Monday, November 29, 2010

CALLAR JUNTOS



Es bello callar juntos,
pero más bello aun reír juntos...,
bajo el manto sedoso del cielo,
apoyados en el musgo de un haya,
reír entre amigos, con cordiales carcajadas
que dejen ver los blancos dientes.
Si obré bien, nos callaremos;
si obré mal... nos reiremos,
hasta que bajemos a la tumba.
Sí, amigos, ¿a qué debe ser así? ¡Amén y hasta la vista!
¡Nada de excusas ni perdones!
Ustedes, los alegres,
¡presten libremente corazones,
oídos y cobijo a este libro lleno de sinrazón!
¡Créanme amigos, mi sinrazón no es fruto de una maldición!
Lo que yo descubro y lo que busco
¿se halló alguna vez en un libro?
¡Honren en mí a la estirpe de los locos!
¡Aprendan de este libro loco
cómo la razón vuelve a entrar... "en razón"!
Sí, amigos, ¿a qué debe ser así? ¡Amén y hasta la vista!

"Entre amigos"
Nietzsche

Me vino a la cabeza ayer esta frase "es bello callar juntos" que leí hace años en un poema de Nietzsche, mientras miraba a la pantalla del ordenador, queriendo actualizar el blog y sin que se me ocurriera nada qué decir. Pensé que si no tenía nada que decir, podía callar junto a los otros. Busqué el poema en la red y me trajo la sorpresa de esa alegre propuesta del filósofo: es mejor reir. Es mejor la vida que las palabras. Sobre todo: mejor el silencio que el parloteo. Pienso en los que escribimos y nos leemos. A veces, nos quedamos en silencio, pero ahí estamos (como algunos amigos a los que no vemos durante un tiempo). Entonces, no es necesario hablar por hablar, puede uno permanecer en silencio mucho tiempo, porque también es bello sentirnos juntos cuando callamos.

Llevo tiempo haciendo la autocrítica de este blog, muchas veces introvertido y refugio de nostalgias. "Una ventana, acaso una puerta", fue y ha vuelto a ser su lema. En estos tiempos quizás haya que mirar afuera y salir a la calle, para ver lo que está pasando, para protestar y arrimar el hombro. No es bueno quedarse como un caracol, metido dentro de su concha. No es bueno mirarse permanentemente al espejo o acomodarse uno en su nicho hasta que escampe. Con lo que está cayendo...sería bello volver a recuperar la calle, la política, la actualidad, la batalla de cada día. El intimismo no puede convertirse en soliloquio autocomplaciente, no puede ser un parapeto para evitar el compromiso. Hablar no puede servir para diferir la acción. Para ocultar la confusión y el miedo. Es bello callar juntos, entonces. Pero es más bello enfrentarse juntos a lo que destruye la alegría.

Wednesday, November 24, 2010

LO MEJOR DE LA VIDA



Algo tan sencillo como tomar juntos un refresco.

