Tuesday, February 26, 2008

EL DESTETE


Crecer es ir abandonando los sitios donde habita el placer.
De la placenta materna, donde se vive en el silencio, en el calor, donde la alimentación constante, nos obligan a salir al frío, al deslumbramiento, al ruido, al hambre, al llanto. Del pecho materno, del contacto íntimo con la madre, con su piel, de la leche caliente que nos transmite paz y ternura, a la separación. De la infancia a la adolescencia. Y del colegio a la Universidad.
Así, en la vida, cuando estamos por fin a gusto en un lugar nos lleva de allí. Cuando algo está dominado, llega la inquietud de pasar a otra cosa. La inquietud que no nos deja pararnos en lo rutinario.
La vida nos va destetando de todos los placeres, de todas las complacidas costumbres, como si hiciera falta nacer de nuevo, una vez y otra, para seguir viviendo, y dejar la vieja piel, y quedar desnudo, para vestirse de una piel diferente.
Y la vida es un continuo adiós a lugares cómodos, a situaciones estables, a personas, a cosas...que parecían para siempre.

Friday, February 22, 2008

GATOS Y LIEBRES


Alguien ha dicho, y creo que está bien visto, que hoy abundan en nuestra sociedad las personas nos dan "liebre por gato".

Nos encontramos por todas partes gente con prisa, que hace su trabajo a la carrera, como si tuviera que huir cuanto antes del trance que le impone atender al cliente. "Despachan", como muy expresivamente señala nuestro idioma. Son como las liebres, que todo lo resuelven corriendo. Pero también, como las liebres con sus saltos, quieren llamar la atención, se adornan y pretenden ser conocidos y respetados.
Los gatos, en cambio, estudian las situaciones. Para ellos el tiempo no cuenta. Preparan cada movimiento; son reflexivos y metódicos. Son también discretos y saben esconderse y desaparecer. No hacen nada para ser vistos o por obtener cariño o comida. Por el contrario, son muy independientes. Hacen falta profesionales gatunos en estos tiempos de prisa y trapacería.

Monday, February 18, 2008

¿FANTASIA O REALIDAD?

Se te presenta, en el duermevela que sigue a la siesta, tu Hada Madrina y te ofrece hacer realidad tres deseos: lo que le quieras pedir te será concedido. Sabes que lo que pidas se hará realidad de inmediato, sea lo que sea, y que todo será fácil, que no habrá nadie dañado, que no habrá culpa ni reproche ¿qué pedirías?

Después de un día imposible, que pone la guinda a un mes lleno de tensiones, al cabo de un trimestre en que todo ha ido de mal en peor, cuando nada peor puedes imaginar, en el coche, de vuelta a casa, en medio del atasco cotidiano, esperando a que abran el carril reversible en el Puente del Quinto Centenario (malaya el Alcalde que permitió esto) un dolor se te agarra de repente al pecho y es como si te cayese encima un muro de hormigón. Estás sufriendo un infarto...eres consciente de ello. Sabes bien lo que viene ahora y que hay poco tiempo...y estás solo. Buscas un sitio en el arcén, donde parar el vehículo...Parece el final (no llevas ninguna aspirina a mano y el móvil -para colmo- no tiene batería).
Se te pasa en ese momento por la mente una pregunta: si salgo de esta ¿qué cambiaré en mi vida? Y formulas un propósito que es como un deseo también: si salgo de esta...cambiaría tres cosas.

Imagina esos tres deseos de fantasía. Imagina esas tres decisiones reales si te ocurriera lo que digo. ¿Son las mismas cosas? Es fácil soñar, desear...pero para decidirse de verdad a cambiar tu vida ¿hace falta sufrir un infarto?

Thursday, February 14, 2008

LA PAREJA Y EL TIEMPO

Es maravilloso el amor de los jóvenes, que miran a su futuro con confianza e ilusión, imparables en su poder, juntos como un único destino. Maravillosos sus jóvenes rostros llenos de belleza y la pasión de esos cuerpos que se juntan.


Es maravilloso ese amor maduro de la cosecha, cuando los logros se materializan y los hijos crecen, cuando el destino parece logrado, cuando hay fuerza y reto todavía en las miradas. Cuando cada uno conserva todo el poder y juntos pueden con todo.



