Thursday, April 17, 2008

DIEZ SENTIMIENTOS

Cada día paseo por el puente, hacia el trabajo o de vuelta del trabajo. El puente antiguo que estaba antes que yo viniera y que seguirá cuando ya no esté. El puente que, al volver, me deleita con las casas de colores de la ribera, y al ir con el parque ciudadano, sus ciclistas, los que van haciendo deporte a los cincuenta, sus árboles cuyas ramas se hunden en el río.
Ayer, cuando caminaba hacia las promesas del puente, me agredieron unas pintadas en el suelo: "Sólo vivo para amarte", "Mi pequeñita es para siempre", "Momentos inolvidables ¡contigo!"...Qué pena toda esa belleza vandalizada en nombre de una desmesura amorosa. Mi andar estaba jalonado de mensajes ("Mejor que yo hay miles, que te quieran más que yo ninguno") que ensuciaban el amor. Me ofende ese acto de manchar los suelos, las paredes, en nombre de una cuestión personal que a ninguno nos importa. Pienso en ese hombre que pinta por las noches...será quizás un maltratador, pues pisotea la belleza. Su forma de amar es violenta, rompe, atruena su amor a los cuatro vientos, como un grito de guerra, que no reconoce cuartel ni alternativa. Pienso en esa mujer cuyo recorrido diario al trabajo -único consuelo del que vive en medio de la angustia- se ve ahora emponzoñado por esos mensajes. Ella sabe quién ha escrito por los suelos. Y pienso en su angustia al descubrir en su enamorado a un demente que no conoce los límites del respeto, ni atiende a razones, incontenible en su deseo. Qué soledad y qué desamparo ante tanta prepotencia. Que prepotencia frente a la simple belleza de la ciudad que quisiéramos compartir.
Pero al siguiente día vuelvo. Reanudo mi camino al trabajo, por el querido recorrido del puente. No puedo permitir que estos sucios garabatos frustren toda la belleza que cada día me proporciona ese entorno privilegiado del paseo. Pienso que la magia está de mi parte, si la utilizo bien. Y esa magia puede convertir esos textos bárbaros en palabras cariñosas de la Vida (o Dios) dirigidas hoy a mí. O mejor, Dios (o la Vida) me hablan en toda esa belleza y aprovecho esas pintadas del camino para enviarle mi amor por todo lo que ha hecho y pedirle que, por hoy, todo esa belleza que dió al mundo sea mi enamorada y yo sólo viva para ser de ella.

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