Monday, November 15, 2010

Y EN PAMPLONA, PACO DE LUCÍA



El Sur vino conmigo. Ese sol y la buena temperatura. Y la sorpresa de Paco de Lucía, en concierto, en el Pabellón Anaitasuna. Allí que fuimos, para encontrarnos con el entusiasmo de los pamploneses, mayores y jóvenes, arrebatados por el ritmo, entusiasmados con este poeta de la guitarra. Antonio Serrano tocando la armónica en un estilo de jazz fusionado bien con el flamenco. Esa caja de ritmo. Y los cantaores y Farruco al baile. Aquí, en Pamplona, el Norte se entregaba al Sur y yo embelesado en ese fluir de dos mundos comunicándose, comulgando con música y arte. Y al día siguiente, el día norteño, montañés, lluvioso, neblinoso, subiendo a Almandoz para comer en Beola, con Ana que -rubia- tanto me recuerda a Caterine Deneuve. El encuentro en el Baztán (tras la ascensión del puerto de Velate, los árboles animados como gigantes de mi infancia). Aqui ya es allí y allí aqui. Un milagro ha abolido las distancias. El milagro de Paco de Lucía y lo universal. Porque -leo ese mismo día en el diario que me presenta el azar en la cafetería del hotel- el universo es psicofísico: uno sueña con un pájaro y por la mañana el pájaro entra por la ventana. No hay separación. Y también leo (todas las noticias hoy -día de mi vuelta- son mensajes cifrados) que la realidad es algo que nos inventamos y por tanto algo que podemos cambiar. Porque la realidad es en un 99 por ciento vacío, un relato que nos contamos, un cuento, del que somos autores y protagonistas, mediante el cual ponemos un orden al caos. Y hoy ha cambiado mi cuento. Ahora me estoy contando una historia amable, cariñosa, una historia indulgente con ese pasado que odié, ese pasado en que no era capaz de decir lo que deseaba decir, en que hacía lo contrario de lo que quería, en que todos eran hostiles, los mismos que hoy me atienden con cariño: en este nuevo cuento que me cuento todo empieza a ser distinto, desde el color de tu pelo, hasta esa cercanía de ahora que antes se mezclaba de azoramiento y timidez. El Sur ha vuelto conmigo a conquistar este Norte ya no tan frío, acogedor ahora, limpio, nuevo, mío. Y no hay nada que explicar: el fenómeno mismo es la teoría (dijo Goethe, como recuerda Siruela en la entrevista de la Vanguardia). Y lo demás, las interpretaciones, más o menos acertadas, no interesa. El fenómeno -inexplicable- es que Paco de Lucía toco ese día y que al día siguiente, el Sevilla jugaba en Zaragoza y fui, sin haberlo sabido, un sevillano más en la Plaza del Pilar, entre la algarabía de la victoria. El fenómeno son estos sentimientos del Sur en mi tierra: lo demás son teorías. El fenómeno es este cante de alegrías gaditano, disfrutado junto con mis paisanos.

