Monday, July 28, 2008

COMO LA LUNA

El protagonista de “El Palacio de la Luna”, M. S. Fogg, decide dejar de luchar contra las adversidades y adoptar el nihilismo activo como actitud filosófica: no hacer nada y limitarse a esperar el desenlace. Es cierto. La vida te está sometiendo constantemente a agresiones externas, sucesos que te desestabilizan y, en esa lucha constante por mantenerte en equilibrio, se agotan tus fuerzas.
Fogg quiere dejar que las cosas sigan su curso, que el azar marque el rumbo de su vida (llegar lo más lejos posible y ver qué pasa allí). Aprenderá que todo, en esta vida, tiene consecuencias. Pero, como le dice su tío Víctor al despedirse de él, con el tiempo las cosas se van conectando y al final todo va a salir bien. Todo fracaso y todo éxito son momentáneos y relativos. Forman parte de una trama cuyo dibujo sólo se ve al final.

Fogg, con esa filosofía, llegará a la indigencia y casi a la locura, viviendo como un mendigo en el Central Park. Allí, en el parque, los hechos confirman su tesis: cuando se esfuerza por conseguir comida no logra nada y es cuando desiste de intentarlo, cuando se da por vencido cuando llegan los milagros (alguien se acerca y la larga un billete de cinco dólares, por ejemplo). El milagro no se puede provocar, no está disponible. Llega cuando uno ya no lo pide.
En la novela, los protagonistas pierden y ganan fortunas constantemente. Lo mismo pasan hambre que reciben herencias o encuentran un tesoro. Incluso son capaces de regalar una casa o de repartir dinero a los desconocidos. Esto es muy americano. Todo es transitorio. El dinero entra. El dinero sale. Se va y vuelve. Y vuelve a escaparse de nuestras manos. Como la felicidad. Y uno nunca es rico ni pobre, feliz ni desgraciado.

6 comments:

  1. el 25 de julio a las 22:20 fui feliz. Bueno, en las tres últimas semanas he sentido el vértigo ese de tenerlo TODO varias veces. Y más bien Pachi, más bien....aaaaay.
    Muchos besos. En jazzaldia lo escuchamos casi todo, ya te cuento.

    ReplyDelete
  2. Me recuerda mucho a la primera entrada que hice en mihttp://pegasac.blogspot.com/2008/05/un-da-cualquiera.html blog. Solo son bifulcaciones que nos llevan a sitios y de todo tenemos que aprender, de los caminos equivocados sobre todo. De los buenos caminos tener la cabeza sobre los hombros y los pies en el suelo para no olvidarnos que seguimos estando sobre tierra y no volando por las nuebes, aunque en ocasiones es bueno dejarnos llevar hacia lo más alto y olvidarnos de nuestro rol diario y quedarnos con lo verdaderamente encantador, las cosas simples.

    ReplyDelete
  3. Pues sí, es así

    Te llega este comentario?

    ReplyDelete
  4. De vez en cuando llegan comentarios a entradas antiguas y me permiten leerlas de nuevo: como dijiste el otro día, somos muchas personas, y son muchas las personas que han ido escribiendo este blog. Es una forma de aprender a ser humilde.

    ReplyDelete
  5. De vez en cuando llegan comentarios a entradas antiguas y me permiten leerlas de nuevo: como dijiste el otro día, somos muchas personas, y son muchas las personas que han ido escribiendo este blog. Es una forma de aprender a ser humilde.

    ReplyDelete
  6. ¿Crees que la humildad se aprende?

    un abrazo

    ReplyDelete