Pasaron muchos años. Ahora me acordé de él, no se porqué, y entré en su página web. He recordado su mirada, sus grandes ojos. Su aspecto tan navarro. Y he visto esa foto en la que aparece con un Tete Montoliú ya enfermo. Yo, que todos estos años he seguido escuchando “Blues for Nuria”. Es lo máximo. Es una foto increíble. Pero es que Javier Colina es uno de los mejores contrabajistas del mundo. Ha tocado con los más grandes. Aquél chico simpático es hoy uno de esos navarros universales.
Esta mañana me enteré de que el Getafe remontó un 5-2 al Barcelona. Nada es imposible. Tampoco lo ha sido que Javi Colina esté donde está, donde sería un sueño para mí haber estado. Pero, de igual forma, es posible que un día, en Sevilla, recale Javier y me eche el teléfono y quedemos a cenar. Y es posible que podamos hablar de nuestra común pasión por el jazz. Y me cuente cosas de NHÖP, o de Curtis Lundy, o me diga qué sintió tocando con Tete.
Sea como sea, vicariamente, toco con él en cada concierto y voy de aquí para allá con mi contrabajo imaginario y soy uno más del grupo que escuchaba a "Deodato" en las tardes invernales de Pamplona.
Es un recuerdo precioso. Besos Pachi.
ReplyDeleteTambién a mí me pareció precioso escuchar tus recuerdos y reconocer ese contrabajo imaginario de la memoria del que nos hablas.
ReplyDeleteUn abrazo.