Friday, August 28, 2009
DE REPENTE UN FANTASMA
He estado unos días -pocos- solo. Aquí no quedó nadie y quien contestó mis correos fue para decirme que no estaba y que volvería pronto. Así que escribí numerosas entradas para poder -como dijera Borges- sentirme justificado en las largas tardes solitarias. Y mientras tanto, veía viejas películas en casa, esas que siempre me dejan boquiabierto y me sorprenden, como si las estuviese viendo por primera vez. Ahora, revisando "El tercer hombre", he vuelto a sentir ese vacío del protagonista, cuando cree haber visto a su amigo. El amigo que no está, el amigo huidizo. Ese vacío del otro, que nos falta. Y sale persiguiendo sombras, rumores, llamando a gritos a Harry...pero al final se encuentra en medio de la plaza, solo. Esa aparición fantasmal, esa sombra de un sueño, proyección del deseo sobre un muro de ladrillos, ese es el truco que nos tiene enganchados a toda esta galaxia de los que escribimos blogs. Hablamos (escribimos) para nosotros. Pero ahí, del otro lado...a veces se abre una ventana y una luz indirecta ilumina la acera contraria y nos hace creer que hay alguien en aquel portal que nos mira y (con una cómplice ironía) nos sonríe. Y sin embargo, sabemos que sería inútil salir en su persecución, porque es precisamente su condición de sombra la que mantiene el interés de la película. Y el mismo perseguidor -mientras corre- se da cuenta de que él también es poco más que una sombra para otros, y un día lo decide, va y desaparece.
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Hola Francisco, aquí una sombra que cuando te lee, sonríe. Qué buena peli es El tercer hombre, cuánta miga tiene el tema de la amistad huidiza... Besos.
ReplyDeleteHola Selma: también yo he sonreído al leerte en tu blog y al recibir ahora tu mensaje. Perdón por lo de fantasmas, pero es que -a veces- cuando más ganas tienes de que alguien te cuente algo (cuando necesitas escuchar una voz, sentir vida del otro lado) parece que no hay nadie. Luego te dicen que no vieron el correo, que no les llegó...siempre pasa algo. Eso de echar de menos es -de todas formas- algo inseparable del querer. Recuerdos a tu gente. Un beso.
ReplyDeleteNo lo podías explicar mejor, Francisco. Lo rubrico. La soledad sirve para reflexiones así. ¿Y para decisiones de una guisa semejante? Porque tienes razón, somo eso: conidición de sombra, es decir, un rol. Ni siquiera sombras.
ReplyDeleteUn abrazo.
Fackel, amigo, dices decisiones de esa guisa ¿cuáles por ejemplo? ¿De qué le sirve a uno saber que es una sombra apenas? Mi decisión sería -no sé la tuya- hacerme cargo de mí mismo, echarme a la calle, obligarme a comer decentemente (cuidar de mí), saber que puedo confiar en mi capacidad de alimentarme por mí mismo. ¿Es esto? Pero uno siempre echa en falta a otro con él. Un abrazo.
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