Saturday, January 23, 2010

CARACOLAS MARINAS



Yo soy un amateur del mar. Desde hace años colecciono conocimientos que no me sirven de mucho porque navego sobre la tierra., escribió Pablo Neruda.
Yo también soy de tierra adentro, pero estos días, entre sirenas y fósiles, desde el primer día tras el diluvio, miro al mar.

Javier colecciona caracolas, como Neruda. Me lo contó comiendo la semana pasada. Allí que se fue a Madrid, al Instituto Cervantes, donde se han expuesto 400 de las 9.000 que llegó a reunir el poeta chileno. Recoger caracolas me parece un acto poético. Solo los niños y los poetas pueden hacerlo. Javier y Pablo: hombres delicados, capaces por ello de admirar las delicadas estructuras de la naturaleza.



Una caracola trae al mar. El mar se hace minúsculo y se encoge en esa hélice calcárea parecida a un argumento teológico y allí se deja encerrar para llamarnos y decirnos su esencia en un sonido. El mar inmenso se hace pequeño para que podamos escucharle (como Dios). Y esa humildad escondida del mar en cada caracola es...hasta aquí llegué.

Escribo esto a Fackel y me contesta:

Sí, el mar se hace pequeño, porque gusta volverse unicidad, aunque no lo logra. Y ese macrocosmos marino se torna humildad para que nosotros lo atrapemos siquiera en una porción mínima de sus dimensiones. Y el mar es el tiempo. El mar son las otras eras de la Tierra. El mar son los otros mares que encogieron y naufragaron. El mar es el sistema de constelaciones que nos precedieron. El mar es el multiverso. El universo se disolvió como concepto en las manos siempre insuficientes, pero siempre emprendedoras, de los hombres. El fósil se disolvió como concepto rígido y parcial en la mente de los hombres. El mar es nuestra esencia. Los ammonites permanecen. Saben mucho estas huellas semicalcáreas. Y nos hablan.

Todo el universo, todos los universos, como en un Aleph, en esta pequeña estructura que el mar nos entrega. Toda la ciencia y la matemática y el diseño, en esa pequeña maravilla que reproduce el sonido del mar.

4 comments:

  1. He disfrutado...

    (Me gusta mucho más el nuevo diseño de esta casa.)

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  2. A mi también me gusta, Francisco. Y además la manera de exponer los temas.

    Las caracolas son muy antiguas. No sólo las actuales. Las de otras eras del planeta, como las del Cretácico, con sus formas diversas, verdaderas caracolas de un tiempo en que el mar era prácticamente Todo. Era el Mar.

    Un abrazo y que el eje mente/mano se estilice en este blog renovado.

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