Thursday, February 19, 2009
CIEGO AMOR
A veces he sentido la injusticia de la fealdad. Me gustaría disfrutar de la belleza, tener ese don. Los feos, como los que tienen una voz aflautada, tienen menos empaque, las cosas que dicen resuenan menos, tienen menos solemnidad. De la misma suerte (o falta de ella) disfrutan los ancianos: el alma del anciano, su ojo, son jóvenes. Sienten deseos, se enamoran, anhelan el amor. Pero, si se olvidan de su edad, pueden resultar ridículos. Lo mismo que el feo se siente bello, el viejo se siente joven. Como este médico de la película de ayer en la televisión ("La última primavera") que se siente joven y capaz de enamorar a la enigmática pintora que, con un quimono de seda y un sombrero de paja oriental, pasea el caballete por los bellos paisajes de la costa de Cornualles. Patético: hay que decirle claramente "adiós", para que entienda que debe esfumarse. Pasión imposible de ser correspondida, patética insistencia ciega.
Y lo mismo Úrsula (impresionante trabajo de Judi Dench), la anciana que siente como una niña el profundo amor primero por el huésped polaco que trajo la marea, ese náufrago herido que ella y su hermana (dos solteras de vida apacible) han cuidado en su casa con infinito mimo. Úrsula pierde la cabeza. Pierde el sentido de la realidad: se enamora perdidamente, como una adolescente, de ese joven que ve en ella simplemente una señora bondadosa. Imposible el amor. Patético. Casi vergonzoso, algo que hay que esconder (como ese mechón de pelo que recoge Úrsula para guardarlo como un íntimo tesoro, para tener muy cerca una parte del amado). El ojo engaña, el ojo mira con deseo. Y uno se siente enamorado con un amor que anhela la presencia del otro y se lanza a hacer el ridículo, se lanza incluso a bailar en una discoteca, a disfrazarse, a echar a correr detrás de esa persona que, más joven, ni idea puede hacerse de esa pasión. Bella película. Hoy estuve con gente mayor, les miré a los ojos y ví esa vivacidad escondida, vi esa coquetería de mujer -a pesar de los años intacta- y ese placer de tocar una piel más joven y cálida. El cine sirve para abrirnos los ojos, para enseñarnos a mirar.
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Me voy corriendo a buscar esta película. Ya te contaré.
ReplyDeleteUn beso,
Marta
Me encantó la película. Menuda putada, desear como un joven de veinte años y no poder llevar a buen fin los deseos.
ReplyDeleteTraspasar la barrera que muere en el patetismo resulta terrible. Mejor, retirarse con dignidad.
De momento, como no somos guapos, apañémonos con ser “resultones”.
Fuerte abrazo
No he visto la película pero después de leer tu magnífica y emotiva reseña, no me quedaré sin verla. Un abrazo.
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