Como dijo Olvido, "el regreso es el verdadero viaje". Nos vamos quizás para volver. Y volver con un amuleto, una prueba del otro lado. ¿Qué amuleto encontré? "Las puertas del pasado" (ese lugar junto a un templo circular, frente a una superficie de agua) que es una de las claves del vértigo. Éste es miedo y a la vez fijación en algo, deseo y temor a lo que se desea. Hay algo de lo cual no podemos apartar la vista, algo que nos atrae profundamente pero que nos causa pavor. En esa tensión, la mirada queda cautiva y uno se siente paralizado, sin libertad ni poder para seguir adelante.
Las puertas del pasado están abiertas. Y el pasado se vuelve a presentar como un lugar al que volver. Una puerta que quiere ser abierta una y otra vez. Algo que nos engulle, negándonos la posibilidad de comenzar de nuevo.
"El cementerio de Misión Dolores". Es la otra clave. Un lugar de tumbas, un lugar de paz y de belleza. La tierra de los muertos es un lugar lleno de flores, que crecen de esa tierra, un lugar donde quedarse, como si una tumba abierta nos atrajera, nos llamase a desansar allí...La tumba de uno, la muerte de uno. Esa adivinanza que es el bosque de las secuoyas sempervivas. Árboles milenarios que convierten la vida humana en una dimensión minúscula entre dos eternidades de vacío, como la temblorosa línea dibujada en el tronco de un arbol, en medio de un bosque que nos engulle.
La tumba, agujero negro, sexo femenino, que atrae y a la vez aterroriza. Torre a cuya cima no podemos llegar. Pasillo con fragmentos de espejos rotos, que de seguirse andando, conducirá de cierto a un punto sin retorno. Parálisis del miedo.
La imposibilidad de regresar es el gran miedo. Perder el vuelo de vuelta. Quedarse para siempre deambulando por los pasillos de un enorme aeropuerto. Pero el regreso (el presente) es el verdadero viaje. Ir a nuestro pasado y volver. Liberarnos. Cerrar esas puertas. Cruzar ese puente hacia el otro lado. Ese puente hecho de treinta mil cables de acero. Rígido, pero capaz de sostener la pasarela. Ese cable, del que hemos ido tendiendo los tirantes de un puente al otro lado. A la luz de Sausalito. A las casas lacustres, a la libertad de nuestro mayores, los hippyes, que creyeron en tantas cosas olvidadas, y que hoy recalan allí todavía, con sus barbas amarillas, con su vestimenta informal, con sus flores, con la su sencilla belleza, como un recordatorio de los anhelos de tantos que vivieron su juventud como una proclamación de derechos del ser humano. Los últimos románticos. Su testimonio. Lo que fuimos aquél verano de 1.967. El legado de esos jóvenes universales. El futuro está en el pasado quizás.
Hemos ido a Castro, donde el sexo se siente liberado de tabúes, pero siento que por el camino se ha perdido algo importante. El sexo era emblema de libertad, pero al final la libertad se ha devaluado, se ha quedado en pura imagen. Ahora la homosexualidad es un estatus vinculado a un cierto nivel de vida, a una capacidad de gasto, a una estética. Algo excesivamente inmediato e impulsivo, primario y vacío. No era eso. No se trataba de liberar los sentidos sino también la mente, no se trataba de crear un nuevo ghetto, otra bolsa de consumidores. Era algo más. La conquista ha sido también una rendición.
Vuelvo del pasado al presente. Y en el viaje de vuelta, "Hairspray", un musical sobre los sesenta, que recrea aquellos años en que era posible la juventud, esas rupturas que hoy nos parecen inofensivas y pueriles. Y sin embargo, esos jóvenes con su pacifismo, su integración racial, su hedonismo, su rock and roll, hicieron historia. El regreso es el verdadero viaje.
Monday, November 05, 2007
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El regreso no es el final del viaje. El final del viaje es no querer regresar.
