Hoy he paseado con un amigo por la calle. Era la noche. Nos hemos contado la vida. Le he hablado de una amiga que tengo en Irún, de la que suelo acordarme. Le conté sobre el libro que he leído estos días, "Corazón tan blanco", en el que Javier Marías habla de la necesidad de conservar los secretos en la vida de pareja: la palabra es un hecho, cuando es dicha, y entonces ya no puede volverse atrás: "He hecho el hecho", dice Macbeth (he dicho la palabra). Como amigos que somos, valoramos la palabra, poder decir la palabra que a otros no decimos (que a nosotros mismos no nos atrevemos a decirnos). También dice Marías que amagar, anticipar las cosas, proyectarlas, impide muchas veces su realización, y así es bueno pensar en matar y proyectar el asesinato, para que el puñal rasgue el aire y no la carne (pensar en suicidarse salva muchas veces del suicidio, dijo alguien). Lo no dicho, lo no hecho, queda en el campo no punible de la imaginación, pero llevarlo allí al menos es llevarlo a la conciencia.
El secreto -con uno mismo- (lo que empuja por hacerse visible); la complicidad -con uno mismo- (el juego de mirar lo que nos asusta como si no nos asustase). Bienvenido obscenario.
ReplyDeletePara darte las gracias por el comentario que hiciste en mi desolado Blog. Cada vez que alguien me dice: "Te contare algo, pero esto es entre tu y yo", entonces digo: "sabes que, mejor no me cuentes nada". Esto de dos veces, con provecho y gran placer, desde lei Corazon tan balco. Dijo el maestro Borges: "Lo que no se percibe, no tiene porque existir."
ReplyDeleteUn abrazo.