Thursday, October 25, 2007

KIM NOVAK, REVIVIDA



¿Qué me lleva allí? A esa bahía donde él la salvó de la muerte. A esa mujer que acostó por la noche en su cama. La que se paseó semi desnuda por el apartamento, a la luz artificial de la noche. La mujer misteriosa, a la que perseguía incesantemente por las calles, como en un trance sonámbulo, para nunca encontrarla del todo, nunca suya, siempre lejana, siempre misterio sin respuesta. Aquella que volvería de entre los muertos, ya entregada a él. Ya vencida, venida desde dentro de sí mismo, como una creación de su mente.


Marcho allí. Cruzo el Océano en busca de esos lugares donde el deseo pueda encontrarla al fin. Voy para salvar de las aguas mi pasión. Para rescatar del fondo las ganas de vivir. Recuperar, de entre la multitud de los muertos, la vida milagrosa del que ama. El vértigo del abismo, al que me asomo, en ese escote de mis miedos, como un bucle de pelo, mirando a los ojos de una nueva Kim Novak que, revivida para mí, me acompaña en este viaje, distante y fría, inalcanzable, pero que me mira como un naúfrago o como una suicida que se ahoga, para que la rescate a la vida, y así ella me rescate de la muerte. No sé a qué voy allí, ni a qué va ella. Nadie sabe qué le regalan los viajes. Allí está la ciudad de mi nombre. Allí me espera algo, algo que quizás acabe por entregárseme, algo que pueda traerme cuando vuelva, ya mío, para seguir -con vida- en la vida. Adiós, deseadme suerte.


Sunday, October 21, 2007

ABRAZARSE

Iba a por el coche, después de la comida, para volver a casa. He pasado por delante del Hotel. Había mucha gente con sus maletas, llegándose a los autobuses ya, para regresar del fin de semana. Hoy hay turistas en la playa todavía, con este calor tardío, disfrutando del sol en pleno otoño. Al pasar entre toda esa gente he reconocido las caras y los movimientos peculiares de las personas con retraso. Había allí sindromes de Down, bulliciosos, riéndose con sus compañeros. De pronto uno mayor, grandote y pesado, ha salido corriendo al encuentro de un señor que le ha llamado por su nombre. "Papá, papá...". Y se han abrazado los dos grandullones, con un abrazo apretado y fuerte, acompasado en un baile de cuerpos y palmadas, el padre riendo con los ojos, feliz, abarcando al hijo con sus brazos mientras éste, cobijado en su pecho, se agarraba más a él. Yo me he quedado allí parado, en medio de la calle, mirándoles abrazarse en ese abrazo que continuaba y no soltaban, y emocionado con la emoción de ellos, con la pura felicidad de ese encuentro (después -quizás- de unos días sin verse, de uno días difíciles de no estar juntos). Ha sido un momento bonito y tierno. Yo sonreía y respiraba hondo.
Pero había también, en mí, una sombra de tristeza. Porque conozco ese profundo deseo del padre de proteger al hijo más débil, ese deseo de no separarse nunca, de no faltarle, de no dejarle solo. Y en el abrazo, al aferrarnos al ser querido, hay un trasfondo de impotencia y frustración (pues aunque lo desearíamos, sabemos que nadie puede proteger a otro de su destino).
Por la mañana había leído que la mujer de Mario Conde murió cogida de su mano, y que él ha dicho que hasta ahora no ha sabido lo que era de verdad el dolor (a pesar de lo mucho ya sufrido).
Agarrarse de las manos y abrazarse...

Friday, October 19, 2007

NO HAY OTRA VIDA

Esta noche volvió a meterse en mi cama. Era ella con su risa abierta y su alegría de entonces. Yo me decía (en el propio sueño): "has vuelto ¿no es la mayor felicidad?".
Alguien me dijo: "no vuelve nadie a la vida". No lo entendía. Sí. Hay -puede haber- algo después de la vida. Pero ésta es la única vez que estamos aquí. No vamos a volver. Este gusto de la brisa, este placer de dar la vuelta en la cama y seguir la siesta, estos cielos. Ya algunas cosas se han perdido. Personas que ya se fueron. Lugares que fueron cambiando sin nosotros. No volveremos. "Si tienes bicicletas, móntalas". Esto es un breve suspiro. Y no tiene que ver la fe. Puedes creer en otra vida, pero ésta es tu única vida en la Tierra. En la querida Tierra, en la contradictoria compañía humana.
Pero en el sueño, o en la eternidad de un momento, a veces puede uno escapar del tiempo y su lógica.