Thursday, November 11, 2010

TERRITORIO MODIANO



La prueba de que soy tonto es que nunca me pregunté dónde estaba el pozo. Ni siquiera se me ocurrió que hubiera un pozo, aunque mi calle se llamase "Pozoblanco". Pozoblanco, doce primero, teléfono nueve cuatro ocho, dos tres, siete cero, ocho cuatro. Era el número que escribía en todos mis libros de texto, por si se perdieran.
Ahora, leyendo a Patrick Modiano, creo que uno siempre vuelve al pasado, porque de alguna forma quiere saber quién es. Y en el pasado piensa que puede encontrar una clave, algo que dé una explicación a las cosas. A su desasosiego.
Ahora, cuando he vuelto, ahí esta el pozo (que no estaba). La calle ha dejado de tener un nombre mágico. Prolongación de la calle Comedias. Allí quedé con Cristina, en el bar Noé (cuando los dos éramos sólo un sueño del otro). Mi calle. Desde el balcón veía las escalerillas de la Plaza del Castillo, donde el ciego vendía lotería. Azapatería Amorena. Lanas Phildar. Panadería Taberna. Charcutería Itarte. El pasadizo de la Jacoba. Y la calle Zapatería. Allí mis amigos de Casa Arilla, instrumentos musicales. Allí, Tejidos Martín. Allí, pastillas de café y leche "Las dos cafeteras".
La ciudad nos expulsa. La ciudad es un ser vivo que cambia y nunca podemos volver a ella. "Nostalgia". Sí, porque etimológicamente es "el dolor del regreso", el dolor de no poder regresar. El deseo de regresar que nunca se podrá cumplir. Porque no hay marcha atrás. "¿Qué tal se siente uno instalado en la melancolía?". Como siempre, todo lo que le decía Bram Stocker era realmente importante. Su pregunta era "la pregunta". Gracias por sentirte tan cerca, quienquiera que seas. Este es uno de los milagros de esta página (para mí). La cercanía de ese alma.
Y leyendo a Patrick Modiano, y escuchando el otro día a Ignacio F. Garmendia en el taller enésimo al que me apunto, hablando sobre su libro "La calle de las Tiendas Oscuras", me he sentido muy metido en el mundo de este escritor francés. Porque busca algo, desde el desasosiego permanente, busca algo en la tensión de no quererlo encontrar. Algo que sucedió en una ciudad -para mí fue Pamplona, para él París- donde se desarrolló su infancia. Cosas que no entendía cuando era niño. Gente entrando y saliendo en la casa. Risas, a veces discusiones o llanto. Un niño no entiende. Su padre era tratante de antigüedades, su madre actriz. Frecuentaban la casa personajes extraños. Gente oscura. Era un tiempo oscuro, en el que las cosas no se explicaban, en que él era apartado de las conversaciones de los mayores. No era posible captar las claves, lo que de verdad había sucedido. Y luego, toda la vida, el protagonista de las novelas de Patrick Modiano lucha entre ese querer saber, y temer si no será mejor ignorar. O si, a la postre, dará quizás igual lo que pasó, lo que de verdad sucedió. Porque el pasado solemos inventarlo, recrearlo, transfigurarlo.
"Anagnólisis". Otra palabra griega que expresa ese mismo deseo de investigar, para descubrir en el pasado la trascendencia que tuvieron determinados hechos, cuyo valor para nuestra vida en su momento no supimos reconocer.
No podré volver a la ciudad que fue mi raíz. Ni siquiera la ciudad. Porque mi raíz eran las tiendas de mi calle, de mi barrio: Leoz, el estanco, Peletería Rome, Librería Gómez...esos lugares que ya van faltando, que ya veo cerrados y en traspaso, como la última vez, casa Arilla. Con cada uno de esos cierres, de esos derribos, la ciudad te expulsa, te priva de algo muy tuyo, muy personal, algo de tu vida. Y -como Modiano- ya sólo cabe escribir esos nombres de calles, esas listas de establecimientos, de comercios que fueron y ya no son. Lugares donde nuestra madre compraba los pasteles o el helado dos gustos de Camy, donde leímos nuestros primeros tebeos, donde ponían ese croisant o esa tostada de nata, donde vendían esos churros...lugares que en vano intentamos encontrar cada vez que volvemos a la ciudad, porque ya no existen, porque ya forman parte del pasado, como las sombras que nosotros fuimos, mientras transcurrimos por la vida de la ciudad. Esa ciudad que siguió su vida sin nosotros y que ya no nos reconoce como suyos.
Voy allí mañana pero no vuelvo a mi Pamplona. No se vuelve. Espero encontrarme estos días con personas que dejarán de ser fantasmas de mi memoria (es el aniversario de mi promoción). Personas que serán diferentes de como fueron cuando les conocí, como yo soy distinto. Peinando canas. Irreconocibles, salvo esa inocencia que queda en lo profundo de cada cual y que quizás asome en un abrazo que intente agarrar lo que no puede aprehenderse. Desconocidos que compartiremos lo que un día vivimos juntos y que hoy solo es memoria que va perdiéndose. Con la suave sonrisa que dan los años.
Definitivamente no soy Modiano. Modiano consigue siempre evitar el patetismo.

Monday, November 01, 2010

VÉRTIGO



"- Me entra...me entra vértigo cada vez que me topo con la entrada de la calle Germain-Pilon...Me entran...me entran ganas de bajar por ella...no puedo evitarlo...
- ¿Y por qué no lo hace?
- Porque...esa calle de Germain-Pilon...Había antes...Había un sitio...
Se interrumpió.
- Bah...-me dijo con sonrisa evasiva-. Es una estupidez mía...Montmartre ha cambiado tanto...Sería algo demasiado largo de explicar...Usted no conoció el Montmartre de antes...
¿Y él qué sabía? "

Patrick Modiano. "Calle de las Tiendas Oscuras"

A veces se sentía como al borde de un abismo. Había leído que el futuro no es importante, que lo único que importa es el pasado. El pasado es lo que tejemos y destejemos. Porque el pasado contínuamente se está borrando, como si estuviera hecho de arena. Y ya no recordamos quiénes éramos, ni qué aspecto tenía esa persona que cruzó por nuestra vida una vez, cómo sonaba su voz, a qué olía en aquella escalera. El abismo de la desaparición.

(Foto de Emi Medeiros)