Thursday, January 24, 2008

MIEDO A LAS SOMBRAS

El niño tiene miedo a la oscuridad y cada noche pide a su madre cuando se va del dormitorio que deje abierta la puerta, para ver luz. El niño no tiene padre. Una noche, un señor mayor le cuenta una historia que paso hace mucho, mucho tiempo. Un niño poco más grande que él, un pastor flacucho se enfrentó a un gigante terrible que tenía atemorizado a todo el ejército judío, en el valle de Elah. Cada día retaba a los guerreros y ninguno se atrevía a enfrentarse a él. Salvo este muchado que disfrazado de guerrero y armado sólo con su honda y cinco piedras que recogió del suelo, le salió al encuentro. El gigante bajó corriendo hacia él, dando gritos espantosos, dispuesto a matarlo...pero el muchacho se quedó parado esperándolo, y cuando ya casí lo tenía encima aguantó, apuntó despacio, y soltó el brazo, lanzándole una pedrada que acertó al gigante entre los ojos y lo mató. Luego, para espanto de los enemigos, cogió la espada del gigante y le cortó la cabeza.

Era la historia que ese señor contó hace muchos años a sus hijos, siendo niños, para ayudarles a enfrentarse con sus miedos. La misma que él escuchó de labios de su padre. "En la vida -hijo mío- hay que hacer frente al miedo, a la imagen espantosa de eso que se aproxima, el enemigo que acecha en las sombras. Aunque uno sea un niño pequeño y el miedo un gigante poderoso, hay que ser capaz de quedarse quieto, plantarle cara al gigante, mirarle a los ojos y apuntar bien, para buscarle el lugar donde lanzar la pedrada que acabe con él".

Dicen que los hijos de aquél señor mayor fueron valientes. Se enfrentaron al terror y supieron acudir en auxilio de su patria. Pero hoy no están. Y su madre quisiera que no hubieran sido valientes. Quisiera haberles dejado abierta la puerta del dormitorio. Quisiera haberles podido encender una luz cuando llegaban las sombras. Quisiera tenerles todavía cerca de su corazón por las noches, como cuando eran niños asustados.

6 comments:

  1. Quien a hierro mata a hierro muere, es de ley. Es lo que tiene la violencia, espirales donde lo mejor es no meterse... si te dejan.

    ReplyDelete
  2. Anonymous2:23 AM

    Vivir en una continua guerra es muy difícil,pero si además esa guerra es falsa, es destructivo generación trás generación. Pedir 'socorro' cuando ya todo está tan dañado provoca una inmensa tristeza.

    ReplyDelete
  3. Anonymous3:16 PM

    Hablais de guerra, de espirales de violencia. "En el valle de Elah" habla de eso, de lo que la guerra destruye en los soldados. Pero creo que la figura del padre es el enigma: realmente es un buen americano, un hombre que se compromete con su patria, que cree en los valores que ésta encarna. En tal caso ¿puede uno sustraerse en una guerra declarada contra el terrorismo (tras el trauma de un ataque como el del 11S)? ¿Ser antibelicista es una postura sostenible en todo caso? ¿lo fue en la Francia de 1936, para no intervenir en auxilio de la República, por ejemplo? La película tiene el acierto -creo- de dejar estas cuestiones abiertas (más allá de lo que pudiera ser un discurso políticamente correcto). Saludos a los dos.

    ReplyDelete
  4. la película es muy buena...y te deja la sensación de que en las guerras nadie gana...e incluso que aún después deellas siguen en el interior de los soldados...un aullido interminable recorre los campos de exterminio...ahora están en casa..abrazos.

    ReplyDelete
  5. Lo terrible es que para no sentir el miedo deba aflorar el monstruo interior. No hay davides. Sólo gente asustada en manos de terrorificos Goliats.

    Me gusto la película. También aludí a ella en el blog. Con alguna salvedad, que es la que siempre me asalta con el cine americano: que al salvar la bondad original del sistema termina por aceptar demasiados efectos colaterales. Pero me gustó.

    Un abrazo.

    ReplyDelete
  6. Buena historia. Es lo que tiene perder el miedo, pero a los miedosos también los matan.

    ReplyDelete