pobres quienes, finalmente, ponen los muertos o los deportados.

La película gana en intensidad, a mi juicio, en la parte de la historia que se desarrolla en Japón. Aquí González Iñárritu nos coloca un espejo, para que veamos la frontera que separa a los padres y los hijos. Los adolescentes, en las grandes ciudades, con todas las posibilidades a su alcance, la tecnología, el consumo, pero que se enfrentan al vacío, a la falta de afecto, a la incomunicación (representada por esa niña sorda y sin madre, completamente desorientada, con un padre ausente, permanentemente secuestrado por su trabajo). La soledad, ese aislamiento en que vivimos dentro de nuestras ciudades, es esa frontera, invisible que nos separa a unos de otros. La frontera más dramática, la que quieren traspasar los adolescentes mediante el recurso a la droga, al aturdimiento, a un sexo frío y sin ternura. México proporciona el contraste de la perdida vida comunitaria, rural, participativa, lúdica, emotiva, humana, pero igualmente sin salida, que arroja a sus hijos, como consecuencia de la pobreza a la emigración, a vivir como ilegales en una cultura ajena.

Thursday, January 25, 2007

PARA A. (Y PARA C;)

A veces nos sorprende el fulgor de un suceso casual. Estábamos pensando en alguien, y otro menciona su nombre. Estábamos leyendo un libro y alguien nos escribe diciendo que nos recomienda...ese mismo libro. A veces, esa casualidad es de tan genial diseño que nos deja por un tiempo noqueados. Parece como que alguien nos diera una pista de algo, pero no sabemos de qué. Parece como si hubiera un mensaje ahí, para nosotros ¿cuál? No importa, de momento. Ni se trata de razonar. Basta disfrutar de la luminosidad, del fulgor que produce esa sincronía, ese escapar de la razón que domina nuestros días, por un momento. Basta dejarse dominar por el gozo de ser guiados por alguien, que de nosotros se cuida.
Hay mensajes y mensajeros (ángeles les llamaban en otros tiempos). Hay un mensaje cuando -por un momento y olvidando nuestro agnosticismo- tenemos la sensación (no es algo de cabeza) de que es "demasiada" casualidad. En tal caso ¿qué me dice ahora, hoy, en mi situación de ahora, en mi problema de hoy, esto? Esta casualidad, que ya de por sí tiene el atractivo de lo brillante, de lo bien inventado...¿no me sugiere, en el fondo, que no estoy solo, que alguien me guía por un determinado camino de baldosas amarillas, hacia mi corazón, hacia mi valor, hacia mi inteligencia...?
Todos aprenderemos, tarde o temprano. Eso es lo que cambia, el tiempo. Pero el puerto de llegada es el mismo: saber amar. Todos llegaremos a ese puerto del amor, todos nos encontraremos cara a cara con esa experiencia personal de ser plenamente queridos...
Escribo esto, siguiendo los criterios de alguien que escribió a Danae, sin juicio de valor, a lo que salga, porque estoy de acuerdo con esa persona en que el blog no es algo importante y que cuando quieres hacerlo bien la cagas. Echo de menos, ahora, a Innes y su juvenil transgresión. Para A. No sé qué saldrá de toda esta patota. Pero seguimos el camino de la vida, nos sumamos a las luces que nos va presentado (sin rechazar las sombras), dejando que nos sorprenda a cada rato, con su forma de ser (espiritu, geniecillo ¿verdad Marisa?), ese espíritu cordial que nos conduce (lo entendamos o no) cariñosamente, cuidadoso, con inigualable sentido del humor, hacia nosotros mismos, hacia nuestra liberación...
Y para C. con quien experimenté tantos momentos de sincronicidad, estando, milagrosamente, juntos en la distancia.

NIEVE EN CÓRDOBA


Hoy se repite la belleza de Córdoba nevada.

Tuesday, January 23, 2007

DOBLE VIDA



Jekyll es un doctor respetable, de buena posición, pero no es feliz. Dentro de él Hyde quiere vivir. ¿Podría vivir una doble vida? Soy tanto lo que soy como lo que deseo. Lo que rechazo de mí no deja de ganar fuerza. Vivo con una sombra pegada al cuerpo.
¿Que hacer con mi sombra? ¿Luchar? ¿Anular?
No: vivir. Peter Pan pierde su sombra. La busca y cuando la encuentra, se la cose, porque su sombra forma parte de él mismo. Coserme la sombra. Mi sombra es una parte querida de mí mismo: una vela a mí y otra a mi sombra, a mi querida sombra.

