Friday, April 29, 2011

LA PLAZA DE LA VIDA



Querían teñir de sangre la plaza de la vida. Querían cerrar para siempre una plaza abierta de todos. Querían ensombrecer la plaza donde la luz nunca se apaga. Acabar con la cultura milenaria de la hospitalidad, con los aguadores y los que cuentan historias, con los encantadores de serpientes y los que venden dentaduras postizas. Querían expulsar a los extranjeros de la plaza del mundo, la plaza universal, la plaza de la cultura. Pero la plaza de Djemma el Fna permanece abierta, permanece luminosa, humeante, plena de todos los sabores, los colores, los olores de la vida. No matarán la vida, la regarán con sangre de amantes que vinieron a vivir aquí un mundo olvidado de humanidad sonriente. No matarán la cultura ni derribarán la Kutubya que domina la ciudad, no impondrán la cultura de muerte ni podrán invocar un libro sagrado para eso. Volveré a Marrakech para tomar un té moruno, entre sus gentes, en lo alto de un bar que domine la plaza. Y dejaré perderse la vista y la memoria entre esos tenderetes, y pasearé una vez más por la Djemma el Fna, sintiendo que regreso al lugar del origen, que el tiempo se para, que la noche no termina, que el amanecer se confunde con el mediodía. Volveré y recordaré esa sangre, tributo del amor de los forasteros, mezclada para siempre con la sangre de los pobladores de esta ciudad de sueños.

Sunday, April 24, 2011

JORGE OTEIZA Y EL VACÍO


El teatro se ha convertido en librería. Entra uno como un actor por el escenario y mira a la sala de butacas y a los palcos. Todo lo que le rodea son libros. Su presencia, recorriendo los pasillos, me recuerda a la Biblioteca de Buenos Aires, en la que Borges sintió la "gravitación" de los libros. Entonces, uno es actor y se da cuenta de que el papel es lo de menos. Lo importante es ser capaz de vivir tu propia vida dentro del personaje, utilizando apenas el personaje. Ser el doble de ese que eres (porque alguien te contrató para hacer de él). Pienso que no hay tiempo de ojear tanto libro. Sería mareante. No podría. Pero mientras voy camino de la calle Sierpes, un sólo libro entre millares veo y me llama. Más bien un nombre: "Oteiza". Me ha llamado y me acerco y veo su cara en la portada: la del profeta anciano, no, la del hombre que tenía mi edad, la que tengo ahora, cuando lo dejó todo y renunció a seguir una carrera que le llevaba a la más alta proyección internacional. En lo más alto de su carrera, tras recibir el Premio de Escultura de la Bienal de Sao Paulo y publicar un manifiesto definitivo ("Propósito experimental"), dijo basta. El hombre que el autor del libro define como "hacedor de vacíos", hizo el vacío de sí mismo y se retiró a mi tierra (a Navarra), para olvidarse del mundo entre tizas y alambres.
Ese libro es el que me lanza hoy su guiño. Hacer el vacío. Porque antes de Oteiza, el escultor desocupa la materia para crear la figura, mientras que a partir de él, es posible la creación del espacio por combinación de pequeñas piezas relacionadas entre sí, que generan precisamente un espacio vacío, interior, en el que puede moverse el hombre.
Y recuerdo que la tumba vacía es el origen del cristianismo. El vacío es una pregunta. Y a partir de la pregunta es cuando todo puede cobrar sentido. Puede aparecerse el sentido cuando uno se ubica precisamente en el vacío. Y ese vaciamiento, previo a cualquier conocimiento, ese alejamiento y abandono de la escena que llevó a cabo Oteiza, cuando tenía mi edad, es el acto valeroso de decir no al personaje, o decir sí al que vive tras él. O es que todo ha sido dicho y el tiempo se ha consumado. Procede abandonar la escena y ocupar el tiempo que falte (faltaban más de cuarenta años) hablando solo, haciendo de profeta, de científico nuclear, de político, de terrorista inofensivo u ofensivo, de personaje mediático entrevistado por Paloma Chamorro para las jovenes audiencias, de revolucionario, de furibundo y torrencial ser libre, radicalmente y abandonadamente libre.
Quizás.

