Tuesday, May 31, 2011

LOS ENAMORAMIENTOS



"No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras,los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aún así, daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios; inverosímilmente logramos convencernos de nuestros azarosos enamoramientos, y son muchos los que creen ver la mano del destino en lo que no es más que una rifa de pueblo cuando ya agoniza el verano".

Javier Marías (o su voz femenina en "Los enamoramientos", Maria Dolz) ¿es demasiado pragmático? ¿se puede ser demasiado pedestre? A veces es necesario remontar el vuelo del romanticismo. Quizás necesitamos un poco menos de realismo. Sí, es cierto: cuando se nos muere un ser querido, a pesar de nuestras protestas de amor eterno, sabemos que pasado un periodo de tiempo, unas etapas de duelo, iremos olvidando (aunque no hubiéramos nunca querido), sabemos que traicionaremos esas promesas, que tal es la fuerza del presente que oculta y entierra el pasado, que olvidaremos a nuestros muertos, que las protestas de amor eterno serán risibles al cabo del tiempo. Sabemos que somos así, poco fiables, inconstantes, incapaces de morir de amor (porque no obedecemos a ese impulso de irnos con él). Que nos podemos acostumbrar a todo, a su ausencia, con tal de seguir viviendo. Incluso sabemos que todo esto es razonable e incluso sano, que es natural que encontremos una nueva vida para nosotros, una nueva persona que ira convirtiendo al otro, poco a poco, en un dato de nuestra vida, un dato biográfico, como la fecha de nacimiento, o el lugar dondes hicimos el Bachillerato. Mientras hay recorrido...mientras hay tiempo, la vida se impone, el presente y su poder acaban por enterrar a todos los muertos. Y sobrevivimos, y renacemos de los restos de cualquier naufragio. Sabemos todo eso, esa mierda que somos. Seres superficiales, que un día amamos y al día siguiente odiamos, que no soportamos la continuidad en nada, que todo lo rompemos por aburrimiento y ansia de cambio.

Sabemos esa mierda. Pero ¿hay que recordar esto -tan evidente- en un texto literario? Esta filosofía de lo chato, de lo rastrero ¿precisa de un maestro que bellamente la exponga? Marías es el típico aguafiestas. Yo necesito que me hablen de amor, necesito elevar el vuelo, creer que puedo amar con un amor eterno. Necesito seguir enamorándome, sin razones, sin argumentos, irracionalmente. Dejar la razón a Marías, las pausadas radiografías de la insignificancia humana, para que se vean los huesos del muerto viviente que soy. No hay engaño: los huesos están ahí. Pero la belleza pertenece a otro territorio. Un territorio mágico que Marías no transita, porque no sabe o no quiere. Será así, te olvidaré, pero no quiero vivir en un mundo en que pueda olvidarte.

Saturday, May 21, 2011

EL PLACER DE VIVIR



André Comte-Sponville es un filósofo francés, un filósofo que cree que la claridad es una exigencia del filósofo (frente al tradicional prestigio que ha proporcionado a los profesores la oscuridad). No sabe más el difpicil de entender sino el que se impone a base de esfuerzo y concisión, la exigencia de la claridad. Por eso se le entiende y se le lee tan bien. Poder leer filosofía y disfrutar de ella es algo que hace tiempo no me ocurría. Tras el éxito de sus primeros libros publicados en España ("La felicidad desesperadamente" y "Pequeño tratado de las grandes virtudes"), está en las librerías una recopilación de artículos periodísticos, que puede servir para empezar a leer a este pensador que cree en el placer y en el deseo como motores de una felicidad posible: "El placer de vivir", es el título sugerente de este volúmen, que se puede leer a ratos perdidos y siempre aporta algo positivo.



Creo que tiene razón Comte-Sponville cuando dice que la vida es, fundamentalmente, vida cotidiana. Es cierto: el 90 por ciento de mi vida es pura cotidianeidad. Nada especial. Cosas sencillas y hábitos arraigados. La memoria olvida este porcentaje y suele recordar ese diez por ciento de momentos especiales, y dentro de ellos, suele quedarse con los de más carga dramática, con los momentos de dolor, sobre todo. Por eso, muchas veces evocando mi infancia, no recuerdo apenas nada: es porque la vida cotidiana no deja huella. Y esa cotidianeidad que no se recuerda suele ser la felicidad. Lo que no recordamos fue la felicidad real que sucedió a diario, en nuestro entorno familiar, en nuestro barrio, con los amigos, con los vecinos. El alma es un alma vernácula -ha dicho Thomas Moore- es decir, el alma se anuda sobre todo lo cercano, encuentra su felicidad en lo cotidiano.

Leyendo a Comte-Sponville, cuando habla del deseo, me parece muy clara su distinción entre dos formas de deseo: el deseo como carencia (el deseo de lo que nos falta) y el deseo como fuerza o acto (el deseo de lo que tenemos). La felicidad no es posible si sólo deseamos lo que no tenemos: el deseo de felicidad está condenado al fracaso, a la frustración, porque basta que obtengamos lo que deseábamos, para que pasemos a desear otra cosa, para que llegue el aburrimiento de aquello que antes nos faltó y nos alentó. En cambio, hay quien descubre en sí la felicidad del deseo: la capacidad de gozar. Entre el hambre y la saciedad está el disfrute de comer.



El amor, entonces, hace referencia a lo real. Amar es amar lo que tenemos, aquello de lo que disponemos, la persona que está con nosotros, nuestro hogar, nuestro barrio, nuestros amigos, nuestras posibilidades de goce. Sacar el mayor partido a eso que está ahí para nosotros. La esperanza se refiere a lo que no tenemos, a algo que -por ahora- no es real. En cambio, el amor, se refiere a lo que es, tal como es. La esperanza es pura potencialidad, a la espera de una realización o una falta de realización. El amor es un acto: coger lo que ofrece el momento.

