La belleza es eterna. Hoy lo podemos comprobar, gracias a la imagen grabada. Ella que es hoy, vieja ya, se enfrenta a esa belleza que fue (que siempre habrá sido), con un tanto de furia, con una ironía crítica. Pero existió. Tuvo su momento. Brilló. Y hoy brilla para nosotros la magia de esa mirada del pasado, cautivándonos de nuevo: Mónica Zetterlund, "Waltz for Debie". Hoy podemos enamorarnos de ella todavía.
Tuesday, January 27, 2009
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Mientras te leía, Francisco, me ha venido el pensamiento del universo, tan plagado de estrellas muertas que, sin embargo, nos siguen alumbrando. No deja de ser fascinante ese haz de luz que proviene de un cadáver, quizás ni siquiera eso, quizás se ha pulverizado totalmente su existencia. Pero qué esplendor, ¿no es cierto?, qué esplendor sobre nuestras cabezas.
ReplyDeleteEn fin, ya ves cómo enfilo la tarde...
Es lo que tiene internet. Más de una vez me ha pasado descubrir a un artista y verle hacerse viejo delante de mi pantalla en tan sólo unos minutos. Es una sensación rara, como ver su propio tunel del tiempo. No sé, es extraño.
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