Monday, April 13, 2009

EL CAMINO PORTUGUÉS



Nos pusimos en marcha desde Sevilla, desde Córdoba y desde Madrid. Eramos veinticuatro peregrinos, deseando andar juntos esta Semana Santa del dos mil nueve. Deseando andar juntos este nuevo Camino de Portugal, que va desde Ponte de Lima a Santiago en una semana.
El Camino ha sido para mí el descubrimiento de los camelios. Portugal y Galicia en primavera son camelios en flor. Otros años fueron las hortensias, pero este año desubrí esa flor preciosa, roja o blanca, que adornaba los jardines y cubría de pétalos los senderos.
Ha sido el camino de la retama amarilla en los montes, de las calas en los huertos, de los manantiales de agua aportando su sonido a nuestro caminar.
Hemos andado entre el verde de los campos y los bosques de roble, las riberas de los alisos -que cantó Gil de Biedma- y los helechos. El aire aromatizado por los eucaliptos. Las hojas de los eucaliptos hembras, que son hojas de olor que llevamos apretadas en la mano para que acompañen nuestro andar. Y esas flores rosas que se ponen las mujeres peregrinas en el pelo.
Las parras altas de estas tierras forman pasillos al peregrino, que discurre bajo ese adorno de hojas, buscando las señales del Camino.
Han sido siete días de andar juntos, contándonos la vida unos a otros, encontrando señales, pistas para nuestras cuestiones personales, descargando nuestras penas en forma de piedras sobre los cruceros de Galicia, para que el Santo vea lo que hace con ellas.



Días de recapitulación y de esperanza, respirando el aire olvidado de los pinares, recuperando el olor de la madera en el fuego, el sonido del gallo cantando en la mañana, el sabor del pulpo a feira en Padrón o los cantos de Misa en los Santos Oficios en un pueblo cualquiera.
Ese puente románico, esa vía romana, la tumba de Cela o la plaza de la Leña en Pontevedra.


El Ribeiro y el Albariño que al cansancio de los cuerpos añadían la blandura espiritual precisa para llegar al abrazo y llegar al placer de la risa tonta que, en la noche, presagia un dulce dormir, para al día siguiente caminar de nuevo. Santiago que siempre nos citas a la hermandad del Camino. Caminar juntos, compartir camino y comida, convivencia y naturaleza. Una ilusión renovada. Un parón para cobrar fuerza. Un atillo de recuerdos y palabras, para ir adelante cada uno con su vida.

4 comments:

  1. ¡Qué bella, bellísima entrada! y ¡qué envidia! Hace mil años que quiero hacer el Camino... y todos esos olores y colores y amistad que describes.
    Deben de haber sido unos maravillosos días.
    Un abrazo, Francisco.

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  2. Ya me parecía a mí...sabía que fuera donde fuera estarías viviendo la Semana Santa como a ti te gusta. Me alegro Pachi, espero que me hayas llevado en tu camino, se me ocurren cosas que dejar en esas cruces...
    Un beso muy fuerte.

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  3. Qué hermosura, Francisco. En estos momentos sólo puedo añadir que me has dado mucha envidia.

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  4. Fackel1:26 PM

    Francisco. ¿Puedes pasarme una dirección electrónica donde hacerte una consulta? Si no la quieres dejar aquí, pónmela en mi dirección del blog. Pero, por favor, pónmela lo antes posible.Gracias.

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