Recuerdo haber invitado una vez a alguien en un bar y haber pedido unos langostinos, con sus copitas de manzanilla y recuerdo cuando me decía: "Están buenos, pero...como los que me comí una vez en Sanlúcar de Barrameda...". Sentí la tristeza (e incluso la rabia) de esa incapacidad de disfrutar lo que uno tiene delante, lo que tiene en el plato. Sentí cómo lo ideal, lo fantaseado (porque ese recuerdo de un olvidado día en Sanlúcar seguramente era ya el deformado recuerdo de un recuerdo), lo imaginado, dido suele ser enemigo de lo real. Comer con buen apetito, en cualquier tasquilla, lo que haya. Ser capaz de disfrutar de lo que brinda el ahora, de quien está aquí conmigo, de su compañía...ese es el amor que puedo hacer crecer en mi vida. Para recuperar, si he perdido, el placer de vivir.

Sunday, May 15, 2011

VOLAR EN LA CAÍDA


Ha sido un día especial. Era tu cumpleaños. Hace mucho que nos conocimos y todavía estoy intentando hacer aquello que me dijiste: escuchar mi voz. Y en la fiesta, antes de que soples las velas, hablamos de este 2012 que amenaza, que tú me dices es un año de transformación, en el que acaba un mundo y comienza un mundo nuevo. Y te digo que estoy sintiendo eso mismo. Y te cuento que esta mañana he terminado un libro de Bernhard Schlink -"El fin de semana"- en el que se habla de eso que siempre me has dicho: lanzarme al vacío y volar. Eso que tú hiciste un día y que yo hice un poco, pero quedándome en la cornisa.
Y te cuento que en ese libro se habla de terrorismo, del alma del terrorista. Algo que yo -que he vivido los años de plomo en Pamplona- siempre he querido penetrar. Y te digo que el atentado del 11 de septiembre es para mí un icono del milenio: las dos torres, atravesadas por dos aviones en vuelo, cuya estela dibuja una "ese" entre las torres, formando el signo del dolar. Y digo que no creo que ni siquiera Bin Laden haya sospechado que pudiera crear ese icono, que las Torres implosionaran hacia adentro, reduciéndose a la nada. No creo que nadie pudiera predecir lo que resultó: el camino del dinero, el símbolo del mundo financiero, de la codicia ilimitada, cayendo sobre sí mismo. El icono del cambio de mundo. Sí, Bin Laden es responsable de todas esas muertes, pero el icono, tan poderoso, tan rotundo, tan preciso, no es obra suya...es un mensaje, como el dedo de Dios pintando las paredes de la prisión de Daniel, o como los muros de Jericó cayendo al son de las trompetas. Señores: esto no puede seguir por donde va. Hay que tirarse de la torre del dinero al vacío de no sé yo qué cosa, pero algo nuevo, algo en que el hombre sea libre y solidario. De todo esto hablamos.
Y tú me dices que comienza el signo de Acuario. Termina la era de Piscis, dominada por la mente. Y comienza la Era del corazón. "¿Quién puede hacer que amanezca?" Nadie puede hacer la revolución. Llega cuando llega. Y hoy amanece. No hay nada que hacer ni que dejar de hacer. En este cambio de mundo -leo el Apocalipsis- habrá dos hermanos y uno ira para un camino y otro irá para el otro. Hoy estamos en la encrucijada y hay que elegir: un camino (lo hemos visto) no tiene salida. ¿Seremos capaces, seré yo capaz, de tomar el otro, el que no sé a dónde lleva? Es como tirarse al vacío, pero no para morir: lanzarse con el deseo de volar, de disfrutar de un vuelo delicioso, antes del final.

"Tiene que saltar. La mesa también empieza a calentarse y pronto estará ardiendo. Por algunos puntos del suelo empiezan a verse las llamas. Jan sabe que no gritará ni agitará los brazos y las piernas, pero tampoco quiere tensar los músculos y apretar los dientes. Quiere volar. Quiere no temer el rápido, brusco e indoloro final y disfrutar del vuelo. Siempre quiso ser libre y rechazó cualquier atadura. Ha vivido bajo la luz de la libertad y con su espanto. Todo cuanto ha hecho habrá sido correcto si ahora vuela.
Salta con los brazos abiertos
" (página 192)

Esto dice, en la novela, un terrorista. Un terrorista atrapado en las Torres: toda una metáfora. Y le cuento a Mary que, tras el atentado, la imagen que ha quedado, la que impresiona, la que ha inspirado a escritores, a filósofos, es la de ese hombre saltando al vacío (fueron muchos), saltando...con la libertad de ir a la muerte que a todos se nos da desde el nacimiento. Ir a la muerte, no se si desesperado, no se si consciente. Esa es -en realidad- nuestra vida: un salto en el vacío. Pero podemos elegir volar.

Friday, May 06, 2011

BUENA GENTE



Es muy sencillo y muy difícil a la vez.
Ser buena gente.
Buena gente.
No digo inteligente, ni gente con recursos.
Digo buena gente.
Alguien que llena tu copa.
Alguien que te mira y te escucha.
Alguien que te anima a bailar.
Alguien con el que ríe tu corazón y quieres cantar.
Alguien calmado, que espera contigo.
Con quien estás a gusto.
Porque no hay que demostrar nada.
Porque todo se hace sencillo.
Alguien con quien te sientas a esperar.
Alguien con el que no hay malentendidos.
Ni neuras raras.
Alguien a quien pides algo.
Una persona que te dice las cosas como son.
Uno que comparte lo suyo.
Uno que también se ocupa de tus cosas.
Buena gente mía.
Buena gente que atesoras.