Bueno, voy a comentar esta imagen. Me impresionó un perro sin patas traseras, como supongo que a cualquiera. Pero pensé enseguida en una frase que alguien escribió: cuando pierdes a alguien, con el tiempo puedes acostumbrarte a ello, pero siempre te faltará. Probablemente este perro se acostumbró a llevar esas ruedas.
Conocí a un perro así. Rufo. Lo paseban sus dueños por el parque. Es curioso la capacidad que tenemos los animales -tengo que meterles en el mismco saco- para superar las adeversidades. No le faltan la patas, aunque lo parezca. Las tiene paralizadas. Y aunque te parezca extraño, el perro, corre con su carrito. Rufo lo hacía, parecía que las patas no le faltaban. En el caso de Rufo, estaba así por el maltrato infligido. Sus dueños lo encontraron en una cuneta tirado y apaleado. Una pena. Aunque te aseguro que era un animal bastante feliz y muy, muy cariñoso.
Qué bueno, aquí, que fuera cariñoso a pesar de los palos: seguía apreciando el amor de los humanos. Qué bueno que haya tanta nobleza en el fondo de todos nosotros, a pesar de los palos, y que haya quien recoja perros apaleados y les ponga ruedas para que sigan andando por ahí.
Bueno, voy a comentar esta imagen. Me impresionó un perro sin patas traseras, como supongo que a cualquiera. Pero pensé enseguida en una frase que alguien escribió: cuando pierdes a alguien, con el tiempo puedes acostumbrarte a ello, pero siempre te faltará. Probablemente este perro se acostumbró a llevar esas ruedas.
ReplyDeleteConocí a un perro así. Rufo.
ReplyDeleteLo paseban sus dueños por el parque.
Es curioso la capacidad que tenemos los animales -tengo que meterles en el mismco saco- para superar las adeversidades.
No le faltan la patas, aunque lo parezca. Las tiene paralizadas.
Y aunque te parezca extraño, el perro, corre con su carrito.
Rufo lo hacía, parecía que las patas no le faltaban.
En el caso de Rufo, estaba así por el maltrato infligido. Sus dueños lo encontraron en una cuneta tirado y apaleado.
Una pena. Aunque te aseguro que era un animal bastante feliz y muy, muy cariñoso.
Qué bueno, aquí, que fuera cariñoso a pesar de los palos: seguía apreciando el amor de los humanos. Qué bueno que haya tanta nobleza en el fondo de todos nosotros, a pesar de los palos, y que haya quien recoja perros apaleados y les ponga ruedas para que sigan andando por ahí.
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