Saturday, April 01, 2006

COMO ROBINSON


Como Robinson, he decidido sobrevivir. Me he levantado en una playa, arrojado por un naufragio y he mirado al mar. Y me he metido en el agua a buscar lo que en el barco hundido podía servirme para ir viviendo. He ido recogiendo con prisa un heterogéneo catálogo de cosas que el azar preservó para mí y que la marea alta amenazaba con perder. El naufragio pone de manifiesto lo que de verdad importa, lo esencial que cada uno estamos dispuestos a salvar. Debemos renunciar a tantas cosas con las que no podemos cargar hasta la playa. Tomamos, entonces, nuestro tesoro y reconocemos lo que de verdad es valioso para nuestra vida. Simplificamos. Y seguimos escribiéndonos cosas en un viejo cuaderno, hasta que un día encontremos la huella de otra pisada en la arena.

13 comments:

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  2. Yo no sabría cómo naufragar. Hay tantas cosas de las que creía no poder deshacerme.
    Y sin embargo... Ya varias veces la marea me ha llevado en harapos hasta la arena. A veces hay pisadas, pero las borra el mar.

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  3. Mi naúfraga Innes: Pero ¿y el descubrimiento de saberse solo y decidir cuidar de uno mismo? Robinson pasea por la playa con su sombrilla. Es dueño de su mundo.

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  4. Cuánta razón tienes. Tu isla cerca de la mía.
    Un beso.

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  5. Lo normal es que en los naufragios no tengas la suerte (o la desgracia) de tener unos restos del barco que te ligan a tu vida pasada.

    Y si los tienes, lo mejor es tirarlos todos.

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  6. Algunos llevan toda su vida en una pequeña bolsa o mochila ¿hay mayor simplificación?
    Yo quiero llevarme a la isla al menos un cuaderno y un lápiz. Las historias ya las viviré o inventaré yo.Saludos

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  7. Después de años comprando cosas, la casa se llena de libros, de discos, recuerdos, cosas a las que uno se ha ido apegando. Pero de repente no tienes sitio de nada. Es verdad, Donna. Siente uno que si no tirás cosas te quedarás sin sitio. Eso de empezar sin nada, yo lo he experimentado y como dice Carmen, es casi mejor. De verdad, nada es necesario. Pero si hay -en cuanto a los restos del naufragio- una especie de curiosidad: qué ha quedado. Robinson teje su sombrero y confecciona su sombrilla: las cosas que necesita las aprende a hacer él. Las armas -inercia de un mundo en que había que defenderse de otros- ya no sirvcn en ese mundo interior que estrena desde que se descubre a sí mismo como único ser al que no conoce. "La soledad en que hemos abierto los ojos", es un verso de Aleixandre. Y sólo cuando Edipo queda ciego empieza a ver. Mirar adentro, eso es escribir. El diario de Robinson, como dice Gatito, basta para sobrevivir.

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  8. Me veo en la playa, como Robinson, lanzando este mensaje en una botella: "El regreso no es el final del viaje. El final del viaje es no querer regresar". Así termina el naufragio.
    Un beso necesario.

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  9. Hay que quemar las naves. Tiene razón Princesa, el final es no querer regresar.

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  10. No querer regresar suena a haber aprendido la lección. Pero quizás la lección a aprender no era esa. A lo mejor es necesario irte para poder volver. A veces está uno en los sitios sin estar. Como a rastras. Como obligado. Cuando naufraga Robinson naufraga su mundo, pero él lleva consigo todo lo necesario para recrear ese mundo. Cuando vuelva será otro: estará dónde y con quien quiera estar, porque habrá aprendido a estar solo. ¿Por qué estáis donde estáis? A lo mejor no creéis haber elegido lo que hacéis, vuestro trabajo, vuestra compañía: y la única razón para creer eso es que se os ha olvidado que podéis elegir, no os atrevéis a pensar que podéis elegir. Incluso elegir quedarse, pero de otra manera.

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  11. Yo sí me atrevo.

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