Saturday, October 02, 2010

PEREGRINO EN PAMPLONA



Con la mochila al hombro, entré peregrino a la ciudad donde nací. Pamplona. Desde Roncesvalles, pasando por delante de la Clínica San Francisco Javier, donde me parieron. Con la mochila al hombro y los bastones, tras atravesar los Hayedos de Zubiri, los robledales y los chopos. Comimos en La Servicial vinícola -donde tomaba yo mis vinos en los recreos del Instituto- y hubo en la sobremesa canciones de siempre, acompañadas con la guitarra y el acordeón, entre amigos nuevos y viejos. Cantamos a dos voces con el dueño de la tasca, entre copas de pacharán. Buena juerga... La noche nos dió en la Plaza del Castillo, resistiendo al sueño. En Puente la Reina había mercado de pimientos y ajos, maravillosas verduras, y luego, para comer unas pochas exquisitas. Fue al siguiente día quizás, cargado con la mochila, por tierras de Estella, cuando me enteré de la muerte de Labordeta. De inmediato me acorde de Marta y su libro, en cuya presentación alguien leyó las palabras que él no pudo decir, y que había escrito en el Hospital. Labordeta era amigo de mis amigos de Zaragoza, aunque no lo llegué a conocer. Pero estos días yo he vivido un poco como el Labordeta que conocimos todos por la tele, andando por los campos, en plena naturaleza, entrando en los pueblos, visitando las Iglesias, preguntando a las gentes, metidos en el puro presente del andar y de los dolores del andar, libres, como fuera del tiempo, alegres, compartiendo sudores y vinos y canciones. Una forma de vivir posible, la posibilidad de esa vida -pensé- que quizás Labordeta acertó a elegir. Una forma de vivir verdadera. Con una identidad, una voz. La suya. Entre los demás. Cantando su canción, con esa voz rajada, algo hosco de entrada, pero noble, cargando con pocas cosas, sólo lo justo, en la mochila. No entro en ideas ni en política. Pero el Camino me dice que la vida es esto, andar con los demás, "echar un pie para delante y luego otro", andar aunque duela. Ese dolor que -como me decía un amigo- es circular, va cambiando a cada rato (te duele el gemelo, luego la planta del pie, o los muslos, la ampolla del dedo pequeño...) y que te hace estar muy metido en tu cuerpo, muy consciente de que tú eres ese cuerpo que te lleva por los caminos de la vida, ese cuerpo al que das agua, alimentas y cuidas para que no te falle. Peregrino, con pocas cosas en la mochila, andando por los caminos, entre amigos nuevos y viejos, disfrutando de los frutos del camino (higos, almendras, uvas, moras, castañas...), del vino, de las canciones, del sol y de los cielos nublados.

10 comments:

  1. El camino es algo que tengo pendiente, y que sé que llegará, en el momento adecuado, porque es de esas cosas que deben hacerse en el momento justo, y no en otro.

    Lo cuentas tan bien...

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  2. Hola Teresa. Yo he hecho ya cinco veces el Camino, por distintas rutas, y cada uno ha sido diferente. Cada uno me ha dado algo que, en ese momento, necesitaba. En este, me he dado cuenta de mi resistencia, de mi capacidad para continuar adelante. Dudaba mucho de mis posibilidades de acabar las etapas y lo he hecho bien. Eso es, en este momento, muy importante para mí. Me parece que es una experiencia muy positiva y la recomiendo a todo el mundo.

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  3. Querido Francisco,
    han sido días duros, complicados. Yo conocía a Labordeta desde la adolescencia. Los últimos meses intercambiamos muchos correos, así que puedes imaginar la tristeza que he sentido.

    Nos queda su obra, bella y fuerte.
    Francisco, te tengo que contar alguna cosa curiosa. Te doy un toc, toc.

    Un beso grande,

    Marta

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  4. Querido Francisco,
    han sido días duros, complicados. Yo conocía a Labordeta desde la adolescencia. Los últimos meses intercambiamos muchos correos, así que puedes imaginar la tristeza que he sentido.

    Nos queda su obra, bella y fuerte.
    Francisco, te tengo que contar alguna cosa curiosa. Te doy un toc, toc.

    Un beso grande,

    Marta

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  5. Querido Francisco,
    han sido días duros, complicados. Yo conocía a Labordeta desde la adolescencia. Los últimos meses intercambiamos muchos correos, así que puedes imaginar la tristeza que he sentido.

    Nos queda su obra, bella y fuerte.
    Francisco, te tengo que contar alguna cosa curiosa. Te doy un toc, toc.

    Un beso grande,

    Marta

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  6. Marta, las malas noticias, pero también las buenas...Tener un novelista en la familia. Ahí es nada. Y ser capaz de poner nerviosa a una multinacional. Labordeta disfrutaría. Un beso grande también, a la espera de vuestra presencia aquí en Sevilla, donde seréis bien recibidos.

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  7. Tu post me llena de ternura. Por la pérdida de Labordeta, con quien compartí algunas mañanas tempranas de radio, por tus orígenes (he descubierto que compartimos ciudad de nacimiento), por tus recuerdos (todas las noches de Sanfermín cenaba un bocata con mis amigos en La Servi), por tu paso por Estella (los orígenes de mi familia materna están unidos a la ciudad del Ega), por los recuerdos de Puente la Reina (donde disfruté fantásticos fines de semana con una amiga....). Me llena de ternura.... y me gusta.

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  8. Me ha alegrado mucho haberte traido esos recuedrdos. Que tengamos todo eso en común. Los bocatas de la Servicial... Yo vivía al lado. Y también mi familia era de la Ribera. Navarros somos los dos, por esos mundos. También me enternece esa mirada al pasado. Aunque ahí sigue Pamplona, para volver siempre.

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