Pero he estado a punto de perderla...
...la fe en la palabra, digo (tras leer "Doctor Pasavento", rectius, tras subrayarlo en esas largas tardes de pueblo, enfundado en mi sillón, donde me aíslo del personal local, del entusiasmo local por ese pueblo al que voy, verano tras verano; digo más, tras escribir en los márgenes, con letra minúscula, mis pensamientos concordantes, mis asentimientos, mis deslumbramientos).
No en vano fui a Nápoles ("Neipols" en inglés), el año pasado y...todo era pura reminiscencia, desde la calle Toledo al pasaje de Vittorio Emanuele. Desde la bahía perfecta, con el Vesubio al fondo (cuya erupción pintara Turner en una tela que estalla, como el volcán, en colores dorados, igneos; vista desde la colina de los vips a donde nos subió el taxista, cuya media hora apalabramos en un regateo latino como Dios manda), hasta el puerto. Ese Napoles donde se esconde Vila-Matas (perdón, Pasavento), escapado (como a mí me gustaría) de Sevilla, en un equívoco: alguien que me suplante, que pase por mí a partir de ahora, para darme la vuelta...y marchar a ese Paris, para instalarme permanentemente en el Hotel Venice, bajo nombre supuesto (¿por qué puse a este blog mi verdadero nombre?), mi Paris, mi barrio latino (mi cava de jazz, con mi pipa, como en "Funny Face", en un ambiente creativo y degenerado, donde pudieran, en cualquier momento, salir a la pista Fred Asteire y la maravillosa Audrie Hepburn). Perder la identidad...un sueño, pero ¡qué parecido a volverse loco! O fingir la locura, quizás. Para librarse de las obligaciones...libertad de horario en el balneario. Veinticuatro horas para mí: largos paseos en los Alpes. Y morir sobre la pura nieve (con las botas de caminar -de pasear relajado, olvidado- puestas), habiendo engañado a todos, habiéndose sacado gratis, con este ardid de debilidad, el mantenimiento y el alojamiento, incluso el cuidado médico y los mimos de las enfermeras (esos cuidados y ese amor a que también los cuerdos tendríamos derecho), e incluso tras sacarse gratis la admiración un tanto snob de los que nunca te leyeron, y ahora vienen a visitarte (y se convierten en especialistas en tu obra, biógrafos y editores póstumos) y se fotografían con "el que lo dejó todo y se fue", el que hizo la gran renuncia. La renuncia a ser alguien. El que mandó todo al carajo, como nadie se atreve a hacer, para ser libre y...(hoy precisamente he vuelto a ver al ocupante de esos cartones abajo, en los soportales; otro loco).
Y así, por estar entre los que no cuentan (los que renuncian a contar), por sumarse uno a la nómina de los sin voluntad, sin futuro, sin nada, accedo a saber que mi vocación quizás hubiera podido ser la de mayordomo (servir ¿no es eso lo que nos hace felices?).
He estado, este verano, a punto de perder las ganas de escribir más, de contar más, para nadie...pues ya no contaba (eso creo). Y ahora vuelvo, y vuelvo nuevo, renovado, para escribir si sí, sí, si no, no. Para no ser leído, para no comentar con nadie lo que escribo, para ser un ser que es o quiere ser lo que puede imaginar de sí mismo. Y puede (imaginar tan solo, pero ya es algo) imaginar que es capaz de amar y de sobrevivir en el anonimato del amor. Y quiere seguir renanciendo de todas sus muertes y hallando almas gemelas, como Vila-Matas encuentra almas gemelas en su soledad balnearia o hospedera, como descubre a ese caballero de la foto de portada, con la niña subida a una silla, su hija, segura con esa seguridad del niño sostenido por su padre (oh! padre, oh capitán! ¿dónde me tiendes la mano?). Y así, entre almas gemelas imaginadas o soñadas, soñar, amigos, con la belleza del silencio.
Thursday, November 16, 2006
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BRAVO!! (de pie, aplaudiendo a rabiar).
ReplyDeleteMenuda vuelta. Tocado por las hadas.
Hoy comienzo con las estrellas.
Un beso muy fuerte,
También aplaudo como Princesa. Me gusta esa renovación, esa vuelta, esa decisión de seguir, me gusta que vuelvas a escribir. Me dolía tu ausencia, tu silencio. Muchos necesitamos leerte, lo sabes. Un abrazo y gracias por estar de nuevo.
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