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Esta tarde he ido al centro y la he visto en su sitio de Tetuán. Es la chica del perro. Hoy estaba de espaldas, sobre su cartón. Peinaba la cola del perro con un cepillo de púas. Lo cuida bien. El perro, cuando ella duerme, se le pega al cuerpo y mira al transeunte con ojos casi humanos. Es, seguro, un buen compañero. Cuando la he visto, así ocupada, he recordado al mendigo guitarrista de mi calle, el extranjero rubio que duerme en la puerta del VIP'S. Sería el sábado de Feria. Cuando bajé a por el pan y los periódicos, él estaba en la tienda, haciendo cola con su pequeña compra en la mano. Hablaba con el dependiente y se explicaba con grandes gestos de los brazos. Me lo han robado, decía subiendo la voz. Ya ves tú...tiene diez años -decía- no se va a acostumbrar un amo nuevo. El chico de la tienda se mostraba comprensivo. Seguramente se ven a diario. A pesar de la suciedad y el olor, el dependiente se interesó por los detalles. Sin prisa. Le dió su tiempo. Todos le escuchábamos callados. Se veía que necesitaba desahogar su furia. "Serían las cuatro de la madrugada...no me he enterado...y me lo han quitado". Su perro grandote era su sombra. Esta mañana ya lo ví sin él, urrucado en el suelo, hecho un ovillo, ante los gestos de asco o piedad de los transeuntes. A su perro alguna vez le gritaba, en su borrachera, y un día que se le escapó le ví soltarle soltarle una patada.
Cuando he visto a la chica yonki hablando con su perro, mientras le peinaba la cola he deseado que no le vayan a quitar nunca. No sé si ella podría soportarlo. Luego, cuando pasé de vuelta a casa, ya estaba durmiento, menuda como es, con su cartelito pidiendo una ayuda. Dormía con la cabeza bajo el petate, junto a su perro guardián. Que no se lo quiten.
Wednesday, May 24, 2006
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Uno de los vacíos personales e intransferibles más insoportables es la pérdida de un animal que ha convivido contigo. Uno no sabe por qué duele tanto ("sólo era un animal"...), pero se les llega a querer tanto, tanto, y a necesitarlos tanto, tanto, que lo cierto es que perder ese animal es tan doloroso como la pérdida de un ser querido. Que deja un vacío imposible de llenar, como dice el tango.
ReplyDeleteY no, que no se lo quiten. Que no le quiten nada.
ReplyDeleteQue no se lo quiten. Todos necesitamos afectos. Saludos
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