Me parece que fue así: el tiempo nos hizo.
La acumulación de nuestras lágrimas.
Y nuestra materia porosa, empapada
destila hoy una humedad antigua
que, ignorándolo, se fue adueñando y ya rebosa.
¿Con qué lágrimas creceré mañana?
Gracias te doy mi Dios por tanto dolor sufrido:
por el camino del deseo llegó el amor.
Hoy lo recibo como cosecha de una muerte
repetida.
(Éste sí mío)
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Enhorabuena.
ReplyDeleteMe gusta.
ReplyDeleteA mí también. Un beso.
ReplyDeletees muy bonito. un sentimiento compartido.
ReplyDeleteEl dolor, el sufrimiento, forma parte de la vida. Lo queramos o no ahí está para interrumpir nuestro camino, para desesperarnos, para trastocar nuestros planes, para demostrarnos que no podemos con todo, que no podemos hacer proyectos porque en un momento se desbaratan y es que no está en nuestra mano decidir si tenemos que sufrir o no, nos viene dado de propina, desgraciadamente, y como dice el dicho "las desgracias nunca vienen solas".Entonces surgen las dudas, "¿habremos hecho algo para merecer todo esto?", nos preguntamos. Craso error, el dolor no es un ajuste de cuentas, tampoco es una prueba para ver nuestra resistencia, no es más que parte de la vida, que tiene cosas buenas y otras no tan buenas, malas o pésimas. No existe explicación para ello. Que todo esto te ayuda a crecer como persona es indudable, o te destruye o sales fortalecido, no queda otra. No me gusta el dolor, ni el mío ni el de los otros, pero ya que no podemos evitarlo conviene tenerlo en cuenta para mejorar como personas si ello es posible. Me gusta mucho la imagen del ave Fénix que resurge de sus propias cenizas.
ReplyDeleteFrancisco, el texto muy profundo, está muy bien. Me ha gustado. Saludos