Tuesday, August 07, 2007

EL SIRVIENTE


Cuenta Vila-Matas que Robert Walser se sentía atraído por los mayordomos. Walser hallaba el gozo de vivir mayormente en las regiones inferiores de la vida. Allí donde el orgullo no tenía dónde posarse.
Pero no era esa probablemente la única razón.
El sirviente se identifica de tal forma con el amo que convierte su existir en el eco de la vida de otro, consiguiendo, mediante la obediencia, sustraerse a la feroz dictadura de la propia identidad.
Walser quiso olvidarse de sí y para ello, renunciando a la condición de escritor reconocido, encarnó el personaje de paseante anónimo. Para él la superioridad moral consistía ceder el sitio a otro. Quedar en segundo plano, libre ya del nombre. El siervo, amo de su nada.
Walser buscó la oportunidad de una nueva vida. Una vida vacía, secundaria. Yo tengo hoy el recuerdo de una vida así, hace muchos años, una vida vacía, en la que disponía con libertad (y sin angustia) del propio vacío de mi tiempo y mi corazón. Walser, en sus días finales, durante sus paseos quizás recordaría vagamente otras vidas, casi ya como si otra persona distinta las hubiera vivido.

3 comments:

  1. Otra forma de vivir, en efecto. A veces, menos dolorosa...

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  2. en la sociedad actual de las comunicaciones al instante, creadora de héroes de cartón piedra, esto, está bastante anticuado..todos desean sobresalir y la fama aunque sea efímera es el mayor logro del ser humano, así los que trabajan para los famosos acaban vendiendo todas las veleidades de sus amos...imposible de pensar en la sociedad que muy bien reflejas...saludos

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  3. OTra forma de vivir, pero en minúsculas. Duele menos claro, por eso es menos vida.

    Besos, medio volviendo de unos viajes preciosos.

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