Wednesday, April 20, 2011

AGUAS



Para mis amigos Miguel y Ana

La procesión que no pudimos ver el Lunes y la marcha de la Virgen de las Aguas, de la Hermandad del Museo.
Como recuerdo de estos días vividos juntos.

Sunday, April 17, 2011

FLORECIMIENTO EN DOMINGO



En China no tienen el concepto de "felicidad", sino el de "florecimiento". Es algo más natural. Algo que llega con el tiempo, a su tiempo. Estamos hechos de tiempo. Y el Domingo de Ramos florece el Parque de Maria Luisa, al paso de la Paz. Es tiempo que se para. Si tu te detienes...el tiempo se detiene. Date tiempo, da tiempo a los otros, para que florezcan, para que florezcan las situaciones. Porque lo que pasó no volverá, pero si pasó, pasó para siempre. El tiempo se detiene hoy, si le das tiempo...si esperas a que florezca la semilla que viene con él.

Saturday, April 16, 2011

EL MUNDO, SEGÚN KUNDERA



Leí un libro de Milán Kundera, un libro de ensayos, en el que afirmaba que sólo podemos ver el mundo "desde nuestra edad". Es decir: el mundo no es algo objetivo, sino que yo veo el mundo y sólo puedo verlo desde los años que tengo. Yo he visto el mundo con quince años. No es igual verlo con treinta. O con cincuenta. No sabes cómo verás el mundo dentro de unos años. Y ya no te acuerdas de cómo lo veías antes. Tu mundo en nada se parece al que ve el joven de 18 años, recién estrenado a la vida, con esa confianza en sí mismo que se enfrenta a todo.
Recuerdo, con 18 años, el mundo. Era Pamplona. Los sucesos importantes de esos años. Una muchacha esperando la Villavesa. Me ha hablado, me ha sonreído. La Villavesa. La parada del autobús. La casa. El mundo.
No encuentro a nadie que quisiera volver a esa edad: "volvería atrás, pero sólo sabiendo lo que sé ahora". Eso responden. Porque, claro, es que no sabíamos nada de nada. Hacíamos las cosas guiados por una intuición, arrojándonos al vacío y sobreviviendo a los trompazos. Hoy el mundo se ve con más paz. Con más sosiego. Se echa de menos, a veces, el entusiasmo, la locura del enamoramiento, el sufrimiento extremo del desamor. Ahora el mundo es ya conocido: los sueños se han realizado. He visitado las Pirámides. El Partenón. He visto ponerse el sol en el Bósforo. El mundo soñado existe. Pero el sueño es más bello. Sigo temblando en París.
¿Cómo será hoy la muchacha de la parada del autobús? A lo mejor esta tarde me la encuentro por las calles de Sevilla...Pero no se si puede uno encontrarse con el que fué hace tantos años.

