"Defender la alegría" he leído en tu blog. En los momentos en que llega la tristeza, en que se aproxima el abatimiento...renunciar a renunciar. La paciencia no consiste en aguantar, no es algo pasivo, sino algo activo, es un ejercicio de fuerza: resistir y hacer de esa resistencia una afirmación de nuetro proyecto de ser. A pesar de los pesares y de las dificultades.
También leí que debemos dar tiempo a los demás y dárnoslos a nosotros mismos. Todo tiene una duración, cada proceso. Y las cosas maduran a su tiempo. No se pueden precipitar. No se puede coger el fruto antes de que madure. La impaciencia puede impedir ese proceso. Y tener paciencia es saber que aún no es el momento y tener la capacidad de consentir esa duración (mayor de la que quisiéramos) de las personas o de las cosas.
Defender el tiempo, dar tiempo y darnos tiempo, es la manera de conservar la alegría, de resistir con alegría.
Thursday, May 21, 2009
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