A veces tengo que pelearme con mi propio perfeccionismo. Llego tarde. No he preparado suficientemente el tema que debía exponer... Son situaciones que me crean ansiedad. Quisiera ser más brillante, hacer las cosas mejor. Para hacer frente a esa tentación he copiado la siguiente cita: "Hoy la gente se da cuenta de que lo divino es la propia suciedad del mundo, porque el mito de la perfección se ha acabado. Nadie quiere ser perfecto, lo que queremos es ser contradictorios" (Salvador Pániker).
El mito de la perfección se acabó. La perfección, lo apolíneo, lo racional, lo lógico, nos ha machacado demasiado. La vida no es así. Nietzsche, el vitalista, recordó que en la antigua Grecia, anterior a Sócrates, lo apolíneo tenía el contrapeso de lo dionisíaco. La razón el contrapeso del mito. Nuestro Dios es un Dios "encarnado", hecho hombre, que -como tal- acoge al hombre en su imperfección.
Me repito estas ideas: La verdadera sabiduría consiste entre otras cosas en descubrir y aceptar nuestros límites. Pero, la verdad, cuesta aceptar nuestras limitaciones.
Como ese impresionante "Niño de Vallecas" de Velazquez, en el que la humanidad se muestra desvalida. ¿Imperfecto? Humano. Con toda la dignidad del hombre.
Vicente Aleixandre tiene un poema al Niño de Vallecas. Recuerdo que comienza así:
ReplyDeleteHay veces que ser humano es difícil
se nació casi al borde...
Eso es lo que me impresiona: la herencia que llevamos cada uno...esa limitación que nos impide alcanzar nuestros deseos. La realidad y el deseo. Soy yo, con diez talentos, con cinco talentos, con un único talento...dónde enterrarlo. Qué pocos de nuestros sueños están a nuestro alcance y, sin embargo, qué responsabilidad para con quien tiene menos talentos todavía. "Comprendo por mi dolor que otros sufren", dijo Cernuda. Y sí, hay que ser indulgentes con nuestra propia incapacidad de alcanzar lo que quisiéramos. Un abrazo, desde esa misma limitación, aceptada, sí.
A veces me aterra no ser perfecta para los demás. Yo conozco mis defectos, mis limitaciones. Les he cogido cariño a lo largo de los años. Y creo que es lo que me hace humana y distinta y espero que sean esos detalles con los que se queden la gente que me quiere.
ReplyDeletePero no puedo evitarlo, me siento incomprendida y muy pequeña cuando siento que las miradas lejanas, que quisiera tener más cerca, sólo ven la superficie imperfecta.
Y espero, con los años, poder alejarme más aun de esa inercia a parecer perfecta.
Francisco, Barcelona está espléndida. Cuando sale el sol, la cera central de la Gran Vía es un sitio estupendo para pasear... Sobre todo el sábado por la tarde, que apenas hay gente, y la que hay, va despacio. A veces, sin embargo, llueve. Entonces la ciudad se complica, y se hace difícil salir del Metro cuando fuera te espera por sorpresa una ducha de agua fría sobre el asfalto. Tras las ventanas, en el Paseo de San Juan, a las nueve o las diez de la noche, se percibe esa luz de recogida, de día acabado, de silencio después de la batalla, que tanta falta nos hace a los guerreros sin coraza.
ReplyDeleteLa realidad es ésta... y al deseo es difícil darle nombre.
Un abrazo sin límites.
Pero no sé si hay salmonetes en la Boquería... Antes compraba allí, pero ahora ya no puedo. Y créeme que lo hecho de menos.
ReplyDeleteBadly: eres perfecta. Así como eres. Irrepetible ¿y si lo creyeras así? ¿Cómo cambiaria tu vida si lo creyeras de verdad? Un beso.
ReplyDeleteInnes, qué gusto de tenerte aquí. Subiré al Tividavo (te daré), para verte. En Travesera de les Corts te espero. En esa esquina. Y en la Pedrera, subiendo a la azotea, contemplaremos el cielo de Barcelona. Estáte ahí. Con tus amigos y amigas. En la Ciudad Condal. Leo la Vanguardia y La Contra: allí nos encontraremos cada mañana. Un beso mi niña.
ReplyDeleteAceptar que uno se equivoca, que uno no puede con todo, que uno es imperfecto es duro, muy duro, y sin embargo, es lo que nos salva, es lo que nos humaniza, es lo que nos hace disculpar los errores en los demás, entenderlos, aceptarlos e incluso apreciarlos. Pero sí es duro saberse imperfecto, no puedo negarlo.
ReplyDeleteQué razón tiene javazquez cuando dice: "deberíamos ser más piadosos con nosotros mismos". Deberíamos, deberíamos, deberíamooooossss...
Saludos