Wednesday, April 13, 2011

ESCAPAR DEL DOLOR



La otra tarde ví una película en el video: "La habitación de Marvin". Es de 1996. Trata de dos hermanas. Bessie (Diane Keaton), soltera, ha pasado los mejores años de su vida cuidando a su padre, inválido, y a una tía suya con demencia senil. La otra, Lee (Meryl Streep), se fue hace veinte años, se quitó de enmedio y ha roto desde entonces todo contacto con Bessie y su padre. Ahora, a Bessie le han diagnosticado una leucemia y Lee tiene que volver, con sus dos hijos, para hacerse las pruebas para un trasplante de médula.
La enfermedad terrible del padre, que no puede hablar, exige toda la dedicación de Bessie, dia y noche. Pero, a pesar de ello, Bessie se entrega a ese destino con cariño y buen humor. "Papá se muere -le dice al doctor-. Lleva muriéndose unos 20 años. Lo hace muy despacio, por eso no me pierdo detalle".
En un momento de la película, cuando Bessie recibe el resultado de las pruebas para el trasplante y ve abrirse ante ella un futuro de dependencia, dice a su hermana:
"Oh, Lee, he tenido tanta suerte. He tenido tanta suerte de tener a papá y a Ruth. He tenido tanto amor en mi vida. Ahora miro atrás, y veo que he tenido tanto amor". "Ellos te quieren mucho", contesta Lee. Pero Bessie le responde: "No, no quiero decir eso, no. Me refiero al amor que yo he sentido por ellos. He tenido tanta suerte de haber podido sentir tanto amor por alguien".

Hoy, leo una entrevista a Éric-Emmanuel Schmitt, escritor y dramaturgo. Estrena este viernes en España su película "Cartas a Dios", que trata del dolor, la enfermedad. El amor quizás es cuestión de imaginación. "La imaginación es dejarse invadir por el mundo y por la gente. Cuando estoy frente a alguien, me dejo penetrar por todas las sensaciones y las imágenes que emanan de ese individuo; es un conocimiento empático". Bessie, tiene esa empatía con su padre. Con un espejo proyecta reflejos de luz en su habitación y el padre sonríe, se extasía con esas luces que se mueven. Ambos comparten esa felicidad de la luz. Amar es dejarse fascinar por otro ser -dice Schmitt en otra entrevista-.

Pienso en Lee. Ella no es feliz. No puede con su hijo adolescente (Hank-Leonardo DiCaprio). Ella siente fuertemente ese derecho a ser la autora de su vida (yo lo siento también). Y lo tiene. Nadie le podría exigir que se quedase a cuidar a su padre, a su tía y a su hermana. No es razonable. Tiene derecho a vivir sin ataduras. Se siente incapaz de renunciar a su libertad. Intenta huir por dos veces. No hay padre ni hermana que valga. Siente miedo (yo lo siento también). Pero todo cambia: su hijo le dice que él se queda. En esa casa que a ella se le representaba una prisión, Hank ha encontrado, por primera vez, un hogar. Sus hijos están aprendiendo a querer a Bessie, al abuelo, a tía Ruth. Aquí, en el lugar del sufrimiento, sus hijos han descubierto su familia. Y si se queda, ella podrá formar parte de ella. Ser parte de aquello a lo que siempre ha pertenecido. La condena de repente puede transformarse en una bendición. El amor puede encontrarse en medio del dolor. El dolor es parte de la vida y escapar del dolor es vivir huyendo de la propia sombra. Lee se decide entonces: entra en la habitación de su padre y su hermana le sonríe, y le invita a participar con ellos en el juego de la luz.

Friday, April 08, 2011

POROSIDAD DE LOS CUERPOS



Por la mañana hasta Carlos Herrera estaba deprimido. Sus propias noticias le deprimían, como a todos los que escuchábamos la radio mañanera ¿qué más? Encima van a subir los tipos de interés...Yo me estaba duchando y casi me olvido de sentir el olor del gel de esta semana (es un pequeño tratamiento particular de aromaterapia que me impongo de vez en cuando). Y no. No puede ser que hasta los propios periodístas se caigan de tristeza y desesperanza. Así que esta noche decidí poner a prueba las teorías de los científicos. La impenetrabilidad de los cuerpos, por ejemplo. Y me planté a las nueve y media en Zelai (calle Alvareda). No se podía entrar. Pero entré. Lleno de gente. Pero hay que prepararse para las dificultades inherentes a las fiestas que se avecinan. Y conseguí hacerme un sitio pegado a una pared, apoyado en una mínima repisita que me permitía estratégicamente colocar mi platito y mi copa. Sevilla desmiente a la ciencia. Porosidad de los cuerpos. Todos cabemos, y sigue entrando gente, y siguen saliendo platos que de forma inverosímil encuentran un lugar donde ser colocados y devorados. Hamburguesas de Cobe, huevos estrellados, croquetitas de jamón...delicias de esa cocina que trae este joven vasco, primo de una amiga que pronto vendrá por aquí a conocer su primera Semana Santa. Brindo, pensando en ella, con una copa de Verdejo. Y me vuelvo a admirar de lo que hace la cultura: todos podemos estar aquí, achuchándonos un poquito, poniendo un poquito de nuestra parte. No hay malas caras, hay sonrisas, amabilidad, confort humano. Hemos venido a comprobar que no todo son cifras, ni todo son malos augurios. A veces podemos romper las leyes físicas ¿por qué no pensar que es posible vivir juntos en este planeta? Vale. Todo va mal. Pero hay ganas. Queremos. Y quizás podamos. Aquí en Sevilla se aprende. Zelai da para esto y más.

