Friday, September 18, 2009
BURLARSE DE LOS SENTIMIENTOS
Escuché esta aria intepretada por José Carreras en un disco recopilatorio y -con el vello erizado- me pareció maravillosamente romántica, convirtiéndose en una de mis favoritas.
Sólo después supe que esta pieza era burlesca. Richard Strauss incluyó esta aria en "El Caballero de la rosa" como una parodia del antiguo estilo operístico que consideraba trasnochado, poniendo en ella todos los trucos típicos del estilo romántico y dejando así de manifiesto cuánto de efectista había en esas óperas italianas que exaltaban el agudo y el sobreagudo. El aria es cantada en medio de la frivolidad y el desinterés, en una fiesta privada, donde nadie atiende al cantante, que por otra parte es un engreído pedante.
Ahora resulta que lo que yo amaba era una burla. Me sentí traicionado. A mí me había gustado de verdad esa aria y me desagradaba que el autor no la escribiera en serio. En definitiva, el autor se había reído de mis sentimientos, demasiado manipulables.
Luego pensé que Cervantes, queriendo hacer mofa y escarnio de un género deleznable, compuso el mejor libro de caballerías, y queriendo caricaturizar al caballero andante, creo la figura inmortal de Alonso Quijano, tan humano en su desvarío como crueles en su razón resultaban todos los personajes sensatos que pueblan ese libro. También el caballero es risible, ridículo, pero sus discursos están llenos de nobleza y su ética trasnochada llena de altura moral.
Y entonces me dije que, sea lo que fuere lo que pensaba Strauss al escribir esta partitura, la burla se convierte en un homenaje, al dejar al descubierto la indiferencia ante esa música, lo mismo que Cervantes dejó en evidencia la incapacidad de sus contemporáneos para el heroísmo. Ésta aria, a destiempo, como el Quijote, constituye un epílogo del romanticismo. Uno solo se burla de lo que en el fondo de su alma considera sagrado. Y quizás Strauss, lo mismo que Cervantes, amó lo que parodiaba: un tiempo ya muerto en que se podía cantar un aria como esa en serio, en que el sentimiento era verdadero.
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Me ha impresionado, tanto esta pieza que nos ofreces como la reflexión: profundo, humano, sensible...
ReplyDeleteGracias Esperanza: no pudimos estar el 15, esperamos poder acercarnos la semana que viene. Me gustó mucho tu obra en tu blog. Enhorabuena. Un abrazo.
ReplyDeleteEs una de las entradas más emocionantes que te he leído, y te he leído unas cuantas... yo siempre he creído que cervantes amaba las novelas de caballerías y que respetaba profundamente a los caballeros que habían perdido su lugar en el mundo, para siempre.
ReplyDeleteUn abrazo
Tienes razón, Francisco, ¡y cuánta! La historia de la humanidad es una crónica despiadada por minuciosa del odio que enconde amor.
ReplyDeleteMuy buenas tardes, mi recuperado amigo.
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ReplyDeleteIba a decirte que cualquier sentimiento convierte a aquello de lo cual proviene en verdadero. Que si amas un aria por su romanticismo, si despierta eso en ti es que en realidad existe.
ReplyDeleteEs una imagen preciosa que el mundo fuera así. Pero me he dado cuenta de que no lo creo en realidad.
De todos modos, ¿qué sabe nadie lo que uno puede llegar a sentir?
Gracisas Marisa. Sobre todo es fundamental ser capaz de ver más allá de lo ridículo. Por que don Alonso Quijano iba hecho un fantoche, como si alguien fuera ahora por la calle vestido de bandolero. Superar ese impacto de la imagen, en estos tiempos sigue siendo tan difícil como antes. Alguien que viste ridículamente NECESARIAMENTE contamina de ridiculez cuanto haga y diga. Y no es así, no debe ser. Por eso Cervantes, derrotado, encarcelado, inválido, autor sin éxito...objeto de burla, respeta tanto al burlado. Un abrazo.
ReplyDeleteMertxe me alegro de verte de nuevo y leerte. Es una suerte haber vivido con alguien que te haya enseñado a amar. Parece ridículo hablar de sentimientos pero...Es tan grande. Alguien no que te ame, sino al que tú amas (y sientas ese amor consciente, como cuando te abres la puerta al llegar a casa y te echa los brazos, y sientes esa alegría grande de estar con él, verse, encontrarse es una fiesta). Hemos tenido esa suerte. Un abrazo.
ReplyDeleteNadie sabe, Badly, lo que va a sentir. Querer sentir ya es algo. Pero -desde luego- sentir es (como le digo a Mertxe) algo inesperado, ilógico, algo que sucede sin saber por qué y sin saber por qué a esa persona que de agranda el corazón, haciéndote sentir. Un beso.
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