Dice Vila-Matas que lo que él quería no era ser escritor sino ser Marcello Mastroianni en la película de Antonioni "La notte", vivir como vivía un escritor como Mastroianni en esa película. Fumar como él fumaba, mirar como miraba, hablar como hablaba. Tener ese atractivo para las mujeres y ese éxito social entre los ricos. Claro que, para eso, había que escribir. Aunque eso, en el fondo, era secundario. Ser escritor era una forma de vivir que él quería imitar.
Por eso, para vivir como un escritor (aunque para ello tuviera que escribir), se marchó a Paris y se instaló en un piso arrendado a una escritora madura (Margarite Duras), y comenzó a frecuentar el Café de Flore y Les Deux Magots, como habían hecho, antes que él, tantos escritores. Y comenzó a llevar (aunque le sentase mal) una vida bohemia y noctámbula (él que era tan metódico y propenso a resfriarse). Y cultivó incluso un parecido físico improbable con Hemingway (que aprendió a escribir novelas también en París) y se atrevió a usar chillonas bufandas y estrafalarios sombreros, como pensaba que era propio de los escritores. Se paseó interesante por todos los lugares interesantes y literarios de Paris. Su vida, sin embargo, no fue interesante, paso hambre y frío y no triunfó demasiado con las mujeres ni en la alta sociedad. Volvió a España con su primera novela bajo el brazo y con un ganado prestigio de raro. Y convertido, ahora sí, en un escritor, pues había escrito una novela y había vivido en París y frecuentado -se decía- a Margarite Duras.
Por eso, para vivir como un escritor (aunque para ello tuviera que escribir), se marchó a Paris y se instaló en un piso arrendado a una escritora madura (Margarite Duras), y comenzó a frecuentar el Café de Flore y Les Deux Magots, como habían hecho, antes que él, tantos escritores. Y comenzó a llevar (aunque le sentase mal) una vida bohemia y noctámbula (él que era tan metódico y propenso a resfriarse). Y cultivó incluso un parecido físico improbable con Hemingway (que aprendió a escribir novelas también en París) y se atrevió a usar chillonas bufandas y estrafalarios sombreros, como pensaba que era propio de los escritores. Se paseó interesante por todos los lugares interesantes y literarios de Paris. Su vida, sin embargo, no fue interesante, paso hambre y frío y no triunfó demasiado con las mujeres ni en la alta sociedad. Volvió a España con su primera novela bajo el brazo y con un ganado prestigio de raro. Y convertido, ahora sí, en un escritor, pues había escrito una novela y había vivido en París y frecuentado -se decía- a Margarite Duras.
Precisamente ese libro del que hablas "París no se acaba nunca" (título-homenaje a "París era una fiesta" de Hemingway) es el que vamos a leer proximamente en el grupo de lectura al que asisto una vez al mes. Lo leí hace dos o tres años, me divertí mucho, creo que fue lo primero que leí de él. Un hombre que juega, eso me parece Vila- Matas, juega a ser otro siendo él mismo. Un tipo muy interesante y una joyita para sus entrevistadores, es un gran conversador.
ReplyDeleteBesos Pachi.
A mí me encantó la novelita, especialmente porque la leí en un momento delicado, y me hizo sonreír tantas, tantas veces, que también le hice un pequeño homenaje en el blog.
ReplyDeleteEn realidad casi, casi, me hizo volver al blog, que en algún momento anterior pensé que había abandonado para siempre. :)
Un beso.
Pués yo no he leido el libro, y eso que soy admiradora de Vila-Matas, me encanto su Doctro Pasavento y cómo no sus Suicidios Ejemplares, entre otros.
ReplyDeleteNada que un dia de estos me pongo en el tema
Princesa: yo también me apunté este año a un grupo de lectura. Leí cosas interesante, pero no pude acudir con puntualidad. Lo mejor, como dice mi amigo Javazquez (mudo por un problema informatico fatal), es el segundo tiempo (en una tabernita), que muchos acaban por convertir en tercer tiempo. ¡Supongo que en Iruña haréis igual! Besos.
ReplyDeleteAmanda, es un placer tenerte por aquí. Yo también me reí mucho con el libro. Pero en el fondo, lo que me interesa es ese "no saber cómo vivir". ¿Cómo voy a empezar a ser el que quiero ser? Una idea sería la del libro: seguir paso por paso los pasos de otro que fue como quiero ser. Para llegar a ser como él. Es como si imitando lo que uno no es, llegase uno a poder serlo. En mi caso: cambiando de forma de vestir o de perfume (ésto me lo sugirió un post de El búcaro). Me debes, por cierto, un comentario...Un abrazo.
Madi ¿qué tal? Pues a mí también me gustó Pasavento. Le dediqué una entrada, porque se desarrolla en Nápoles y en la calle Toledo y otras zonas que visité en uno de esos tours de los cruceros en los que tienes tres horas para conocer una ciudad!!! Pero un taxista nos llevó a lo alto de las colinas para ver la bahía perfecta de Nápoles. Y eso valió la pena (aunque casi perdemos el barco). No obstante, Paris es Paris. Un beso y gracias por tu compañía.