Monday, October 15, 2007

PAPELES

El fin de semana volví a Sevilla. Paseando en una mañana preciosa, con la temperatura justa, templada del otoño, tomando en buena compañía unas copitas de manzanilla y un buen tapeo por el centro, llegamos a un bar que no había visitado antes. Me suelo quedar mirando el ajetreo detrás de una barra. Cuando aquello funciona es como una máquinaria bien engrasada, desplegando una actividad eficiente, comandas bien servidas, coordinación en los movimientos de unos y otros, trabajo agradable, buen ambiente, buenas caras, rapidez. El cliente disfruta viendo esto. Pero en ese bar nuevo, donde todo funcionaba, me llamó la atención algo. Uno de los camareros claramente sobreactuaba. Desplegaba su relación personal de tú a tú con su clientela, un trato hecho de desparpajo y risas. El gracioso. Pero una gracia que -bien lo sentía yo- no era su natural. Percibí un agotamiento al fondo de ese actuar gesticulante y exagerado. El agotamiento que es desempeñar cada día el papel que uno se inventó un día para ganar la atención de los demás. Era el único esclavo de su papel. Los demás se movían naturalmente, sin desidia pero sin empeño. Él, el popular, el reído, el desenvuelto...gastaba su vida en ese empeño de no ser uno más.
Al salir pensaba cuál es el papel que me está quedando estrecho. Y leía en "Exploradores del abismo" a Vila-Matas, que un día -tras un colapso físico- él se sintió ajeno al escritor conocido que era. "Desde entonces, soy alguien que necesita de las leves discordancias con el antiguo inquilino de su cuerpo, discrepar con él ligera y sutilmente y, siempre que pueda, a modo de redundancia jocosa, hacerle perder peso en sus razonamientos". Demasiado peso. Ese era el papel que le quedaba estrecho para su futuro. "El parecía haber llegado a un callejón sin salida, a un abismo final y a los límites de la literatura, y yo en cambio, sin tanto dramatismo, me siento ya simplemente fuera de aquí y he optado por dar un paso más y asomar mi mirada a otros espacios, convertirme en un explorador de ese famoso abismo, que parecía cerrarle todas las salidas". Ese abismo: la necesidad diaria de seguir adelante, y seguir aunque sea a fuerza de nuestra negativa a avanzar, como dijo Pasavento.
Es lo que pasa a alguien en un blog. Pasa un año sin escribir, y al volver encuentra esperándole a los mismos lectores. El sueño de ser otro, de renacer convertido en alguien totalmente diferente, es vano: Vila-Matas es ya un producto de sus lectores.

Thursday, October 11, 2007

SENTIR

"Paladear". De repente está hablándote alguien interesante. Alguien que te cuenta cómo hace quince años repitió el viaje de Colón, con tres carabelas, al mando de treinta y nueve hombres; que te explica el arte de la cartografía en Italia, los alisios y contraalísios, por qué Americo Vespucio aunque era italiano llevaba veinticinco años viviendo en España, dirigiendo los embarques en el puerto de Indias, cómo pudo encontrar Colón su ruta, cómo la tecnología de los viajes marinos era distinta en el Mediterráneo y el Atántico (Enrique el Navegante), cómo la autonomía de un periplo marino era de treinta y cinco días, como máximo, porqué las muertes, el hacinamiento en las bodegas de aquellas embarcaciones, con doscientos jinetes y sus caballos, cómo se contaban cada día dos o tres cadáveres arrojados al mar. Alguién -frente a tí, que no conoces- vestido con el uniforme de gala de la Armada (blanco impoluto, lleno de condecoraciones, una cruz al cuello), un navegante alto, de barba entrecana, seco de carnes, que te transmite con su gesto, con los ojos, el placer de la aventura, la ciencia de la navegación, la historia de los descubrimientos..."Paladear". Estar ahí. Presente y sin prisa, disfrutando ese encuentro casual, ese momento regalado por el azar, en un acto institucional en el que uno no esperaba sino encuentros formales. Sentir que la velocidad puede desaparecer, que podemos dejar de mirar el reloj, dejar de mirar a los lados buscando el siguiente interlocutor, dejar de preguntarnos qué hago yo aqúí, qué sentido tiene esto. Convertir el tiempo en algo propio, en algo que puedo vivir como quiero, cuando quiero. En algo mío, quieto, detenido.

Tuesday, October 09, 2007

COMPLEJIDAD

INSECTO

Un insecto es más complejo que un poema
No tiene autor
Lo mueve una oscura energía
Un insecto es más complejo que una hidroeléctrica

También más complejo
que una hidroeléctrica es un poema (menos complejo que un insecto)

y puede a veces
(el poema)
con su energía

iluminar la avenida
o quien sabe
una vida


Ferreira Gullar

Quiero dedicar este poema, y la foto que le acompaña, a BDG. Con cariño.


Foto: Altamar (http://gbvalle.blogspot.com/)

Wednesday, October 03, 2007

PADRES E HIJOS ( I )

LOS NIÑOS, LAS TARDES


El parque guarda el sur algunas tardes,

lo hace al recoger la luz que vierte

desde las hojas limpias

exactamente al verde de tus ojos.

Te miro junto a mí sin que lo sepas

y no importa el silencio ni el cansancio,

ni la dicha vulgar que justifica

sólo el curso del tiempo.

Yo tan sólo quisiera,

desde tus siete años,

que te hicieras tan fuerte

como aquel olmo, igual de vertical,

como aquel olmo aceptando ese lastre

sencillo y necesario de las ramas,

tan esbelto y viril,

dispuesto a soportar calmadamente

y con ese rebosar de templanza

noches del norte adverso,

que guardaras su luz en la dorada

rama del corazón como sus ramas

guardan el dulce verde de tus ojos,

que también me quisieras

tal como soy ahora,

con la sinceridad de estos altivos

árboles que me conmueven,

no cuando el tiempo falte entre nosotros

y el recuerdo nos mienta.

El parque guarda el sur y tus palabras

guardan mi corazón, así lo envuelven,

como sus hojas brillan

envolviendo este tronco

en ropajes de sueños.

Sólo por verte aquí, junto a este árbol,

jugando alrededor de mis confusos

ademanes de asombro,

aceptando que nadie se conmueva

por contar estas cosas,

aceptando que incluso se desate

en algunos la envidia,

que provoca la maliciosa burla;

sólo por verte así, junto a este árbol,

porvenir del otoño,

mirador de la calma,

elevado confín, alto murmullo,

me pasara en el norte

el tiempo más intenso de mi vida.

Ese tiempo eres tú.

Y también eres tú todo este parque.

Y eres también el norte y me conmueve.




Jesús García Calderón

(De "Un lugar en el norte", Del Oeste Ediciones, Badajoz, 1999. Recogido en "La soledad partida (Antología 1991-2006)" Editora Regional de Extremadura, 2006)