Thursday, January 18, 2007

SELF MADE MAN


Aprecio mucho a mi amigo José María. Es un hombre que ha sabido construirse a sí mismo (empezando por la transformación física más radical que recuerdo, fruto de mucho ejercicio físico y disciplina, que le han hecho perder como treinta kilos).
Venido a su pueblo como maestro, después de vivir en la cosmopolita costa gaditana, le veía al llegar como fuera de sitio. Venía con sus geniales pinturas anticlericales (obispos naif por bajo de cuyas sotanas asomaban billetes verdes), todo moderno, joven y jovial, con la vida por delante y las ilusiones intactas (de esto hace veinte años). La vida en el pueblo es angosta y tiende a reducirse con los años. A José María podría haberle asfixiado. Pero, poco a poco, se aclimató, se fue haciendo presente en la vida local, primero, liderando el movimiento de renovación pedagógica (es autor de un genial sistema de enseñanza en artes plásticas), después comprometiéndose en la acción política, viviendo su afición al flamenco, haciendo vida en la calle y, finalmente, participando a su gusto en mil y una actividades (pregonero, presentador de festivales y conciertos), siempre polifacético y creativo. Ahora, a pesar de sufir graves problemas familiares, creo que ha encontrado la fórmula de la felicidad: ser él mismo.
Desde hace unos años mantiene con puntual regularidad su colaboración como cronista en una revista quincenal, por la que los de fuera seguimos la vida del pueblo. Esa columna, de una calidad literaria sostenida (y quizás ignorada), me parece admirable por su dignidad y modestia. José María no tiene pretensiones. No ejerce de tuerto en país de ciegos. Es uno más. Tiene la nobleza de la inteligencia, que no se envanece. Le interesan las gentes, las costumbres, los sabores, los olores, los recuerdos de infancia y juventud, los lugares perdidos o recuperados. Es un disfrutador de la vida, del vino, de la conversación, de los amigos. Hace su vida en su pueblo, sin pensar en otras glorias.
José María dignifica y ennoblece, con su pluma, esa microscópica vida rural agazapada, a veces tan chata e ignorante (en la que él mismo es un especimen raro que, sin embargo, ha conseguido encontrar su sitio). Su visión es casi siempre bienhumorada, irónica, pero nunca amarga o resentida.
En su última colaboración, felicita el nuevo año a sus lectores y desea para ellos, lo que dice desear para sí. En ella encuentro algunas claves de esa su transformación, que tanto me admira.
Primero, gustarse uno a sí mismo: "Cada cual gusta lo que se gusta y solo es capaz de convencer de aquello que está convencido. Ponte pues como tarea el gustarte a tí mismo porque solo así gustarás a los demás...".
Segundo: acordarse de cuidar de uno mismo, dándose el cariño que se precise. "No hay nada más socorrido para huir de la melancolía, la depresión y la tristeza que ponerte tu ropa más guai después de un baño a fondo, medio bote de perfume de ese tan caro que guardas para no sé que días y tirarte a la calle a tomar un café y dos hojaldres o comprarte ese jersey que tanto te gusta".
Y por fin, contra los dolores de esta vida, saber gozar del momento: "Si la vida nos diera la espalda, aprovechemos esa ocasión única para tocarle el culo..."
Genial.

Wednesday, January 17, 2007

EROTISMO ÉPICO


Me ha interesado lo que he leído estos días sobre la artista serbia, Marina Abramovic, que presenta en La Fábrica Galería (Madrid), una “performance”, titulada “Épica erótica balcánica”.
No sabía nada de esta mujer, que aparece en las fotografías, abrazada por un esqueleto, o con una calavera entre los pechos desnudos. Uno de sus vídeos, no visto antes en España, se titula algo así como “masajeándose las tetas”, y aparece en él frotándose los senos con la mirada extática perdida en el cielo.
Por lo que leo, mientras las imágenes se proyectaban tras ella, en la presentación de la “performance” Marina hablaba con la prensa. Los asistentes seguían interesados sus palabras sobre costumbres eróticas ancestrales de su tierra, pero no podían evitar que se les fueran los ojos a las imágenes impactantes de una Marina con el torso desnudo y con la cara cubierta por su melena, que se golpea violentamente los pechos con una calavera.
Ella va contando lo que se proyecta detrás: rituales de masturbación bajo la lluvia y cópula con la tierra de los varones, o una ceremonia ficticia en la que las mujeres acarician sus pechos desnudos alzando el rostro al cielo o danzan como bacantes empapadas ofreciendo sus vulvas a la lluvia.
"El cuerpo humano es el punto de partida para cualquier desarrollo espiritual", dice la artista. El cuerpo es donde sentimos el dolor y el placer. Sólo en el cuerpo podemos conjurar el miedo a la muerte. Hay algo de búsqueda de lo divino, del poder creador, en el acto sexual. "Los objetos obscenos y los genitales masculinos y femeninos –dice Marina- tienen una gran importancia en los rituales de fertilidad y agrícolas de los Balcanes".
Como siempre, lo erótico, lo sexual, en el remoto origen de la humanidad, es una forma natural de expresión de la vida y de unión con las fuerzas generadoras de la vida, fuerzas liberadoras que se conjuran ofreciéndoles la plenitud de nuestros propios cuerpos.

Friday, January 12, 2007

EXPERIENCIA Y PALABRA


Para un retiro espiritual.