ReplyDeleteBienvenido de nuevo a la tumba de la rutina, esa en la que no crecen flores como en el cementerio de Misión Dolores, pero que a buen seguro es más llevadera si, como es el caso, se atesoran recuerdos y vivencias, si se trae el alma llena de árboles milenarios y fragmentos de espejos rotos. La tumba, agujero negro, sexo femenino que atrae y a la vez aterroriza... Bella crónica poética para quienes no cruzamos nunca ese puente, y acaso no lo crucemos nunca. Cordial saludo
ReplyDeleteseguimos en el sueño de Ítaca....pero el regreso es una parte más del viaje, la descompresión a la realidad que has forjado durante el periodo de tu madurez...ya sé que como decía Neruda cada viaje tiene su tristeza...pero siempre hay un paisaje donde habituarlo en tus recuerdos...el jardín donde dejar vivir tu viaje a California...abrazos.
ReplyDelete"El regreso es el autentico viaje",
ReplyDeleteesto lo resume todo.
Un beso
(aprovecho este post para dirigirme a usted por otro motivo. ¿a eleminado unas entrdas suyas a uno de mis posts http://comosalir.blogspot.com/2007/10/quiero-ms-de-estos-momentos.html?
ReplyDeletetan solo me preguntaba el motivo que le ha inducido a hacerlo...)
Para Princesa, un beso y recuerdos (cuando voy a Iruña siempre lo considero "un regreso": como si fuera de allí estuviera, en definitiva, de viaje).
ReplyDeleteAunque el anonimato puede corresponder a varios lectore, este es mi querido lector anónimo, al que reconozco por una misma voz que me llega dentro. Gracias.
Fernando y Entrenómadas, viajeros también recientes y cronistas de otras tierras en vuestra poesía, un abrazo.
Badly: hola me alegra escucharte. Pero me entristece que no me apees ese usted (que leo como enfado). Retiré mi primer comentario porque te había molestado (no lo entendiste, pero yo tampoco estuve afortunado en el tono, y no te supe transmitir el cariño a que obedecía). Luego, al leer tu respuesta, había escrito una disculpa y dejé dedicado a tí un poema en mi blog (a BDG). Pasaron los días sin respuesta y me pareció que lo mejor era deshacer lo mal hecho y quedarme calladito una temporada. Es difícil a veces expresar los sentimientos y tú, desde hace mucho tiempo, me los provocas de simpatía y afecto. Te deseo lo mejor en tu nueva etapa con el blog al que sigo acudiendo con frecuencia. Un beso.
ReplyDeleteViajar es vencer. Al regresar traemos o dejamos un raigón… ¿Venciste?
ReplyDeleteFuerte abrazo
Vencí primero la flojera y luego la ansiedad -antes de cada viaje se me presentan en forma de amagos de lumbalgia o ciática (pero ya los conozco y sé que concluyen con el viaje)-. Ya allí lo primero que el viajero ha vencido es a la irrealidad: toman cuerpo la ciudad, la Bahía, el puente, el río Colorado, los viñedos, las salas de juego, las calles y los tranvías...y todo se convierte en cercano, todo es cotidiano y vivible, habitable y "normal". Dejan de ser meras palabras, historias o mitos personales cosas como Las Vegas o el Gran Cañón, volar en helicóptero o el pinot noir. Por unos días uno se trasplanta a una ciudad en la que hay un barrio de mayoría gay, y se ve envuelto en el embotellamiento de los lunes por la mañana o comparte un día soleado (nice day) con californianos felices en las calles de Sausalito o en los muelles de Fissherman's Warf. En ese tiempo, el grupo de viajeros convive y la convivencia vuelve a afirmar lazos...y todo eso es victoria. Un abrazo.
ReplyDelete... pero un viaje de nunca acabar.
ReplyDeletesaludos!!
“Retorno al pasado” es una de mis películas favoritas y en ella se encierra una de las más hermosas mentiras del cine. Nos mentimos para seguir vivos, mientras que Carlota Valdés ya murió y los lugares cambian, de hecho Misión de San Juan Bautista, era puro atrezo, incluso Madeleine es irrepetible porque lo que queda de ella está en nuestro deseo.
ReplyDeleteSi pudiéramos conformarnos con el segundo inmediatamente anterior a dar el salto al abismo…
Un fuerte abrazo de ‘regreso’
Olvido