Thursday, June 15, 2006

MI MADRE




Mientras mi madre bregaba en su trabajo y seguía con sus preocupaciones económicas, mientras luchaba en la vida, a costa de cansancio e imaginación, con pocas ilusiones (en aquellos tiempos, viuda era lo mismo que muerta), a veces con optimismo pero casi siempre –supongo ahora- entre tristes recuerdos de lo que era y dejó de ser su juventud despreocupada y feliz, de joven matrimonio que empieza, con dos niños que habían representado la plenitud de las promesas y ahora eran la preocupación del mañana incierto, con una casa que sacar adelante, ella sola, joven viuda sola, en una ciudad inhóspita, con la angustia de la responsabilidad sobre sus hombros y el muro de silencio que nuestra inocencia le imponía (¿con quién hablar en esa familia, un adulto y dos criaturas?)…allí, entre esas ocupaciones de los domingos, cuando había que buscar un suplemento a los ingresos, y ayudar a mamá se convertía en un juego…en ese naufragio personal de una vida truncada, yo viví con placidez mi infancia, sin preocupaciones, sin amenazas, eterna y completa, sin que me rozara la densidad del mundo adulto, sintiéndome protegido y a salvo, junto a esa mujer todopoderosa y alegre, moderna y bellísima. Pude tener mi niñez, a su lado, gracias a ella.

2 comments:

  1. Me ha gustado mucho este post. Las madres son algo especial, qué duda cabe. Saludos

    ReplyDelete
  2. Me dice un amigo: a la madre todos tenemos que ponerla en un altar. Pero no como diosa: el puesto de diosa es de otra. La madre es la Reina Madre, que tiene que dejar su lugar cuando llega la Reina. Y es verdad. Cada cosa en su sitio. El problema es que muchas veces condenamos a nuestros padres al desván y no queremos volver a verlos. Ese no es su sitio: debemos a nuestros padres un lugar de honor, de respeto, por lo que hicieron y representaron en nuestra vida. Ese lugar es suyo y si se lo quitamos, estamos alterando el lugar natural de las cosas. Reconocer lo que es. De eso se trata.

    ReplyDelete