Pero no es menos maravilloso el amor de la pareja trabajada por los años y los sufrimientos, por el mucho luchar por llevar adelante una familia y un hogar. Esa pareja en la que, cada uno, cansado, se apoya ya en el otro, y juntos siguen caminando, con la carga de las muchas ilusiones perdidas en su corazón, pero también con la gratitud de lo vivido, de lo puesto por cada uno en el otro, lo compartido. Con la ausencia común de seres queridos enterrados y el calor del abrazo tierno cada noche, cuando el frío llega a los huesos y a las almas. Hay también poder en ese amor que enfrenta al destino desde la profundidad de una mirada que se pierde en la densidad del misterio.



Fotografías de Jhonny Cash y su esposa June.

Friday, February 08, 2008

EL PEOR DEL MUNDO

Su padre les había abandonado siendo él un niño. De algo le sirvió, porque siempre pensó que, por mal que lo hiciera en la vida, nunca lo haría peor que su padre. Y eso le daba la libertad de equivocarse. Además, como alguien le dijo, “Siempre tendrás o no el éxito que tú te quieras conceder”. Y había decidido hace años concedérselo y no dejarse machacar por el “narcisismo”.
El maltrato empieza siempre por uno mismo. Uno se exige sin medida. Sin piedad. Él había rechazado uncirse al yugo de la perfección. Sabía que el progreso podía ser a veces una vuelta atrás (y lo contrario). Que, como dijo un premio Nobel, por más que estudiemos, somos unos simples turistas en el templo de la realidad: “curioseamos; nos hacemos algunas preguntas, tal vez incluso hallamos alguna respuesta, pero al final el guía levanta la banderita y le seguimos, como todos, hasta la tumba; y la visita siempre resulta breve para saber la verdad”.
Veía a otros profesores ocupando tanto tiempo en preparar sus clases magistrales (en dar la talla), para luego ni siquiera conocer el nombre de sus alumnos, ni trabar con ellos una mínima relación humana. ¿Dónde estaba la riqueza que se perdía en esas clases sin destinatario? Esos mismos profesores que aprobaban “de cuarenta a uno”, y llamaban a los estudiantes “albóndigas”, porque –en su ignorancia- eran “como bolas de carne con ojos”. Ésos mismos se pavoneaban, encumbrados por la sumisión, como sabios oficiales.
A él, en cambio, le atraía el vértigo del vacío. Al comenzar la clase todavía no sabía de qué iba a hablar, ni por dónde discurriría ese acto de creación colectiva, ese trabajo de grupo, en colaboración. Prefería sentirse en la cuerda floja (con la hojita del esquema en la mano, a modo de pequeña sombrilla abierta para guardar el equilibrio).


Le gustaba sembrar dudas, pues podía ofrecer pocas seguridades. Tampoco estaba seguro de que sirviese de algo todo aquello, más allá del encuentro entre personas de distintas generaciones. Pero el Espíritu trabaja en cada cual y a él no le correspondía recoger, sino limitarse a remover un poco el barbecho de la indiferencia. Él aprendía, a cambio, de ellos: de su espontaneidad, de su impulso, de su optimismo y sus dificultades. Y se reconocía en ellos como él fue (y por dentro seguía siendo), y se daba de nuevo libertad para no dejar de ser nunca un aprendiz de las cosas. El peor profesor del mundo.

Thursday, February 07, 2008

LA TRAMA INVERSA

Argumento anotado por Nathaniel Hawthorne


"Un hombre rico deja en su testamento su casa a una pareja pobre. Ésta se muda allí; encuentran un sirviente sombrío que el testamento les prohíbe expulsar. El sirviente los atormenta; se descubre, al fin, que es el hombre que les ha legado la casa".

Hay un misterioso haz y envés en la trama de las cosas y este argumento incide en ello: la infelicidad en la vida de esta pareja se introduce bajo capa de un regalo. La ventura aparente, en este sueño de Hawthorne, es origen de desventura.

Para equilibrar el sesgo aciago que esta historia pudiera tener (la desconfianza crónica ante los regalos de la vida) habría que inventar el argumento contrario:

"Una pareja madura y bien situada, se ve privada de algo muy valioso para ellos y al perderlo empiezan a ser felices y recuperan en su relación parte del fuego que parecía extinguido. Al final se descubre que eso que perdieron -o más bien su apego hacia esa cosa- era lo que les impedía mirarse a los ojos y acceder así juntos a la felicidad".