Thursday, April 07, 2011

ASTENIA PRIMAVERAL


Puede que sea el polen (hoy había gente que iba por la calle con su mascarilla), puede que sea la astenia primaveral...pero qué bajón. Casi no puedo levantarme de la siesta (no sé si es de día o de noche). Luego, por la tarde, voy cayéndome de sueño por la calle. Arrastrándome, haciendo impulso con los brazos. Estoy mayor (me digo). Tengo que quitarme de tantas cosas que me quitan tiempo. Esta mañana estuve insoportable, descontrolado. Necesito descansar. Salí de casa con sed. No encontré mi botella de agua en el coche (¿quién me la ha quitado?). Luego, en la reunión, sediento pero sin poder pedirle a nadie un vaso de agua. Me angustiaba sufrir un golpe de calor de un momento a otro, mientras íbamos por la calle -yo sin enterarme de nada- y hemos tenido que parar directamente en un bar, porque si no me muero de sed. Hasta que me pusieron delante mi Cruzcampo. Ahhhh...No soy sino un alcohólico redomado. No puedo vivir ya sin ella. Luego, fui recuperando el gusto por la vida, mis fuerzas...el tabernero, amigo, me ha hecho reír con sus historias, allí todo es alegría, y a eso de las doce me he vuelto a casa. Me he puesto un cubata y he pensado: estos días pasados, embelesado por la primavera, las flores, los olores...me he subido mucho. Iba haciendo fotos por la calle. Y mira ahora. Estás viejo, quítate de tantas cosas que te traen de cabeza. Qué quieres demostrar ya. Déjalo. Dedícate a vivir, a la contemplación. A estar con tu gente por esos baretos que os gustan, mirando a las niñas guapas, tomando unas tapitas caseras y unos finos. Entre amigos. Allí, en el Volapié, en mi esquinita de la barra, en esa isla jerezana en Triana, he recuperado las ganas de vivir.

Wednesday, April 06, 2011

UN MERCEDES ROJO



Hay personas que tienen una ilusión. Ella tenía la ilusión de ir a su boda en un Mercedes rojo. Era una tonteria. Es verdad. Pero era "su" tontería. Era donde ella ponía su corazón. Se veía llegando a la Iglesia en ese coche, el Mercedes Rojo de sus sueños, y saliendo del coche, con su ramo de flores y su vestido blanco, con su larga cola, sujetada por sus pajes. Pero el día de la boda no pudo conseguirse el Mercedes rojo. Fué a buscarla su suegro con un Audi A-8 (pedazo de coche) gris metalizado. Qué disgusto más grande. No paraba de llorar. No quería casarse así. Esa no era la boda que soñó. Y el suegro intentaba consolarla, mirando de vez en cuando al coche mal estacionado, con sus adornos de flores y guirnaldas y los intermitentes parpadeando. No me caso. Pero ¿qué más dará? Sí. Sí da más. Porque siempre he soñado con ir al altar en un Mercedes rojo.