Thursday, September 27, 2007
LA NOVELA DE UNA VIDA
Estoy ahora mismo en el trabajo. Ella acaba de salir. Cuando llegué por la mañana, al sentarme en mi sitio, sentí esa sensación de reiterado fracaso, tras veinte años haciendo lo mismo (la gente del pueblo se ha acostumbrado a mí, nos saludamos por la calle, me aprecian y me respetan, pero soy un personaje ajeno a sus vidas). He recordado entonces lo que alguien comentó el otro día: "cada persona es una novela". Ella es peruana, tramita la venta de un terreno cercano a Lima, una parcela de siete mil metros, frente a un bosque (son los datos que veo en sus papeles). Es una muchacha joven, bella, de piel oscura y pelo negro. ¿Cuál será la novela de esta mujer? me he preguntado al mirarla a unos ojos oscuros que sonríen. ¿Cómo fue su infancia, tan lejos? ¿Cómo es ese bosque? ¿Qué significa ser peruano en España? ¿Qué peripecia ha supuesto obtener estos papeles que me enseña y mecánicamente compruebo? Nada le he preguntado y se ha ido. Nuestra relación no ha pasado del ritual cortés que impone la burocracia. La dejo marchar sintiendo que me he perdido esa historia. Pero, al menos, por un momento -en el cruce de nuestras vidas- me ha visitado la magia de las preguntas sin respuesta y las ilusiones románticas. Y al despedirnos mi saludo ha sido en verdad un deseo insatisfecho. "Cada persona es una novela". Y esa riqueza pasa por delante cada día ¿Cómo abrir ese libro para leer la historia?
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¿Cómo abrir ese libro para leer la historia?...pues saliendo de la campana neumática que aleja a algunos seres de ellos mismos. Ciertamente, “cada persona es una novela”. Pero hay que abrirla o al menos intentar conocer algo el prólogo. Algunos son tan interesantes que entraríamos en picado en la novela y podríamos escribir el epílogo de sus vidas nosotros mismos.
ReplyDeleteFuerte abrazo
Ees verdad. El aislamiento es, en primer lugar, un aislamiento interior. Sentirte alejado de tí mismo. Esa es la clave. No reconocerte en lo que haces, en lo que es tu vida ¿Qué le mantiene a uno dentro de esa campana? ¿El miedo a hacerla estallar? Seguramente uno teme al dolor. Uno, que se hizo el traje, ahora piensa que es como su propia piel y que quitárselo es desgarrarse. Y ha olvidado que el cuerpo crece y los trajes se quedan estrechos. Y que uno tenía la capacidad de hacer trajes. Un abrazo y gracias.
ReplyDeleteUn placer leerte.
ReplyDeleteGracias por linkarnos.
¿Cada persona una novela? ¡Cada individuo muchas novelas! Y la realidad, siempre, siempre, superando la ficción, bien sea la novelada, la cinematografiada o la soñada. Al fin y al cabo, acaso la literatura simplemente queda para dar testimonio, ¿no? ¿Qué es la Biblia, por ejemplo, sino tradiciones orales plasmadas literariamente? Bueno eso era hasta ahora. Aunque con las nuevas tecnologías ya ni se sabe. Buenas noches, Francisco.
ReplyDeleteVere, me gusta mucho vuestro blog (Sicilia) y la música que ponéis.
ReplyDeleteFackel: el problema es de concentración y dispersión. Cada uno de nosotros somos muchos y por lo mismo es inmensamente difícil conocer a nadie. Cuanta más gente tratas menos intensamente la conoces (cuanto más autores lees, menos intensamente son tuyos...). Concentrarse en algo implica condenar a la pura superficie todo lo demás, para llegar a la esencia de ese algo (a la profundidad)en algo. En mi caso, la peruana que digo forma parte de ese entorno de superficies (no real) en el que ya no puedes concentrarte.
Qué hermoso y bello texto... Invita a la reflexión en muchos aspectos. En primer lugar, creo que aunque sea muy literaria, lo de la sensación reiterada de fracaso no resulta demasiado real. Y en cuanto a lo de resultarle ajeno a la gente del pueblo, pueblo lejano que ni se nombra, puede existir mucho de simple percepción errada. ¿Quién le dice a Usted, por ejemplo, que diez o quince jóvenes del pueblo no le profesan una admiración extraordinaria que les gustaría que se transformara en cordialidad, aunque lo impidan las circunstancias de la vida y una actitud de cordial y educada distancia? Sobre la bella muchacha peruana, la narración da para todo un relato. Qué razón tiene el buen aviador capotado al aludir a la campana neumática que aleja a tantos seres de ellos mismos. No sé por qué al leer esta entrada se me ha venido a la cabeza a G. Robinson y la mujer del cuadro... Cordial y afectuoso saludo de un desconocido.
ReplyDeleteAmigo lector, gracias por su comentario. Ciertamente, al escribir uno recrea y altera la realidad (y se deja llevar por lo literario). La mujer del cuadro sería un ejemplo de respuesta que sigue a una pregunta: todo encuentro es una respuesta. Toda carta es una respuesta (Carta de un desconocido, en este caso). Me ilusiona pensar que en el pueblo lejano me sientan próximo. Saludos.
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