Monday, February 07, 2011

GLORIA, QUE EN GLORIA ESTÉS



Gloria no tuvo empacho de persona importante. Por eso se pudo dedicar a escribir esa poesía para niños que, al final, ha hecho olvidar el resto de su poesía. Ahora parece "poco serio" leer a Gloria Fuertes, es poco "intelectual". Además no era demasiado guapa. Como yo mismo. Sin embargo, cuando leo sus poemas siento un pellizco de emoción casi siempre. Es una forma de sentir la suya inocente y lúdica, pero a la vez, profundamente solidaria, en su soledad, en su desamparo vital, en el desamor vivido con una media sonrisa indulgente. Estos días disfruto releyendo cosas suyas, y me golpea, entre otros, este poema:

ADVERTENCIA

Cuando estés recién muerto,
aún con la tibia tibia,
aún con las uñas cortas,
querrás hacer algo
-lo que podías hacer ahora-;

y ya habrán cerrado las tiendas y portales;
y ya será muy tarde para llegar a tiempo
a los que hoy te aman.

Lo que podías hacer ahora. Carpe diem del amor. Ahora es el tiempo del amor. De abrazar a los que te aman. De establecer esas prioridades, descargar la agenda, volver a comer a casa, aparcar las estadísticas, dejar de consultar los saldos bancarios, esperar tranquilamente a que vaya pasando la vida con quienes -hoy- tienes a tu lado.

5 comments:

  1. Francisco. La verdad es que habría que hacer de cada día un carpe diem del amor. Cierto que la muerte es la muerte. Pero en el morirnos un poco cada día nos debatimos entre saber y no saber aprovechar la vida.Al final, el punto de nostalgia. Y con la muerte, se acabaron las lamentaciones.

    No conocía yo esta obra de Gloria Fuertes, indagaré.

    Me alegraré si sigues de primera.
    Resiste y al carpe diem, hermano.

    Un abrazo.

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  2. Gracias por hablar de ella.
    Me gustaba ese halo que tenía.
    Esa sonrisa triste de alma rota y corazón partido.
    Una magnífica poeta sin lugar a dudas y no reconocida.
    Mis hijas, de pequeñas, disfrutaron muchísimo con sus libros.

    Personalmente, el siguiente poema me fascina.


    Al borde

    Soy alta;
    en la guerra
    llegué a pesar cuarenta kilos.
    He estado al borde de la tuberculosis,
    al borde de la cárcel,
    al borde de la amistad,
    al borde del arte,
    al borde del suicidio,
    al borde de la misericordia,
    al borde de la envidia,
    al borde de la fama,
    al borde del amor,
    al borde de la playa,
    y, poco a poco, me fue dando sueño,
    y aquí estoy durmiendo al borde,
    al borde de despertar.


    Un abrazo

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