La idea -expresada con otras palabras- la he tomado de un texto de Alan Pauls, en el que comenta sus impresiones como lector de "Suicidios ejemplares", de Enrique Vila-Matas. El sentido es que uno, cuando empieza a tantear la idea del suicidio, paradójicamente eso es síntoma de que hay vida, de que hay una gran voluntad de vivir...de otra forma. Ese deseo es tan fuerte que, si no se realiza, uno está dispuesto a (sopesa la idea de) no seguir viviendo. Según esto, y es una idea que también expresó Herman Hesse, la mera posibilidad del suicidio consuela a veces (permite sobrellevar momentos en que la vida se convierte en mera supervivencia). Un saludo para tí.
Hola Bel. El lenguaje engaña, pero no creo que sea un juego de palabras: se trata de que -en determinado momento- nuestra vida no nos gusta pero a la vez decidimos que otra vida no es ya posible. Y posible sí es. Ojo: eso sería lo que habría que cambiar en la mente del suicida, digo yo (y tengo personas cercanas que no han sabido cómo seguir). Veo el suicidio (mejor, la tentativa) como un grito, pidiendo ayuda. De hecho el suicida suele hacer varios intentos antes. Un grito pidiendo que alguien le ayude: no puedo seguir así y no sé cómo salir de esto. Un abrazo, Bel.
Los suicidas lanzan muchos mensajes, sólo que no suelen ser escuchados. A algunos se les ve venir, otros lo disimulan con cierta habilidad, otros más son falsos suicidas en ciernes, meros exhibicionistas de sus miserias recabando la piedad y el consuelo de los demás en aquello que no son capaces de abordar por sí mismos.
Yo propongo que se pase del verbo reflejo suicidarse al transitivo sucidar. No es correcto desde el punto de vista de la RAE. Pero lo propongo. Ante ciertos desánimos, pre-desesperaciones, confusiones y perplejidades tenebrosas varias que pueden acechar al hombre con una alternativa destructiva para con él mismo, propongo hacer algo transitivo: suicidar situaciones, ilusiones vanas, deseos inalcanzables, relaciones frustradas, etc. La cuestión es: ¿no estaremos a su vez si lo hacemos matando nuestros sueños?
Si hubiera aquí un psiquiatra diría: pero el suicida de verdad -una personalidad tendente neuronal, afectiva y emocionalmente al suicidio- es otra cosa.
Hola Fackel: también es verdad que - y no sólo metafóricamente- el auténtico suicidio es seguir viviendo la vida de otro y no la nuestra. Pienso en esos jóvenes que intentan vivir la vida que para ellos han diseñado sus padres. Llega un momento en que se dan cuenta de que no es la suya: esa es la revelación. Suicidarse sería, por ejemplo, dejar colgada la carrera que no les gusta ¿no? Suicidar el sueño que no es suyo. Un abrazo.
Totalmente de acuerdo, muy buena frase. Saludos
ReplyDeleteLa idea -expresada con otras palabras- la he tomado de un texto de Alan Pauls, en el que comenta sus impresiones como lector de "Suicidios ejemplares", de Enrique Vila-Matas. El sentido es que uno, cuando empieza a tantear la idea del suicidio, paradójicamente eso es síntoma de que hay vida, de que hay una gran voluntad de vivir...de otra forma. Ese deseo es tan fuerte que, si no se realiza, uno está dispuesto a (sopesa la idea de) no seguir viviendo. Según esto, y es una idea que también expresó Herman Hesse, la mera posibilidad del suicidio consuela a veces (permite sobrellevar momentos en que la vida se convierte en mera supervivencia). Un saludo para tí.
ReplyDeleteSí, efectivamente. Es "esta" vida lo que se le hace insostenible, no la vida.
ReplyDeleteEl lenguaje... es tan fácil ser engañado.
Un saludo, Francisco.
Hola Bel. El lenguaje engaña, pero no creo que sea un juego de palabras: se trata de que -en determinado momento- nuestra vida no nos gusta pero a la vez decidimos que otra vida no es ya posible. Y posible sí es. Ojo: eso sería lo que habría que cambiar en la mente del suicida, digo yo (y tengo personas cercanas que no han sabido cómo seguir). Veo el suicidio (mejor, la tentativa) como un grito, pidiendo ayuda. De hecho el suicida suele hacer varios intentos antes. Un grito pidiendo que alguien le ayude: no puedo seguir así y no sé cómo salir de esto. Un abrazo, Bel.
ReplyDeleteUn aforismo acertado y brillante, Francisco.
ReplyDeleteLos suicidas lanzan muchos mensajes, sólo que no suelen ser escuchados. A algunos se les ve venir, otros lo disimulan con cierta habilidad, otros más son falsos suicidas en ciernes, meros exhibicionistas de sus miserias recabando la piedad y el consuelo de los demás en aquello que no son capaces de abordar por sí mismos.
Yo propongo que se pase del verbo reflejo suicidarse al transitivo sucidar. No es correcto desde el punto de vista de la RAE. Pero lo propongo. Ante ciertos desánimos, pre-desesperaciones, confusiones y perplejidades tenebrosas varias que pueden acechar al hombre con una alternativa destructiva para con él mismo, propongo hacer algo transitivo: suicidar situaciones, ilusiones vanas, deseos inalcanzables, relaciones frustradas, etc. La cuestión es: ¿no estaremos a su vez si lo hacemos matando nuestros sueños?
Si hubiera aquí un psiquiatra diría: pero el suicida de verdad -una personalidad tendente neuronal, afectiva y emocionalmente al suicidio- es otra cosa.
Hola Fackel: también es verdad que - y no sólo metafóricamente- el auténtico suicidio es seguir viviendo la vida de otro y no la nuestra. Pienso en esos jóvenes que intentan vivir la vida que para ellos han diseñado sus padres. Llega un momento en que se dan cuenta de que no es la suya: esa es la revelación. Suicidarse sería, por ejemplo, dejar colgada la carrera que no les gusta ¿no? Suicidar el sueño que no es suyo. Un abrazo.
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