Un solterón (Unamuno lo cuenta) se enamoró de una joven profesora de piano: "Cuando nos casemos, tocarás para mí. Será maravilloso", le dijo embelesado. "Eso no -contestó ella-. Yo me caso para dejar de tocar el piano".
Sí, poco romanticismo ¿verdad? Yo lo veía así antes. Pero también él quería tener SU pianista particular. Eso no es amor. Yo antes me identificaba con él, con su desilusión, y la mujer me parecía fría, pero ahora no: hay que preguntar a los demás qué quieren, qué es para ellos el amor, o qué esperan de la vida...Creo que debería haber muchas mujeres sinceras como ella (otra se casaría primero y luego haría lo que le pareciese). ¿No crees? Un saludo para tí de bienvenida a mi blog.
Ah, les femmes. El día que entendamos, y aceptemos, que entre nosotras también las hay así, tal vez las demás caminemos más ágiles.
ReplyDeleteUn saludo.
Sí, poco romanticismo ¿verdad? Yo lo veía así antes. Pero también él quería tener SU pianista particular. Eso no es amor. Yo antes me identificaba con él, con su desilusión, y la mujer me parecía fría, pero ahora no: hay que preguntar a los demás qué quieren, qué es para ellos el amor, o qué esperan de la vida...Creo que debería haber muchas mujeres sinceras como ella (otra se casaría primero y luego haría lo que le pareciese). ¿No crees? Un saludo para tí de bienvenida a mi blog.
ReplyDeleteSí, Francisco, tienes razón. Es la segunda vez hoy que me aportas una segunda mirada.
ReplyDeleteUn saludo.