Thursday, January 21, 2010

MUNDO SUMERGIDO



El día después del diluvio volvió el sol. Los cielos se abrieron y se hizo la luz. Todo estaba en paz. Una gran calma señoreaba las aguas. Bajo ellas, la destrucción. La descomposición podrida del pasado no era visible y todo parecía nuevo. El mundo que fue había quedado sumergido, distante y congelado. Era apenas un recuerdo para los supervivientes, los que pudieron en secreto ponerse a salvo. Nadie quería pensar en lo que ocultaban las profundidades. Se cuenta que los condenados fundaron su propia comunidad fantasma, sin recuerdos ni futuro, y vagaban en grupos, trazando círculos sobre sí mismos, siempre mirando a la luz, hacia la superficie. Allí seguían escribiendo algunos sobre mesas llenas de conchas marinas.



Esculturas de Jason de Caires Taylor

3 comments:

  1. Y sus letras se llaman caracolas...

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  2. El final del diluvio trae la esperanza de un mundo nuevo. Todo va a cambiar. La cólera de los dioses se ha calmado. Pero hay que sentir la compasión de ese mundo que se va. Escribí esto pensando en esa vida que cualquier revolución deja atrás. Lo de antes queda como en un mundo lento, onírico, líquido. Lo de antes lo despedimos para que se quede tranquilo en ese mundo sumergido de la conciencia, donde seguirá habitando en paz, por que no ahuyentaremos esos recuerdos. Ahí sigue esa vida que no pudo ser, como congelada, pero mirando a la luz, a la esperanza. Renovando lo de arriba, apoyando ese cambio, en el que ya no participa. Esa mesa escritorio, muy de funcionario, vacía, es cualquiera de nosotros liberado de la rutina. La rutina queda sumergida, la vida rutinaria y funcionarial de antes. Pero queda bendecida también, en lo que tiene de humilde y esforzada. Muchas vidas de buena fe, perdidas, allí abajo, pero que nos dan permiso para vivir la nueva vida que tras el diluvio se presenta.

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