Tuesday, September 01, 2009
MI CIUDAD
En París me siento un privilegiado, paseando por esas calles, sentado en la terraza de "Les deux Magots", comiendo unas ostras en cualquiera de las tascas de allí, paseando por el mercado (flores, hongos, vino...), perdiendo el tiempo en los puestos de libros viejos, mirando trabajar a los pintores ambularntes, viendo Notre Dame con una luz y con otra luz distinta, andando por la Rue de L'Université, junto al Sena, simplemente soy feliz. Y uno viene a la vida para ser feliz: ira a vivir a esa ciudad sería lo sensato.
Pero si decidiera vivir en París tendría que dejarlo todo, dejar mi cómoda y convencional vida de ahora. Dejo volar la imaginación: mi apartamento allí, bastarían veinte metros cuadrados, a un precio carísimo, pero todo lo compensaría poder asomarme por las mañanas y ver amanecer sobre París, sintiéndome parisino, parte de esa ciudad. Lo pienso y se me ponen los pelos de punta. Un lugar en París, en el Barrio Latino. Donde escuchar Edith Piaf o Aznavour. Donde leer a Hemingway o Vila-Matas. Donde estar a la espera de lo que va a suceder en el mundo. Porque París es el centro del mundo. Eligiría París siempre, por encima -desde luego- de Nueva York y Londres, para fugarme allí y esperar allí la muerte. Porque los franceses nos han enseñado a vivir, a gozar del vino, a gozar de la buena mesa, de la literatura, del arte, del cuerpo, del amor...
Ya no viviré en París. A mis años, no creo que tenga el valor de dejarlo todo (se necesitan al menos dos para emprender esa tarea). Pero hay una cosa cierta, sé que París es mi ciudad, porque me emociona, y me bastaría para ser feliz, el simple hecho de asomarme a mi ventana cada mañana, mientras desayunara unos croisants con mantequilla y un café au lait, para luego salir caminar por la ribera del Sena y tomar a media mañana una baguette de jamón y queso en una terraza, viendo la gente pasar -dejando morosamente pasar las horas- y no hacer nada más. Un lugar ideal para ver, para gastar el dinero ahorrado, para simplemente sentirme vivo. Pero no creo que tenga el valor de dejarlo todo para irme (al menos se necesitan dos para emprender esta tarea) y vivir en Paris.
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Vaya, Francisco, veo que compartimos las ilusiones por la misma ciudad. Yo también tengo una cuenta pendiente con París. Vivir una temporada bohemia en ella siempre fue una tentación para mi. Y compartimos, curioso, el mismo café. Aunque se cite más al Flore yo me he tomado siempre los cafés en la terraza de Les Deux Magots. En el tiempo que anduve por allí, los camareros eran mayores y/o yo muy joven. Me temo que a ciertas edades vivir en París tendría otras exigencias. Más reposadas, menos ruidosas, menos noctámbulas. ¿En la isla de Saint-Louis, por ejemplo? Pero París bien vale un esfuerzo, aunque nos destroce. Ah, y recuerdo un café, en el Quartier Latin, ya no estoy seguro si se llamaba Saint-Michel, al borde del Sena, en cuya terraza sucedieron amistades imprevistas y propuestas tentadoras que, de aceptarlas, pudieron cambiar el rumbo de mi vida a miles de quilómetros de Europa. Pero ésa es otra historia.
ReplyDeleteTu redacción es muy onírica, pero de esos sueños que se pueden tocar en esta orilla. Así que no me tientes, jaj. ¿Habrá que decir aquello del final de la película de Casablanca?
Un abrazo, y eso, que me ha gustado mucho tu texto. Sabe a poco.
http://fernandosarria.blogspot.com/search/label/CAF%C3%89%20PAR%C3%8DS
ReplyDeleteo sea idem de idem...me dejas tu post para Arde París?...abrazos.
También es casualidad que mi próxima novela comience en Les Deux Magots.
ReplyDeleteUn abrazo.
Por cierto, con este post tan sentido a cualquiera le entran ganas de dejarlo todo para irse a París.
ReplyDeleteHola Félix, compañero en el amor a París. Bienvenido a este blog. He visitado el tuyo y visto torres e islas, palacios y claustros, mar y praderas...un paisaje y una arquitectura románticos. París no es -arquitectónicamente, paisajísticamente- romántica. Su romanticismo no es cultural. Es otro romanticismo. No sé si es gótica...pero sí antigua o intemporal. Paris es principios de siglo XiX (aunque quede la plaza de les Vosgues), ebullición creativa, libertad, BOHEMIA de los artistas (es Modigliani y Picasso, Renoir y Pisarro). El París del jazz (Diango Reinhardt y Stephane Grapelli), de los negros, de la alta costura, de la Renault, de Cahiers du Cinemá, el París de los años de entreguerras y de la resistencia, el París de los americanos en París, de "Abril en París", de Bud Powell, el París del existencialismo, el de "Funny Face". No es algo antiguo: es -por el contrario- algo muy moderno, es "lo moderno", lo experimental, lo divertido...el champagne. Sed de Champagne, sed de París. Un abrazo y feliz regreso.
ReplyDeleteFackel, Fernando: gracias por vuestras aportaciones y me encanta saber que nos gustaría a todos estar en un mismo lugar (y lo estamos de alguna manera: esa terraza es una cita ¿no es verdad?)
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