Wednesday, July 13, 2011

TREN NOCTURNO A LISBOA

He acabado mi relectura de Dublinesca, en la que buscaba lo irlandés y finalmente me he encontrado a mí mismo. Ahí están todos mis temas -misteriosa afinidad de detalles biográficos precisos con el protagonista (editor retirado)- y tendré que rumiar esto (haber hallado en Riba un alter ego, un guía catalán) y seguir estas pistas en los próximos meses. Además, impulsado por Vila-Matas y el Ulises- he dado el salto portugués, descubriendo enTavira (Algarve) la esencia musical del fado que me acompaña desde hace años, una esencia algo melancólica y lacónica, pero cuyo laconismo no es vacío sino hecho de huecos y ausencias muy presentes, huecos que son bellos como me recuerda Cristina, que es también un hueco mío (nadie llena el hueco de otro), alma lusa poética y floral, austera y marinera. Me confirma este desvelamiento en mí de lo portugués, este viaje interior a Lisboa un sorpresivo mensaje anónimo que recibo, de algún modo anticipado en la última frase y que es el ritornello de la novela ("Siempre aparece alguien que no te esperas para nada"). Lisboa extrañamente vinculada a Ulises (Oulisipo, Lisipoa). Ahora tengo que tomar el Tren nocturno a Lisboa que me está proponiendo el autor como tarea.

2 comments:

  1. Anonymous9:57 AM

    Vaya, me alegra la acogida que tuvo mi comentario sobre el libro de Mercier. Aunque su argumento no tenga nada que ver con este blog, la sensación que me quedó es la misma que leyendo estas páginas: búsqueda, viaje, libros, Portugal, inquietud...

    En un toma y daca literario, leeré Dublinesca este verano

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  2. Es que todos somos emisarios de los dioses (unos para los otros). Somos máscaras que dicen mensajes (angelós). Y el mensajero nunca conoce el alcance ni el sentido del mensaje que transmite. Si viniste aquí tienes que leer Dublinesca, como si tu fueses Riba. Que disfrutes y vuelve por aquí.

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