Thursday, June 07, 2007

PRESANFERMINERO ( I )

Llegan estos días amigos venidos de Pamplona, cuyos hijos se han presentado a las pruebas de acceso a la Universidad. A todos les pregunto si les gustó aquello. Y todos me hablan con entusiasmo del monumento al encierro.
En la calle Roncesvalles había un grupo con dos corredores y un toro. Una bonita escultura. Pero me hablan ahora de algo mucho mayor. Me informo de que el pasado mes de abril se inauguró la ampliación del grupo, realizada por el mismo escultor (Rafael Huerta), y ahora hay seis toros, diez mozos y tres cabestros. Me parece... demasiado. No sé qué tal quedó, pero sus dimensiones (once por cuatro metros) parecen excesivas.
Algo tan grande es lógico que haya provocado polémicas. Al principio el escultor quería retratar a algunos corredores conocidos. Eso no gustó en el Ayuntamiento. Tampoco ha sido bien recibida la colocación del grupo sobre un pedestal, en lugar de a pie de calle, como se ven pasar los toros en el encierro.

Ahora los niños se suben en los toros y algunos dan la voz de alarma: peligra... el monumento.
El caso es que esta escultura colosal (¿demasiado?), más que otra cosa se va a convertir en reclamo turístico. El lugar ideal para hacerse la foto-recuerdo de Pamplona. Esto, no sé si bueno o si malo, pero no deja de ser una concesión al turista, más que algo propio de los pamploneses. Quizás a éstos sólo les sirva para eso, para que sus hijos jueguen (con cierto peligro...oiga!) y a lo mejor para que se conviertan en futuros corredores, de tanto jugar al encierro.
En la Bitácora del Tigre (http://www.labitacoradeltigre.com/2007/05/18/monumento-al-encierro/) se incluye esta foto, que da una idea de lo aparatoso del tema.

A mí, sinceramente, no me gusta la aparatosidad. Prefería la versión anterior, más recoleta y más nuestra. Porque por más universal que sea, el encierro sigue siendo algo nuestro y algo íntimo.

1 comment:

  1. El realismo suscita siempre una morbo especial, sobre todo cuando te pilla de sorpresa. Cuando el realismo es gigantismo a mi me recuerda más bien los conjuntos escultóricos del realismo socialista o del fascismo. Y entonces mejor alejarse y no gastar el tiempo en contemplar una estética poco creativa. No sé qué necesidad tendrían en Pamplona para levantar este conjunto aparente. ¿Por el turismo? ¿O necesitan algunos mirarse al espejo todos los días aunque sea en efigie? Hacía tiempo que no visitaba yo esta ciudad hasta hace poco y vi demasiadas señas corporativas (marca municipal tipo partido popular: mobiliario urbano, esculturas semejantes a las de otras ciudades españolas, etc.) y escasas señas de identidad propias cuidadas y promocionadas. Un casco viejo bastante anodino que lleva camino de convertirse en museo aséptico. Hasta se ha hecho desaparecer una fuente medicinal de procedencia muy antigua y ya conocida por los peregrinos jacobeos, la Fuente del Hierro. En fin, difícil compatibilizar modernidad con provincianismo tradicional, supongo.

    Voy a seguir leyendo tu blog, hermano.

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