Sunday, June 17, 2007

EL PODER DEL GESTO

Me he quitado de fumar varias veces. Siempre a base de convicción. He tratado en cada ocasión de materializar mi decisión con un gesto, algo que para mí tuviera el poder de reforzarme en que sí, que estaba dispuesto a dejarlo. De marcar, con el gesto, una línea divisoria con el pasado. Recuerdo haber "enterrado" mi último cigarro, envuelto en un mensaje escrito sobre el papel dorado, en una caja de Marlboro que deposité en una papelera. Cada día pasaba por esa papelera y recordaba el ritual y la oración con que acompañé el gesto.


El gesto no tiene que ver con el acto mágico de Jodorowsky. Aunque participa del poder del símbolo y de la imaginación viva de la metáfora. No creo que sea el acto el que causa un efecto (no hay, como en la magia, una alteración de las leyes de causalidad naturales). No hay una palabra "abra-cadabra" que tenga la fuerza mágica de abrir una puerta. Es lo contrario. Yo tengo la fuerza de convertirme: de dejar una dependencia, de cambiar mi forma de vivir. Esa posibilidad de decidir ser mejor está en mí siempre disponible. Y esa convicción y ese deseo lo expreso, para que no se quede flotando en la vaguedad de los proyectos, en un compromiso real. Lo materializo, entonces, en un gesto. Pero toda la fuerza está ya puesta por mí para conseguirlo.



Recuerdo mi sorpresa, estando en Berlín, hace años, cuando en una tienda de ropa deportiva vi por primera vez aquellas extrañas pulseras extrañas. Y uno tras otro, los jóvenes entraban y las compraban. Pregunté y me dijeron que eran "pulseras antiracismo". Comprar esa pulsera y llevarla puesta era una expresión de compromiso personal con una causa. Luego, se generalizó su uso y, como sucede en nuestra sociedad consumista, se convirtió primero en un negocio y luego en algo sin importancia, una moda pasajera y al final hortera. Perdió el poder del gesto.


Natxo es amigo mío. Es un vasco grande y radical. Se coloca unas camisetas que él mismo diseña y no sé si incluso estampa. Cuando nos encontramos, le pregunto por la camiseta que lleva ese día. Siempre me sorprende. Materializa en ellas lo que piensa y lo que siente. Natxo me ha enseñado a dar importancia al gesto. Al gesto que yo invento para materializar lo que creo. Él lleva sus causas entre pecho y espalda y eso da unidad a su vida, coherencia, fuerza. Integrándolas así en su vida uno las hace salir afuera desde el confuso laberinto de las ideas y puede creer que de alguna manera ya se están realizando.

5 comments:

  1. Genial funeral-entierro del "penúltimo" cigarro. Hubiera pagado por verlo. Hermosamente jungiano y una auténtica hierofanía. Amén de confirmar que el símbolo muestra lo inexplicable.

    Un abrazo

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  2. Completamente de acuerdo.
    La fuerza de un gesto hace posible cosas como levantar la voluntad. Tengo yo un ritual mañanero inexplicable para muchos pero que funciona para mí
    Y sí, muy jungiano. La próxima vez que haya un vídeo.
    Abrazos,

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  3. No sé si estoy equivocado, pero ayer visité tu blog y la apariencia era completamente distinta. ¿Es así? En todo caso, tu trabajo es intenso, apasionado. Te seguiré visitando. Un abrazo, Francisco.

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  4. Apasionado. A veces apasionado, Rythmduel. Siempre deseando comunicarme y recibir mensajes. Entrenómada, la joven de pelo irlandés que quisiera me escribiera un poema sobre Taormina (con tu permiso lo pondré en mi blog). Y Aviador, otro poeta, al que imagino como un amigo con el que compartir, algún día, un gin-tonic, en cualquier barra. Amigos, un abrazo, esta noche.

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  5. El gesto es importante, pero también es un gesto no hacer ningñun gesto. Eso hice yo la vez que dejé de fumar definitivamente (al menos hasta ahora. No hice nada más que dejar de fumar ni siquiera se lo dije a nadie. Un día unos amigos me dijeron. "oye, si no fumas" y les conteste "no, no fumo."

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