Monday, June 05, 2006

TRAVESURAS DEL VIEJO ESCRITOR


La última novela de Mario Vargas Llosa (“Travesuras de la niña mala”), es una novela lineal, en primera persona, sencilla y directa como una primera novela. Es lo primero que me ha sorprendido, tratándose de la enésima novela de un autor consagrado, de setenta años de edad (¿candidato al Nobel?). Creo que es una muestra de libertad como escritor, pues no es el tipo de libros que van a gustar a los críticos literarios (ni siquiera a los lectores exquisitos). Vargas Llosa dice algo cierto: cada historia pide su forma, y ésta es –al parecer en un cincuenta por ciento- autobiográfica. Quizás sea por eso que parece una primera novela: por la carga autobiográfica. Por cierto, reconocer ese carácter autobiográfico me parece muy bien, pues todos los que escribimos hemos tenido el prurito de negar que escribamos sobre nosotros mismos: parece que le restase valor al texto, pues al parecer se valora la imaginación, la creación de mundos verbales y en cambio parece “demasiado fácil” ponerse a escribir lo que a uno le ha pasado. Qué gran mentira. Eso desanima a cualquier joven aspirante a escritor. Pues no chicos: un escritor consagrado de setenta años no repudia lo autobiográfico, lo sencillo, los sentimientos. Me parece que, así, nos da una lección.
En cuanto a mi opinión como lector. Me he leído la novela del tirón. Para mí es ya importante. Me ha interesado. Sin embargo, se me ha quedado un tanto corta, superficial. Abarca tantos lugares (Lima, París, Londres, Japón, Madrid), tantos momentos históricos y culturales distintos (la burguesía limeña, el sesenta y ocho francés, la época hippy londinense, la movida madrileña…) que de tanto abarcar aprieta poco. Cierto es que el escritor ha querido centrar el peso de la novela en una relación amorosa muy peculiar, intermitente y errática. Dice Vargas Llosa que es un amor moderno, en el que predomina el erotismo y domina la mujer. No sé. No veo que el amor moderno consista en que la mujer busque al hombre para que “la haga venirse con la boca”, abierta de piernas, mientras ella se tapa la cara con el brazo concentrada en su propio placer. Me parece más bien una parodia (un tanto machista).
París es el lugar mejor evocado, pero es muy fácil. La simple mención de los nombres de restaurantes, bistros, brasseries y cafés (Procope, Les Deux Magots, La Closerie des Lilas…), tiene todo el atractivo del Barrio Latino. Por lo demás, Ricardo, el protagonista, no ha sido revolucionario, no ha sido hippy, no ha sido utópico soñador, ni siquiera comprometido políticamente. Ha sido un burgués, cuyo único sueño ha sido vivir en París, como el colmo de la felicidad. La felicidad como cruasán. No sé en qué medida el personaje se pueda identificar con Vargas Llosa, pero, desde luego, no sale muy bien parado: es alguien que se ha dedicado a trabajar y a disfrutar de ese paraíso cultural que es la capital gala. Alguien escasamente solidario, escasamente comunitario. De nuevo, Vargas Llosa no aspira a embellecer su imagen, ni dotarla de perfiles. Si bien, es lógico pensar que la situación económica alcanzada por el autor poco tendrá que ver con la modesta posición de su protagonista.
Los americanismos, los modismos de lenguaje peruanos, dan una cierta gracia al texto, pero el resultado final es un tanto mediocre. Poco más que una novela entretenida, si bien –como he dicho y creo es su principal mérito- revela una aleccionadora libertad literaria, ajena a la afectación, de quien la firma.

3 comments:

  1. Anonymous11:59 AM

    Voy de acuerdo con lo que comentas sobre esta novela, y no me extraña que así sea.

    Paralelamente, V-LL me cae pésimo como persona, pero reconozco que tiene buenas cosas. No es el caso de esta novela.

    Saludos para ti
    Magda

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  2. Tengo pensado leer la novela. Vargas Llosa me gusta como escritor. Ya nos adelantas algo sobre la nueva novela, iremos preparados. Saludos

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  3. Anonymous12:18 PM

    Estoy de acuerdo en todo lo que has dicho, en todo.
    Yo añadiría dos cosas más. Una, al leerla recordaba que Vargas Llosa ha hablado alguna vez sobre su interés, supongo que menor, por Corín Tellado.
    Otra, que podría ser la base de un guión cinematográfico y una película. Dios quiera que el director en este caso no sea su primo, como en La fiesta del...

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