Monday, May 22, 2006

EL CONSUELO FILOSÓFICO


Boecio escribió su obra más famosa, “De consolatione philosopiae”, durante el año en que permaneció encarcelado antes de su muerte por decapitación. Habiendo alcanzado el cargo de primer ministro en la corte de Teodorico, su caída fue debida a los celos que despertó su suerte entre los opositores políticos, siendo falsamente acusado de conspiración. Su suerte fue, por tanto, la causa de su desgracia.
Entre una sesión de tortura y la siguiente, procuraba recuperar la paz que la injusticia cometida con él le había quitado. Para ello, aislado del mundo como estaba, inventó una mujer (Filosofía), que le consolara con sus palabras, y diera alivio a sus muchas quejas. Escrito quizás como acusación a sus enemigos, más que como íntimo desahogo, el libro se encargó de proporcionar al ajusticiado el triunfo imperecedero de la fama.
Todos, de alguna forma, estamos condenados a muerte. Todos podemos desatar los celos del destino. Alain de Botton, emulando a Boecio, escribió “Las consolaciones de la Filosofía”, un ensayo en el que, con humor, expone los consuelos que los distintos filósofos pueden dar a nuestras decepciones y penas. La pena de no tener dinero, la de no ser lo bastante inteligentes o bellos, la pena de ver como la juventud se acaba y llegan los achaques de la edad. En la inteligencia cabe encontrar consuelo, esto es, gozo, alivio, alegría. Y ésto es lo que nos propone el autor. Tomarnos las cosas "con filosofía". En sus ensayos, Alain de Botton mira las realidades con una sonrisa, a la manera de los ilustrados (de Voltaire). La evidencia de las injusticias en la vida es tan desconsoladora que me parece lícita esta forma de acercarse a la realidad, tan francesa (aunque Botton sea suizo). No se trata de escapismo. Se trata de reírnos, de inventarnos un interlocutor (femenino si es posible) que nos ayude a sobrellevar las penas y, sobre todo, el tedio.

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