Tuesday, November 10, 2009

EL MURO QUE NOS UNE

Para Pilar, que me lee.



Apoyé mis manos en el muro. A mi lado un ortodoxo cantaba en voz baja, moviendo rítmicamente el cuerpo, porque ellos rezan con todo el cuerpo. No entendía su canto. Estaba un poco asustado, allí, como ocupando un lugar que no era mío, como un extraño invadiendo la intimidad de esas personas con su Dios. Llevaba en el bolsillo mis peticiones, para colocarlas entre las piedras (como un buen turista, hacía lo que se hace). Entonces me dí cuenta de que sólo hay un Dios, un Dios que entiende todos los idiomas. Y decidí unir mis intenciones, mis buenos deseos para la Humanidad, a ese que a mi lado se balanceaba cantando. Me uní a él (de otra religión, de otra cultura, de otra nacionalidad, pero hombre como yo) en una oración ecuménica. Porque no creo en las fronteras y quiero que desaparezcan todos los muros.
Allí rezamos los dos (sin conocernos) al mismo Dios que a todos nos conoce. Y a ese Padre común, que nos hace hermanos, dejé mis mensajes. Sé que ellos (que me dejaron entrar en su intimidad) respetan como santa mi relación con ese Dios de todos. Y que mis mensajes se retirarán y enterrarán en tierra santa, con el respeto de algo sagrado.
¿Qué es Dios para mí? Es algo que dentro de mí decidió no rezar, algo que decidió unirse a lo que el otro rezase. Algo que en mí renuncia a imponerse. Algo que en mí comprende y desea unirse al otro. Algo que se reconoce infiel, con tal de ser fiel a algo más humano.

5 comments:

  1. Ese dios del muro no es tan sociable como tú lo pintas.

    Saludos

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  2. El muro es solo un muro de carga, no es nada sagrado: Dios -el que yo digo- no levanta muros, sino que los derriba. Los que no son sociables son los fanáticos de un dios particular, exclusivo de su tribu. Yo no creo tampoco en eso, yo me uno al que desea la paz (y no hay paz sin progreso y sin justicia), me uno a otros hombres cualquiera sea su religión, que invocan juntos que llegue un dia en que haya paz. Eso es lo que quería expresar. Es un sentimiento que tuve allí. Un abrazo.

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  3. Una, que es agnóstica desde que puede recordar, siempre ha entendido a Dios como un sentimiento de la humanidad. Sentimiento que, como diría Lorc, es una sonda del alma en el misterio. Yo no creo, yo no siento pues, aunque tampoco -nunca jamás- negaría nada, a pesar de Darwin, a pesar de los pesares. Una vez, aquí, aquí mismo, se me fue la mano y esa parte atea que a todo agnóstico le brota en días alternos, dijo cosas algo fuertes para el lector que sí siente; hoy, otra vez desde aquí, el lugar de mi crimen, pido perdón. Y, si fuera posible, pido perdón a ese misterio que tal vez un día pudiera estar aguardándonos.

    Amigo Francisco, efectivamente yo no soy triste, pero tendrá que pasar mucho tiempo antes de volver a ser lo que en realidad soy. De momento,como la heroína de la Sagan (tengo día de citas literarias:) me empecino en el bonjour, tristesse.

    Muchas gracias, Francisco, por tu compañía y tus palabras. (Y por tu paciencia.)

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  4. Hola Mertxe: no hay de qué pedir perdón. En realidad nunca hemos debido nada, ni somos tan malos como creemos. De lo que nos acusamos somos nosotros los acusadores. Ese misterio, si existe, es algo que en tí ama y disculpa y comprende a los otros. Cuando así lo sientes (sientes ese amor) en realidad es ese misterio que en tí existe y que te hace desear amar y disculpar. No es nada externo: es una parte de tí misma (esa parte donde encuentras la paz, quizás mirando al mar o en plena naturaleza, esa parte donde sientes algo que te conmueve al ver a un niño o una puesta de sol). Me gusta esa definición de Dios como UN SENTIMIENTO DE LA HUMANIDAD. Yo también soy agnóstico, porque creo que no podemos comprender ni expresar ciertas cosas. Se trata de experimentarlo, de disfrutarlo, de sentirse cobijado en el amor. Yo soy el que debo pedir disculpas por escribir sobre algo que debiera permanecer secreto e íntimo...Un beso.

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  5. Jamás lo hagas, jamás, si lo hicieras este tipo de conversaciones, este acercamiento, no existiría. Y entonces... entonces ésa sería la tristeza de las tristezas.

    Muy buenos días desde un Mediterráneo que se despierta.

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