El silencio místico. Wittgenstein dice a su amigo Ldwing Ficker en una carta: "Mi obra tiene dos partes: la que aquí ha sido presentada y todo lo que no he escrito. Y es precisamente esta segunda parte la que más me importa". La mística, como silencio de la lógica. Lo que no es susceptible de acercamiento discursivo. Porque es una experiencia, que no tiene palabras para ser comunicada.

“¿Qué sé sobre Dios y la finalidad de la vida? Sé que este mundo existe. Que estoy situado en él como mi ojo en su campo visual. Que hay en él algo problemático que llamamos su sentido. Que ese sentido no radica en él, sino fuera de él. Que la vida es el mundo. Que mi voluntad penetra el mundo. Que mi voluntad es buena o mala. Que bueno y malo dependen, por tanto, de algún modo del sentido de la vida. Que podemos llamar Dios al sentido de la vida, esto es, al sentido del mundo. Y conectar con ello la comparación de Dios con un padre. Pensar en el sentido de la vida es orar.”
(Ludwig Wittgenstein, Diario filosófico, 8.7.16)

Tuesday, January 02, 2007

ULTIMOS ATARDECERES EN LA TIERRA


Roberto Bolaño. Yo supe de él leyendo a Vila-Matas. Contaba que había muerto este escritor -chileno exiliado-, a los cincuenta años. Vivió en Cataluña. Antes, había vivido en México. Como me pasa con todos los artículos de Vila-Matas en "Letras libres" -su artículo es lo primero que leo, con urgencia, tras inspeccionar la revista- me quedé más en el texto que en el tema tratado, aunque me impresionó que el escritor esperase la muerte desde hacía tiempo. Era un "condenado" que se fue apagando en pleno vigor creativo. Luego supe de la publicación póstuma de "2666", un libro cuyo desmesurado volumen me disuadía de comprarlo. Hará unos meses escuché a alguien ponderar ese texto como obra maestra. Esa persona me contó que Bolaño había preparado varios manuscritos para su publicación "post mortem", de forma que, a falta de otra herencia, pudiera su familia -espaciando su aparición- obtener con esos libros los necesarios recursos económicos. Admiraba mi amigo la decisión de la viuda de publicar en un único volumen la totalidad de los inéditos. A mí me pareció comprensible la previsión del escritor, tratándose de alguien que había conocido la pobreza.
Ahora, he empezado a leer los cuentos de Bolaño. Ahora que murió. Leo "Putas asesinas", una de sus colecciones. Y así descubro al hombre sin recursos, ajeno en su medio, que va viviendo de lo que sale, frecuentando los ambientes del exilio, donde crea sus lazos y sus ilusiones amorosas. Ese forzado proletario que lucha por vivir de la escritura, participando en todos esos premios literarios que convocan los Ayuntamientos y las Diputaciones. Un hombre a la vez oscuro, tierno y sin esperanza ("El Ojo Silva").
Entro en un mundo duro, un mundo de pesadillas, un mundo de fantasmas que aparecen y desaparecen, de prostitutas cuya voz cambia a lo largo de la noche, una forma de caminar por la vida sin destino, en el que cada hora hay que inventar lo que uno hará en la hora siguiente, en que un desconocido poeta belga hallado en una vieja revista en una librería de viejo parisina, puede servir de excusa y eje para iniciar un viaje sentimental ("Vagabundo en Francia y Bélgica"). La literatura como la vida: sin argumento, haciéndose, sin lógica, confusamente, sin explicación ni final, amenazante en cada paso como la vida, sin razones, como la prematura muerte.
Roberto Bolaño, padre y esposo que imagino tierno, a veces utiliza las iniciales para sus personajes. B, M, A. Utiliza el tiempo presente. Alcanza así una objetividad plana, fría, sin adornos. Y con ese tratamiento aborda -desnudamente, sin literatura- los hechos y los miedos e incertidumbres que esos hechos provocan. No hay énfasis. Una palabra tras otra palabra, idas y vueltas, dudas, encuentros y desapariciones, van formando estos cuentos sin tesis, sin manifiestos. Sólo con vida. Vida en en medio de la desolación y el absurdo. O muerte, muerte esperada, muerte inexorable, predecible, como en "Últimos atardeceres en la tierra". Este cuento, que me ha hecho revivir la atmósfera de "Bajo el volcán", en un Acapulco asfixiante, de lupanar y pesadilla. El hijo de la historia viaja con su padre para compartir las vacaciones; viajan juntos pero sin embargo sus mundos son diferentes. El padre, como un Dios, no tiene miedo. Su hijo sí. Ese hijo que se interna en el mar sobre una tabla, y se dirige hacia una isla cercana de arenas blancas, en un viaje que parece eterno.
A Roberto Bolaño le diagnosticaron su enfermedad en 1992. En sus últimos años esperaba un trasplante de hígado, que le devolviera una vida normal. Cuenta que a veces se desvanecía por los parques, en Blanes donde vivía. Esperaba la muerte, justo en su madurez, cuando estaba recibiendo el reconocimiento y la fama (premio Rómulo Gallegos), tras el éxito de su novela "Detectives salvajes". Tenía esposa y dos hijos. Su vida había sido una especie de continuada despedida.