Thursday, June 30, 2011
LA VIDA EN EL PUEBLO
¿Cómo construir una intimidad? Con tiempo.
En la película francesa “Conversaciones con mi jardinero”, dos personas muy diferentes, antiguos compañeros de colegio, se reencuentran e inician una relación de amistad. Uno, famoso pintor que vive en Paris, en trámite de separación, busca la serenidad en su pueblo natal, se instala en la casa familiar, abandonada tras la muerte de su madre. El otro, felizmente casado,un ferroviario prejubilado, que nunca ha salido de su pueblo, se presenta como candidato al puesto de jardinero.
La relación se va construyendo poco a poco. Sin prisas. De forma natural. Uno escucha al otro. Se cuentan cosas. Van abriéndose mutuamente. El hombre de ciudad, el pintor, aprende de su antiguo compañero el gusto por la naturaleza, por las cosas sencillas de la vida. La pesca, los arenques, una buena navaja y un cordel siempre en el bolsillo. La vida rural, en apariencia rutinaria, se acompasa a los ritmos de las estaciones, da tiempo a las personas, da espacio. Y las personas se acompasan a ese ritmo lento, despacioso, que les permite disfrutar con calma de las cosas, de las pequeñas alegrías, que permite el silencio, la contemplación. Así se explica que las vacaciones del matrimonio puedan consistir en ir una semana, siempre al mismo lugar, a Niza, para pasear juntos por el paseo marítimo, y sentarse en el mismo banco a mirar juntos el mar.
Ese mismo ritmo pausado, amable, es el ritmo de la película, ritmo al que nos vamos acomodando, confortablemente.
Estos dos hombres, tan distintos, van construyendo despacio su intimidad. La intimidad, tan añorada en las grandes ciudades. Y la intimidad se va haciendo al ritmo lento del campo.
La intimidad es dar espacio al otro en mi vida. Ir dedicándole espacio en mis pensamientos, en mis sentimiento y, a la vez, construir con el tiempo un espacio común, nuestro, de los dos, hecho de lugares que disfrutamos juntos (aún en silencio), sabores que compartimos, cosas que son nuestras y vamos mostrando al otro, cosas que vamos haciendo nuestras con tiempo, porque van siendo hitos en la historia de nuestra amistad.
Vuelta al pueblo. Al espacio para vivir. Para vivir de-espacio. Con el tiempo que nos falta en la ciudad. Con tiempo para vivir con los otros, para descubrir poco a poco una intimidad, un placer de estar juntos. Con tiempo, para estar, para no hacer nada, para hablar, para comer despacio, para construir un huerto o una complicidad, para acabar pintando el pintor las cosas del jardinero. Vida en el pueblo, fuera del tiempo, con ir y venir de estaciones, con auroras, con ocasos, con frutas, con verduras, con animales, con ríos para pescar y montañas para ascender, con vecinos, rutinas, almuerzo, siesta. Eternidad de tiempo detenido. Sencillo. Natural. Curativo. Amable. Tranquilo. Íntimo. Como esta película francesa.
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César, mi amigo, de más de ochenta años, me ofrece un cigarrito, mientras el murmullo y el frío del agua, de un río de montaña,refresca nuestros pies. Hablamos, serena y largamente de cosas de la vida. De la suya, de la mía.
ReplyDeletePaseo por la noche. Me gusta hacerlo sola alrededor del pueblo, pequeño y solitario, muy cercano a Madrid. Alejada de la vorágine, me siento bien.
Muchas veces he escrito sobre ello.
Mucho peor que tú, claro.
Hoy mismo voy a ver la peli, la acabo de grabar.
Gracias y besos
Hola, aqui. Espero tu opinión. A mí me gusta mucho el cine que saca los viernes El Público. Estoy en un pueblecito costero y te escribo con mucho trabajo desde el movil. Voy a intentar poner una entrada a ver si sale. Un beso desde el pueblo.
ReplyDeleteAcabo de ver la peli.
ReplyDeleteDecirte varias veces gracias ¿Sería suficiente?
Una delicia de película. Una verdadera delicia.
Disfruta de tu estancia. He regresadoa casa por unos días, me volveré a marchar dentro de poco.
Un abrazo
Pues me gusta este blog
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