Sunday, March 15, 2009
PAUL KRUGMAN EN SEVILLA
Escuché a Paul Krugman el viernes. El premio Nobel de Economía y columnista del New York Times no fue complaciente. Predijo, en el mejor escenario, cinco años de grave crisis en España. Dijo que todavía estamos en una actitud de negación de la crisis. Todos, los políticos, pero también los ciudadanos de a pié, creemos que las cosas volverán tarde o temprano a su lugar, por sí solas. ¿Qué se necesita -le preguntaron- para que nos demos cuenta de la dimensión de esta crisis? Cuando el dolor llegue hasta nosotros, como está sucediendo en Estados Unidos. Aquí en Europa, aunque la tasa de paro es superior, no se llega al nivel de miseria de Estados Unidos. Allí el sufrimiento es mayor. Cuando el paro alcance a las personas de nuestro entorno, cuando el sufrimiento crezca, nos daremos cuenta de que no se trata sólo de hacer pólíticas para mitigar la crisis, sino de transformar el sistema, de ir a las causas que han provocado esta crisis. Para salir de ella el papel fundamental corresponde al Estado: los Estados que puedan deben incrementar el consumo, aunque se provoque déficit, deben intervenir aquellas entidades bancarias en bancarrota y deben incentivar la inflacción. No es cierto que cuanto menos Estado mejor. Todavía no hay un Plan, si acaso un plan sobre los planes a aplicar. No hay modelos. No vale el de Japón, que salió de la crisis de los noventa a base de exportar a China. Habría que inventar un nuevo mundo a quien vender. No hay modelos. No vale el de la salida de la Depresión de 1920, porque la solución fue la Segunda Guerra Mundial...
Krugman nos deja sin consuelos. Es muy difícil -dice- restaurar la confianza en un sistema que nos ha engañado. Hemos vivido en una ilusión de riqueza. Ahora comprobamos cuál es la riqueza neta. Esa riqueza fantasma ha desaparecido. Ahora estamos ante la realidad. Y esa es quizás la única cosa positiva: ya no nos engañamos. Ha caído la venda. Y ahora ya no nos creemos que el mercado se auto-regula sólo. Ahora podemos tomar la responsabilidad de ordenar y regular para proteger a los menos favorecidos, para defender la transparencia, la honradez, el papel de los Gobiernos, frente a los intereses egoístas y ciegos de las compañías y los grupos financieros.
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Francisco, ese Premio Nobel ¿es economista o psicólogo o medium? Con la que está cayendo -y aún imprevisible- lo siento, pero no creo en nadie. Esto está dejando en ridículo a catedráticos de economía, oficinas de estudios de los bancos, premios nóbeles, representantes del Banco Mundial y autoridades netas y brutas.
ReplyDeleteCreeré -creeremos- a posteriori. Cuando veamos los efectos y las definiciones por arriba y por abajo que va a traer todo esto, sean cuales fueren. O mejor, cuando comprobemos cómo ha quedado recalificado todo en este ente espectral llamado capitalismo, que se autofagocita y resurge una y mil veces para jodienda de los débiles y beneficio de los grandes. En España y olé, mi arma, como somos tan alegres y confiados, y no echemos la culpa al Gobierno, porque tanto él como la deficiente e inimaginativa Oposición, son reflejos de nuestro estilo y falta de exigencia.
En España no queremos acabar de ver la dimensión de la bicha. Y menos debatirla, puesto que ya es sabido que el sano y loable ejercicio del debate público que nos acerque y nos haga arrimar el hombro sin partidismos no ha calado en nuestra reciente democracia. Preferimos delegar en los que se erigen en portavoces de la "opinión pública", ya sean media o partidos. Si mañana el Gobierno dictara una tabla de la ley de restricciones y de normas para salvar la situación, siguiendo las recomendaciones de Krugman, ¿crees que sería aceptado por la ciudadanía de buena manera? El problema no es que no haya ideas, que, acaso algunas haylas, pero ideas puramente pro-sistema y de salvación parcial y principalmente para las fortunas. El problema es que entre las dudas y limitaciones de los que gobiernan ahora y la falta de conocimientos y de colaboración del partido mayoritario de oposición, cuyo patriotismo es de chequera, dudo que vaya a ver una acción aceptada y pactada por toda la sociedad para hacer frente a la crisis.
Y por otra parte, qué vergüenza me da todo. No tiene pudor nadie. Cuando los neggocios financieros han ido de perlas, el capital hacía cánticos de libre mercado. Cuando peligran, que venga el papá Estado -la representación de la sociedad- a echar una mano. Nuestros dineros para que tengan ellos más dinero.
Por lo demás, Francisco, tampoco tengo fe en las medidas de ningún tipo. La política es subsidiaria de los grandes poderes económicos que rigen el planeta, que sólamente van a apostar para salvar sus caballos ganadores. Los trabajadores seguiremos pasándolas flojas, prestos únicamente a formar parte de ese buque insignia del sistema, la plusvalía, que históricamente se nos hurta.
Un abrazo, y a afrontar con ojos de templanza el horizonte. Con menos del excesivo consumo con que hemos vivido estos últimos años se puede vivir, ¿pero quién absorberá la mano de obra sobrante? ¿El Becerro de Oro?
P.D. Siento haber sido tan pesado, pero el tema me enerva y me repugna. Demasiado cinismo y olor a podrido en las sociedades occidentales. ¿Cuánto van a pagar los países emergentes, los subdesarrollados y las clases obreras dela nuestra por esta crisis? Mala dinámica, mal ciclo, mala salida del túnel. Y ya sabes qué sucede cuando las cosas van mal entre hegemonías del mundo, ya debes saberlo.
Qué cierto...estábamos mal acostumbrados, pero sólo ahora vemos que aquello no podía sostenerse mucho tiempo.
ReplyDeleteEn mi profesión notamos la crisis en sentido contrario, no hay gente para contratar y andamos sobrecargados de trabajo. Es extraño.
Besos Pachi.
De todos modos, me ha encantado tu descripción, tiene talla tu comentario. Recojo esa idea más lúcida de Krugman que dice: "Ahora estamos ante la realidad. Y esa es quizás la única cosa positiva: ya no nos engañamos".
ReplyDelete¿Querrá la sociedad española debatir esto? Una oportunidad para dejar de creer en fetiches, bolas de cristal y salvadores circunstanciales (de todo habrá) y que seamos capaces de coger el toro por los cuernos. Pero para dirigirnos ¿a dónde? ¿A una refundación del capitalismo? ¿A algo más allá que sonará utópico pero que volverá a plnatearse como posible y necesario?
Preguntas de un empleado ante el libro de la vida hic y ahora.
Aunque el panorama es descorazonador, se puede y se debe actuar. Lo que no podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados y lamentarnos. Nuestro Gobierno debe reaccionar.
ReplyDeleteUn abrazo, amigo.
El Nobel Krugman es uno de los dieciseis economistas reaccionarios estadounidenses premiados con el Nobel en lo transcurrido del siglo XXI. Este señor, ex-consejero de Ronald Reagan, entre otras lindezas, ha venido a Europa como enviado de sus compañeros de derechismo para hacer terrorismo económico y restar apoyo internacional a las reformas moderadamente progresistas que Barak Obama trata de realizar en su país y en la economía global.
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