Thursday, July 01, 2010
UNA PAUSA
Me ha gustado esta foto que oculta a André Breton. Como si lo que uno escribiese fuese un vano intento de reproducirse él en el papel. Y lo que queda no es sino una caricatura que oculta la verdad. Me ha gustado porque Breton juega a desaparecer, por el procedimiento de ponerse él delante de la página en blanco. Luego (o quizás antes) leo una cita de este gran surrealista: "Lo mágico siempre es bello, cualquier mágico es bello, de hecho sólo lo mágico es bello". Y me doy cuenta de que echo de menos esa poquita de magia. Quizás en lo que uno escribe intenta descubrir (o crear) esa magia que a veces asoma en los días, una magia que engancha y te deja con ganas de más. Pero la magia aparece cuando ella quiere y tarda siempre demasiado. Y por supuesto nunca llega si uno la requiere como prótesis para sobrevivir. Hay que ser capaz de vivir -y de escribir- sin magia, para que ésta venga a uno alguna vez.
He visto esa cita en un libro de Kundera (no sé si antes o después de buscar la foto de Breton). El libro, de ensayos, se titula "Un encuentro" y me gustó mucho -recuerdo- cuando lo leí: ahora repaso algunos textos subrayados y me encuentro con éste: "Un verso libre era también una unidad musical ininterrumpida, terminada por una pausa. Hay que hacer que se oiga esta pausa". Se refiere a la música de su compatriota Janácek. Entiendo que parte del arte de este compositor, para Kundera, está en la expresividad de los silencios (las pausas). Y entonces me doy cuenta de que la vida es una sucesión de notas vulgares, a las que puede dar sentido precisamente el silencio. Una pausa puede aportar la magia que falta. El arte estaría en lo que no se dice, en lo que no suena.
Y en esto, llega el verano. Llega esa pausa anual. Para mí es como un cambio de pellejo. Hasta final de septiembre, vivo como una lagartija. Hibernando en verano como un oso lo hace en invierno. Vitalidad reducida al mínimo. Pausa que espero de sentido a la melodía de este año que finalizo (yo finalizo los años en Julio y los empiezo en Octubre). Ese silencio forma parte de la melodía. Y en tal caso, no está mal reirse de todo lo escrito y, en lugar de seguir hablando de mí, dejar puesto aquí a este señor (que puedo ser yo mismo, que de hecho quizás sea yo -recuerdo vagamente haberme colocado una máscara como esa- ) y quedarme así -sobresaliendo de la página en blanco y mirándote con esa mirada miope- sin conseguir traspasar de verdad el papel para llegar al otro lado, atrapado en el artificio de los textos, a la expectativa del verano silente, para ver si esta pausa viene con magia o sin ella, con belleza o sin ella, para ver si el muñeco se echa a andar o sigue ahí sentado y oculto.
Y como coda, releo a Kundera y surge un recuerdo para Bramstoker, que intenta reconocerme en la foto: "Sólo la música puede dejar entrever el dolor oculto".
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Hacer de la pausa o pausas una cotidianeidad, un objetivo, un cumplimiento. Sentir la pausa como tal: ese instante físico -la naturaleza siempre es mágica, diverja como diverja- en la que somos no sólo materia, sino sobre todo sustancia. Y percibimos su aroma y sonreímos o nos ponemos a canturrear sin saber por qué. Y nunca la condición volátil nos tomó tanto.
ReplyDeleteUn abrazo, Francisco.
El verano también marca una pausa. Más o menos largo, al finalizar enfocamos un nuevo curso. Yo comienzo el año, verdaderamente, en Octubre. Y, como algunos animales hibernan, yo me adormilo en verano. Los planes quedan postergados. Y como digo en la entrada, en esa pausa es donde puede escucharse mejor la melodía de la vida. Un abrazo y feliz verano.
ReplyDelete¡Feliz verano, Francisco!
ReplyDeleteUn abrazo
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