Fernando Sarría ha escrito un texto que quiero guardar aquí, porque con su velocidad de escritura ha pasado ya a "entradas antiguas" en su blog. Ese texto melancólico de algún modo me refleja y en él me veo yo también siendo a veces la fiel copia de todo aquello que no quiero ser. Gracias por escribirlo con esa belleza. Probablemente, en los bolsillos de tu abrigo, se van juntando palabras aladas a lo largo de tus paseos zaragozanos (cierzo que va, cierzo que se queda), y luego nos las muestras como un puñado de brillantes en tu mano.
Esa melodía en prosa tuya es para mí evocadora de unas horas juntos, hablando en lucha por comunicarnos, posiblemente mixtificando literariamente nuestras personalidades, en ese encuentro esperado. La maravillosa música que acompaña esas reflexiones es también algo mío, jazz profundamente evocador. Quiero añadir que la melancolía del texto reside, según creo, en la sorpresa que nos asalta a veces de ser fantasmas de nosotros mismos. Un día tras otro, te dices: "que no soy yo". Eres ese ser huidizo, colonizado por tu cabeza.
Una noche tras otra, al volver de una cena con los amigos, te das cuenta de que las palabras te han ocultado, de que no has podido evitar esconderte, por pura timidez, entre galas y fuegos de artificio, por pura necesidad menesterosa de la atención de los demás y de su amor.
Y asombrado compruebas que no has consiguido estár ahí, con el otro, que no has conseguido comunicarte con él. Que hay algo que siempre queda dentro y no sabes manifestar. Y eres menos o más que tú. Y muchas veces acabas siendo una copia casi idéntica del que no quisieras ser.
Fotos: Depardon y Richter
Me sorprendes gratamente...y es cierto que el personaje a veces, muchas, se apodera de mi y sin embargo llega a estar tan fundido en mis venas que ya no distingo donde está el uno y donde estoy yo...o soy ya la mezcla en un río interminable?...abrazos.
ReplyDeleteSeguramente somos esa mezcla, sí. Bueno, dejo aquí este texto, como guardado en mi cajón de cosas personales. Un abrazo.
ReplyDeleteSin duda somos ambos, y más, seguramente, queridos míos. El personaje a veces nos enseña cosas del yo "profundo" que a lo mejor tampoco teníamos muy bien catalogadas. Y también a veces perdemos de vista que los demás ven a través de ese personaje más de lo que suponemos, como lo hacemos nosotros de los demás. Eso es el teatro: menos máscara de lo que parece.
ReplyDeleteEn cualquier caso, las ganas de entendernos son un buen aliado.
Besos, besos
Luisa, qué bien pensar que tengamos también la posibilidad de ir más allá de la máscara para comprender en profundidad (quizás eso sea el amor) y qué bien que la máscara no sea tan encubridora que nos impida llegar más allá. Es lo que tú dices, probablemente: todo depende de las ganas que pongamos de entendernos. Gracias por este comentario que me entiende también a mí. Un beso.
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