Llevaba unos días doliéndome y hoy la dejé marchar. Una gran muela al final de la hilera superior. Me acompañó muchos años, pero ya no tenía abajo otra que le hiciera el juego, no había pareja y, claro, sin nada que mascar, sin desgaste, había ido creciendo más y más, a su aire, sin utilidad. Y algo que ya no sirve acaba dando problemas. Hay que decirle adiós y sacártelo de encima.
En esas estaba -pensando en otros ciclos que se cierran en la vida- cuando, en la sala de espera, una revista de Nathional Geographic me informa del descubrimiento de la momia de la reina Hatshepsut, cuyo mausoleo me maravilló en nuestro viaje por Egipto.
Fue en 2007 cuando el famoso arqueólogo Hawass dió a conocer la noticia. Una momia olvidada en el tercer piso del Museo Arqueológico, una momia con el brazo doblado sobre el pecho, signo de su procedencia real, fue identificada como Hatshepsut gracias...a una muela encontrada en una caja junto con vísceras en una tumba del Valle de los Reyes. Como el zapato de Cenicienta, la muela se fue probando en las momias hasta que encajó en la olvidada momia del piso tercero.
Y ahora, cuando ya hace rato que llevo mordiendo el algodón empapando la sangre de la herida, pienso en que cualquier cosa pequeña nuestra (mi muela que ya habrán tirado a la basura), es -aunque no lo parezca- algo importante, algo que encaja en lo demás y nos identificaría un día si alguien nos buscara. Y pienso que hay que decir adiós pero que nunca se dice adiós a nada, porque queda el hueco donde encaja aquello de lo que nos despedimos. Y aunque puede que este Hawass sea un tramposo y le guste demasiado el show bussines, y aunque no tengamos que creernos todo lo que nos cuentan, la historia de esa muela, hoy que he perdido la mía, es como un guiño de algún diosecillo bromista, que me ha hecho sonreir. Hoy simbólicamente entierro la muela y hoy -simbólicamente- entierro eso que ya no me sirve.
Hoy es siete de mayo.
Thursday, May 07, 2009
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Lo malo de esos huecos es que en el corazón producen eco. Y se repiten se repiten se repiten...
ReplyDeleteObvio: una muela lleva a otra muela y ésta a otra y así...Espero que sea tu último acto impune, jaj, aunque lo justifiques con eso de que lo que ya no sirve acaba creando problemas.
ReplyDeleteUn abrazo.
No me ayudáis mucho a despedirme ¿verdad?
ReplyDeletePachi: Sabía que coincidíamos en muchas cosas... en bastantes diría yo. Siempre has conseguido emocionarme con tu capacidad para describir sensaciones y situaciones. Pero hoy me admira una coincidencia casi mágica: El mismo día que tú y practicamente a la misma hora, estoy con un algodón en el hueco de una antigua muela. La que me han extraido a mí no estaba demasiado crecida sino que tenía la condición de "no nata": era una muela del juicio que no había visto la luz y no me valía para nada. Paradojas de la vida: unos tanto y otros tan poco.
ReplyDeleteIgual nuestros dentistas se podían haber puesto de acuerdo y hacer un transplante a mi molar de la porción que a tí te sobraba. Fuerte abrazo compañero de dolores odontológicos. Jose L. LL.
No, te ayudo a despedirte. Las despedidas son rituales. Las definitivas, tipo adiós muela adiós, resultan dolorosas y sentimentales. Tú ejercitas tu derecho con ironía, conteniendo el remusguillo del agujero, y con escasa caridad: mira que permitir que el dentista la tire a la basura. ¿Inservible? ¿Por qué tenemos que verlo todo con ojos de útil/ no útil? ¿Y el lado sentimental, y la piedad, y el agradecimiento...siquiera para una pieza dentaria que se ha portado divinamente durante equis años? Recuerdo que a mi padre le quitaron en una ocasión la vesícula biliar y se quedó de recuerdo con una piña de piedras preciosa. Perfectamente escuadradas, como los muros de Cuzco u Oyataitambo, las tuvo guardadas largos años en un frasco. Evidentemente eran inútiles, pero a ambos se nos antojaba que eran productos minerales de su cuerpo y por lo tanto un portento de su naturaleza (al final murió con noventa y cinco años porque tenía que morirse de viejo)
ReplyDeleteYa ves, visiones. Unos tiran, los pragmáticos, y otros guardan, los nostálgicos, jaj-
Un abrazo.
Jo, yo te sugiero que le dediques un a oda a tu muela. En realidad este texto es un pedazo de homenaje y el hueco que deja haré que siempre te acuerdes de ella.
ReplyDeletePor cierto, yo tengo dentista en unos días. Espero no despedirme de ninguna...
Kisses,
Marta