Sunday, June 14, 2009

AFTER DARK


Tenía un libro para ella, el mismo que ella acababa de leer. Murakami nos había unido. Como tantas cosas nos unían ya. Quise entonces que leyera "Al sur de la frontera, al oeste del Sol", pero no recordaba ese título. Era la historia de alguien a quien, como a nosotros, gustaba el jazz. Alguien con un vacío. Alguien que se reencontraba con una persona de su vida pasada...o de la futura.
Después de su partida, empecé a leer "After Dark". Y allí, en las primeras páginas, me encontré con una historia que tenía que ver con nosotros. Era casi una pregunta, una pregunta que unos días más tarde me volvería a hacer alguien que regreso de lejos. Alguien que venía como un emisario con su mensaje.
Tres hermanos naufragan y son llevados por las olas a una isla de Hawai, con una gran montaña en el centro; un dios se les aparece por la noche y les dice "allí hay tres grandes rocas redondas, empujadlas hacia donde queráis y allí donde os detengáis será donde viviréis, cuanto más subáis más mundo conoceréis, pero vosotros decidís hasta dónde queréis llegar". El primer hermano empuja, las piedras son muy pesadas, y al poco se para: el sitio le parece bueno, hay pesca y sombra de árboles. El segundo sube por la montaña y hacia la mitad, cansado, se detiene. El sitio está bien, hay fruta, podrá alimentarse. El tercer hermano sigue ascendiendo y ascendiendo, empujando hasta la extenuación la pesada roca, hasta el límite de sus fuerzas, y llega por fin a la cima de la montaña, desde donde divisa todo el mundo alrededor, más que sus hermanos. Allí será donde vivirá en lo sucesivo, pero en ese lugar no crece la hierba, ni vuelan los pájaros, no tiene qué comer sino raíces, ni qué beber sino chupar el hielo y la escarcha. Pero cuenta la historia que no se arrepintió pues desde allí podía contemplar el mundo...
Tú y yo seguimos empujando ¿verdad?...seguimos inisitiendo sin descanso con ese anhelo de ir adelante, de buscar, sin conformarnos con esto que tenemos, quizás porque sabemos que donde paremos será ya nuestro lugar para siempre. Pero ahí está también, constante, la tentación de parar, de dejar de esforzarse. Tememos el precio de la soledad que nos cuesta llegar arriba y es más cómodo, más fácil, vivir sencillamente, sin pedir demasiado más a la vida que una cierta paz, una cierta serenidad. Sin embargo, quedarse ¿no sería renunciar a toda esperanza?
Ahora un amigo me cuenta la historia al revés: la cima no es el lugar desierto e inhabitable que nos han contado. En realidad la gran piedra que empujamos hacia arriba es nuestro miedo y esa piedra se va deshaciendo a medida que seguimos adelante y se hace más pequeña, hasta disolverse y desaparecer. Y sólo al enfrentarnos al miedo, alcanzamos el amor.
No se cuál es la historia verdadera.

2 comments:

  1. La dos lo son. Lo que está claro es que el mundo se ve mucho mejor, y no me refiero a más bonito sino a más nitido, más sin niebla, cuando te abrazan.

    Gracias Pachi. Leeré el libro del que hablas (los dos, After dark y el de el sur y el oeste).

    Estoy siguiendo tus instrucciones (las del sms) al pie de la letra.

    Un beso muy fuerte, espero veros pronto de nuevo.

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  2. La historia verdadera es siempre la de uno mismo. Así que será la que tú quieras.

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