
Una fotografía. Este verano. En Sitges.
Días últimos del verano. Cuando la luz va apagándose, pero en un último fulgor las nubes enrojecen y la temperatura templada del atardecer empieza a refrescarse, y allí sentadas en la hierba ves a esas muchachas, niñas apenas, en su corro de amigas, sentadas en la hierba suave, todavía ni siquiera adolescentes, con la alegría nerviosa de las conficencias, agotando los minutos antes de volver a sus casas donde cenarán silenciosas y ausentes junto a sus padres, ensoñando encuentros con los chicos de los que, en estas vacaciones, se han enamorado. El cielo, las muchachas, el cielo, el mar. Lo que está a punto de terminar, el día, el verano, el amor, la pubertad.
Hoy. Medio día. El cielo se oscurece de repente, una cortina de agua cae sobre Sevilla. Aquí también, al cabo de las semanas, ha terminado el verano...